Norma Patricia Rincón abraza a su bebé y lo acerca a su seno para alimentarlo en público, como lo haría cualquier mamá. Se llama Víctor y llora fuerte, recio, en clara señal de apetito. “Su nombre significa victoria. Lo eligió su hermano porque dice que él salió victorioso”, cuenta la mujer.

No son cualquier madre e hijo, sino la primera historia periodística de una mexicana que narra cómo vivió su embarazo tras haberse contagiado del virus del zika. Y de cómo Víctor nació saludable con un peso de 3.124 kilogramos, medio metro de estatura, medidas cefálicas promedio, más un examen físico-anatómico postparto (conocido como Apgar) cuya calificación fue 9.9 de un puntaje máximo de 10.

Norma Patricia tiene 38 años de edad y desde hace tiempo anhelaba ser madre por segunda ocasión.

Había regresado de pasar las fiestas navideñas en su natal Chiapas, con su mamá y hermana. Cursaba la semana 19 de embarazo cuando despertó en su casa en la Ciudad de México con fiebre, ronchas, dolor corporal, de cabeza y conjuntivitis.

Era 3 de enero y el médico particular al que acudió no supo distinguir si los síntomas eran de chikunguya o zika.

Ante la duda, el doctor recetó el tratamiento que ambas enfermedades tienen en común: paracetamol y pomada para ojos.

“Llamé a mi mamá por teléfono y sin rodeos me diagnosticó zika, porque ella había pasado por la enfermedad. Me negué a creerlo. ¿Viajamos más de 20 personas a Chiapas y el mosco le pica a la embarazada?

“Usé repelente, bloqueador, tomé vitaminas; aun así, fui la única contagiada. Me dijo que descansara y tomara las medicinas porque en 10 días sanaría”.

La mañana siguiente, junto con su esposo, escuchó en radio y televisión la campaña que inició la Secretaría de Salud (Ssa) para que las embarazadas tomaran precauciones ante el piquete del mosco Aedes aegypti que causa esta enfermedad, y que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), causa probables malformaciones fetales como microcefalia.

Preocupada, acudió el 6 de enero a su clínica del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) donde primero le diagnosticaron chikunguya, para después realizar una prueba epidemiológica, la misma que 22 días después (cuando los síntomas de la enfermedad ya habían desaparecido), corroboró el diagnóstico de su madre y el error del médico.

Esa misma mañana, resultado en mano, llegaron a su trabajo un epidemiólogo alarmado acompañado de un médico. Pidieron hablar con ella y en privado le dieron la mala noticia.

Ofrecieron ayuda para la interrupción del embarazo y, además, le notificaron que la entonces secretaria de Salud, Mercedes Juan López, le enviaba saludos.

Norma Patricia rechazó el aborto y como contrapropuesta los mensajeros ofrecieron atención eficaz durante el resto del embarazo en el Instituto Nacional de Perinatología (INPer), a donde la trasladaron.

Zika: Primera embarazada con bebé sano
Zika: Primera embarazada con bebé sano

La paciente se convirtió en la primera embarazada con zika, residente en la Ciudad de México, pero en virtud de que el contagio sucedió en el estado de Chiapas, los médicos la catalogaron estadísticamente dentro de la cifra de enfermas encinta en aquel estado.

“Parecía conejillo de indias en observación, desde el principio se enfocaron en el cerebro de Víctor con ultrasonidos estructurales”, relata.

Sólo permaneció allí cuatro semanas, puesto que de manera inexplicable, funcionarios del ISSSTE la recontactaron para disculparse, ofrecer atención y seguimiento de primer nivel a su caso en el Centro Médico 20 de Noviembre donde, mediante una cesárea, nació Víctor el 22 de junio.

En medio de la emergencia sanitaria internacional que la Organización Mundial de la Salud anunció el 1 de febrero pasado, aunado a la alarma que se encendió en México, esta madre cuenta que dos cosas le permitieron tener ventaja sobre el zika y las probables consecuencias en su hijo quien, para aquellas fechas, era todavía un feto en desarrollo.

La primera fue su profesión. Ser maestra de niños con discapacidad le ayudó a que aceptara inmediatamente junto con su familia, que si su bebé nacía con capacidades diferentes sería recibido y amado igual que su primer hijo.

