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Viajaban en un Focus rojo. Habían superado los enfrentamientos y escaparon por una red de túneles subterránea en las alcantarillas, pero su huida se vio frustrada por elementos de la Policía Federal.

Hace exactamente un año un tuit del presidente Enrique Peña Nieto presumía el operativo: “Misión cumplida: lo tenemos. Quiero informar a los mexicanos que Joaquín Guzmán Loera ha sido detenido”.

Seis meses de investigaciones lograron ubicar al líder del Cártel de Sinaloa en el Triángulo Dorado, punto estratégico para organizaciones del narcotráfico ubicado en Sinaloa, Durango y Chihuahua.

Más de seis horas duraron los enfrentamientos. Más de seis horas en las que los elementos de las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena), de Marina Armada (Semar), así como de la Policía Federal no abandonaron la batalla.

Joaquín Guzmán Loera no viajaba solo, su jefe de escoltas, Orso Iván Gastélum Ávila, El Cholo, también fue detenido.

Ante el temor de que integrantes del Cártel de Sinaloa realizaran acciones para rescatar a su líder, policías federales decidieron llevar a los detenidos al Hotel Doux en espera de refuerzos.

En las frecuencias de radio de la Policía Federal se dio una alarma sobre un convoy con personas armadas que se dirigía al hotel; nadie se dejó sobornar ni intimidar.

Tres meses antes un operativo similar falló el objetivo. El Chapo Guzmán fue visualizado en Pueblo Nuevo, Durango, pero autoridades desistieron de un enfrentamiento porque el capo usó como “escudo humano” a una mujer y una niña.

Las pistas que tuvo la Procuraduría General de la República (PGR) para localizar a El Chapo fueron la pretensión de realizar una película autobiográfica y su excesiva afición por los túneles.

En el operativo de recaptura cinco sicarios perdieron la vida, seis resultaron lesionados y un elemento de la Marina fue herido.

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