En el medio del espectáculo, la producción de series, de cine o en la música existen voces que defienden la exposición de temas relacionados con el crimen organizado y la forma de operar del narcotráfico, frente a los que consideran que con ello se cometen delitos que debieran tener penas mayores en la ley.

Hay quienes argumentan que su trabajo artístico es de mera representación de historias ficticias, por lo que la acusación de que se comete un crimen o se hace apología lo consideran una forma de limitar la libertad de expresión. Pero para los especialistas en temas de seguridad, de los medios de comunicación y sociólogos la aplicación de la legislación es imparcial, “amañada”, porque uno de los propósitos de la libertad de expresión es no alterar el orden público ni provocar una acción directa para cometer ilícitos.

Todos los que participan en esas producciones tendrían que hacerle frente a la ley que en México castiga eso con jornadas de trabajo o una fianza, señalan.

Gerardo Ortiz fue detenido en Jalisco acusado de apología del delito, luego de que en su video musical Fuiste mía interpretara el asesinato de una mujer por haberle sido infiel.

Aquella historia audiovisual podría ser cualquier escena de alguna narcoserie, narconovela o película que hable sobre violencia o el crimen. Para actores, productores e intérpretes el caso ha resonado. Walter Doehner, director y productor de La Reina del Sur, comentó que el tema es algo completamente subjetivo.

“Si piensas en el cine siempre se han tratado temas espinosos y todo está en el resultado de lo que dices o tratas de contar. La apología del delito es un concepto que se puede utilizar para decir: ‘No hagan ese tipo de comentarios’, porque eso ayuda a que los jóvenes crean que el crimen lleva a una mejor vida.

“Tendría que ver con una cuestión educativa, pero que legalmente se te pueda acusar por hacer apología del delito es absolutamente subjetivo, ¿a partir de qué? Yo estoy contando una historia de ficción. Es muy loco que se construya una figura legal alrededor de eso, porque estás tocando la libertad de expresión”, dijo.

La definición de apología del delito hace referencia al elogio, alabanza y solidaridad pública de un hecho criminal declarado como tal por parte de las autoridades.

Para Tenoch Huerta, actor que ha participado en producciones como Escobar: paraíso perdido o Mexican Gangster, le parece una reacción de miedo: “Resulta que los actores, haciendo una película, fomentamos la violencia y no un presidente que no crea empleos, secretarios de Estado que criminalizan la protesta, ciudadanos que usan el poder para hacerse ricos y luego son impunes. De lo que tienen miedo es que, a través de nuestro trabajo, se ponga la atención en verdades incómodas”.

Los histriones dijeron que las producciones de televisión y cine son entretenimiento y que su labor en ellas es darle vida a personajes en una ficción. Por ejemplo, Bárbara del Regil está en las grabaciones de Rosario Tijeras, una de las asesinas más famosas en el mundo del narco colombiano.

“La serie sí trata del narcotráfico, de gente mala y buena, como es en el mundo real, y aquí no estamos apoyándolo. Grabamos una serie, creo que es algo que a la gente le divierte, lo demás no sé, estamos haciendo un trabajo bien bonito. De chiquita la violan y matan a su mejor amiga. Es entretenimiento”, expresó.

Walter Doehner, director y productor de La Reina del Sur, declaró: “No podría haber malos en las historias, serían muy aburridas. Conceptualmente sí hay productos que sirven para la apología del delito y, si lo piensas, la moda del narcocorrido existe mucho en el sur de Estados Unidos. En esos videos los criminales aparecen como algo bueno. Sí es complicado, pero no puede ser una figura legal; no te pueden acusar de hacer apología del delito.

“Lo veo con lo de Kate, ¿de qué la pueden acusar?, quería hacer una película con El Chapo y tú dices: ‘Perdón, pero, ¿ella qué delito cometió?’. El que los realizó fue El Chapo. Cuando no cumplen con su chamba es buscarle tres pies al gato.

“Es un gobierno que quiere censurar. A mí no creas que me gusta un producto en donde hablan bien de los narcos, estamos sufriendo por ellos y luego los presentan como gente inmune a los balazos. Habría que tener cuidado, pero el público elige lo que quiere ver.

“Le echan la culpa a la ficción y no a la realidad. Espero que no lleguen a tanto [tener que protegerse antes de hacer contenidos], declaró.

Eduardo Amer, actor que interpreta a El Bebote, sicario en Señora Acero, dijo: “Mi personaje es uno de los sicarios y es la mano derecha de los jefes. Todo esto es entretenimiento, son historias que tenemos que contar y no creo que sea correcto que dejemos de narrar relatos que son reales”.

Juan Ignacio Aranda, actor en El señor de los cielos, señaló: “El programa es una apología de la vida, del sexo y las drogas, de un pinche cabrón loco que agarra las armas y se siente el señor del cielo. No está bien. Tampoco Obediencia perfecta, que habla de los pederastas en la Iglesia. Pero no por mostrar cosas malas, no vamos a contar una historia.

“Hay cosas que debemos censurar, como no permitir una escena con una menor de edad, yo censuraría los puestitos de periódicos en las calles, en los que se muestra sexo”.

Alejandro de la Madrid, Ignacio Miravalle en El señor de los cielos, indicó: “Ojalá uno pudiera decidir con sus personajes hacia qué rumbo llevarlos, porque a los escritores de pronto se les van las cosas”.

—¿Sabías que existía este delito?

—No. En Estados Unidos, en CSI a los actores no se les cuestiona tanto por el hecho de lo que están diciendo, porque es una parte del entretenimiento; sin embargo, en este país, como en el mundo entero, el entretenimiento lo decide el público. El compromiso de los actores ahora es trabajar con una verdad muy profunda, aunque no estés de acuerdo.

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