La segunda fue que el diagnóstico médico, en lugar de causarle un shock emocional, la empujó a cuestionar toda la información que recibía para saber exactamente dónde estaba parada. Por eso, durante los 10 días que estuvo en cama en enero, investigó por internet y encontró que mucha información relacionada con la microcefalia no estaba confirmada.

“Mis hermanos son investigadores, biólogos, y eso me permitió tener acceso a otro tipo de datos, porque el zika no necesariamente trae las consecuencias con que nos han bombardeado en los medios, las campañas que difundieron no eran de prevención, sino de miedo.

“Yo pude tener contacto con otras mujeres chiapanecas embarazadas que también se enfermaron y cuyos bebés nacieron sin ninguna discapacidad. Por eso rechacé el aborto, porque me ofertaron algo que no estaba comprobado. Respeto a quien tome una decisión así, pero yo añoraba tener a mi bebé”.

Víctor nació sin ser portador del virus. El rastreo serológico que se le practicó tras su parto, mostró que su madre fue la única portadora.

“El niño nunca dio manifestaciones de alteraciones neurológicas” explica el doctor Fernando Escobedo, quien encabeza el servicio Materno-Fetal del Centro Médico 20 de Noviembre del ISSSTE.

“Sus reflejos eran completos. Siendo feto, desde el séptimo mes de su gestación, a través del abdomen de la madre se realizó un estudio estructural de su cabeza y cuerpo.

“Se midió toda su anatomía para determinar alguna correlación con microcefalia. Pero todos los controles arrojaron que su crecimiento era normal”, señaló el especialista.

Paradójicamente, mientras él crecía sano, su madre enfermó en el último trimestre de diabetes gestacional, infección de vías urinarias y herpes oster, mismos que fueron atendidos por los especialistas.

El médico cuenta que incluso en esta situación —que la llevó a estar más tiempo hospitalizada— Norma Patricia siempre mostró muy buena actitud.

“Víctor estuvo en el mejor cunero, en el sentido administrativo del hospital. Y si hipotéticamente en el futuro llegara a padecer microcefalia, no sería como consecuencia del zika, sino por otro padecimiento viral diferente”, precisa el jefe del Servicio Materno-Fetal del Centro Médico 20 de Noviembre del ISSSTE. .

Escobedo refiere que en caso de que el bebé viaje a Chiapas y sea picado por el del mosco Aedes eegypti, podría enfermarse de zika. Y no sólo eso, Norma Patricia también podría contagiarse nuevamente.

Zika: Primera embarazada con bebé sano
Zika: Primera embarazada con bebé sano

Hace un mes este hospital recibió una segunda paciente embarazada con virus de zika. Una mujer oaxaqueña con 16 semanas de gestación, cuyo cuadro de salud se complicó por problemas cardiacos y embarazo ectópico.

“En su momento realizaremos los mismos estudios que a Norma Patricia, por ahora no podemos dar más detalles de este caso, porque está en un momento crucial.

“Muchas mujeres llegan al Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE con la esperanza de que corrijamos el problema que traen, pero la realidad es que hacemos lo que está en nuestras manos, porque aquí no es el cielo ni San Pedro está allá adentro”, afirma Escobedo mientras señala hacia el quirófano.

Por el zika, la maestra Rincón fue la embarazada mejor cuidada en la Ciudad de México en un hospital público federal. Ella misma lo reconoce y actualmente vive con los ocasionales dolores musculares que el virus dejó en uno de sus brazos.

“Nada de cuidado, cuando me viene es como un entumecimiento que se quita con el calor del movimiento”, describe mientras sonríe. Su vida profesional sigue entre sus clases y alumnos especiales; su vida personal, entre su familia e hijos.

Lo único que Norma Patricia lamenta es que otras mujeres no reciban la misma atención que ella y Víctor sí tuvieron.

“Me atendieron perfectamente en el Hospital 20 de Noviembre. Estoy consciente que ocurrió así por la alerta que dieron las autoridades. Si no, me hubieran tratado como una embarazada más, o como a las mujeres de mi pueblo a quienes no les practicaron ninguno de los estudios que yo tuve.

“A ellas sólo las mandaron al Centro de Salud a pedir paracetamol para los dolores”.

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