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Guadalajara, Jal.— Una vuelta al mundo, a las atrocidades y a las dictaduras, a los exilios y a las migraciones, pero desde luego también a la literatura, fueron asuntos revisados por el escritor rumano Norman Manea en su discurso de recepción del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, la máxima distinción que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que ayer dio inicio.

El intelectual aseguró que el mundo actual enfrenta no sólo las contradicciones de una modernidad rápida y cambiante, sino también las nuevas contradicciones y los nuevos conflictos de la actualidad: la energía revanchista de Rusia, el desarrollo dinámico de China, las crecientes migraciones desde Oriente y África hacia Europa, la oscuridad belicosa y glacial de Corea del Norte e Irán.

“La rutina está cada vez más revestida de los principios democráticos en muchas partes del mundo incluido Estados Unidos. Necesitamos más que nunca lucidez y coraje, solidaridad y sabiduría. Me atrevo a decir el consejo de la página escrita que inspiró en tiempos difíciles a nuestros antepasados”, señaló el escritor ensayista nacido en 1936.

Ante invitados especiales que compartieron la mesa inaugural, entre ellos Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010; el escritor Fernando del Paso; José Narro Robles, secretario de Salud, en representación del Presidente de México, y Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entre otros, Manea planteó una reflexión:

“¿Dónde podemos encontrar el lugar de la cultura y la literatura bajo el asalto de la vulgaridad, el comercialismo y las maniobras políticas del mundo contemporáneo?”. La respuesta la dio él mismo, al contar que los cautivos en campos de concentración sobrevivieron leyendo a la luz del candil y las velas a León Tolstoi y Fiódor Dostoievski.

El encargado de entregar el galardón a Norman Manea fue el secretario de Salud, José Narro Robles, en representación del presidente de México, Enrique Peña Nieto.

El premio no fue entregado por Rafael Tovar y de Teresa, secretario de Cultura, quien con la representación presidencial da el reconocimiento, ya que no llegó. Narro explicó que si no asistió fue por “tener que atender un asunto personal urgente”. Tampoco estuvo el secretario de Educación Pública, Aurelio, Nuño, pero sí llegó apurado el secretario de Salud, desde Toluca.

Cuando se le preguntó a Comunicación Social de la Secretaría de Cultura cuáles eran los motivos por los que el secretario Tovar y de Teresa se ausentó, la respuesta fue “contingencia familiar, se nos informó”.

Raúl Padilla, presidente de la FIL, le envió un saludo a Tovar y de Teresa y celebró la presencia de Narro. Luego Padilla centró su discurso en los 30 años de historia de la feria y en América Latina, invitada de honor a esta trigésima edición de la FIL.

Dijo que en tiempos en los que en muchos países del mundo renacen los nacionalismos y la xenofobia, cobra nueva vigencia el planteamiento de Carlos Fuentes, en el sentido de que la continuidad lingüística y cultural de América Latina debe servirnos para blindar a nuestras sociedades contra los nacionalismos hoy imperantes.

“Ante el debilitamiento de la unidad de Europa, que retrocede intimidada por el terrorismo y la migración, y frente al supremacismo racial y el neonacionalismo que ha generado un clima de exclusión y proteccionismo xenofóbico en Estados Unidos México y América Latina deben mandar una señal inequívoca, primero de unión, y después de unidad, para enfrentar con éxito los tiempos por venir”, destacó Padilla.

La feria arrancó con las palabras de Alberto Manguel, quien tuvo a su cargo la semblanza de Norman Manea, de quien afirmó que “es un escritor esencial para nuestra alocada época” y que la ironía y la lucidez de su voz es central, porque está “recordándonos nuestras tragedias e inutilidades”, además de resaltar que su estilo es elegante e inesperado y su obra trata temáticas profundas con inteligencia y un sentido del humor oscuro.

Durante nueve días, y a lo largo de 34 mil metros cuadrados, la feria que se creó en el año 1987 y es organizada por la Universidad de Guadalajara, espera superar los 800 mil visitantes. Ofertará más de 400 mil títulos de 2 mil editoriales, de 44 países en 23 lenguas distintas.

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