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A bordo de 34 camiones llegaron ayer refuerzos para el plantón magisterial en la Plaza de la Ciudadela, provenientes de Chiapas. Se trata de alrededor de 3 mil 200 profesores que vienen a sumarse a los cerca de mil que se encontraban en la capital y que hoy participarán en la movilización popular que pretende llegar al Zócalo de la Ciudad de México.

Desde la noche del jueves comenzaron a salir de Chiapas 34 vehículos que transportaban a profesores, padres de familia y simpatizantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), para reforzar el plantón de la Plaza de la Ciudadela que los inconformes mantienen desde el pasado 26 de mayo.

La Secretaría de Seguridad Pública de la capital confirmó que, con la llegada de este nuevo contingente, hay 4 mil 400 personas en el campamento magisterial para lo que será la movilización planeada de hoy.

El problema comenzó alrededor de las 06:30 de la mañana, cuando los profesores llegaron a los límites de la Ciudad de México por la autopista México-Puebla; ahí los esperaban policías antimotines con instrucciones de no dejarlos pasar.

Llegó un momento de tensión, alrededor de las 10:30 de la mañana, cuando los profesores se bajaron de los camiones con la intención de continuar a pie ante la imposibilidad de hacerlo en vehículos.

El conflicto se disipó cuando los líderes magisteriales y las autoridades de seguridad negociaron la entrada de la caravana vehicular, la cual fue escoltada por policías de la Ciudad de México hacia el plantón de la Ciudadela. Ahí comenzaron a organizarse e instalar sus carpas y tiendas de campaña. Los maestros, algunos de ellos con más de 18 horas de viaje, se tras- ladaron desde sus municipios de origen en las 17 regiones de Chiapas.

Con la llegada de más docentes, quienes se quedarán por un periodo de entre una y dos semanas para relevar a sus compañeros que llevan varios días en la Ciudad de México, el plantón de la Ciudadela se notaba mucho más vivo; las filas en los comedores comunitarios (que organizan los profesores con donaciones y la cooperación económica de sus compañeros) eran largas y el olor de los guisados salía de las carpas: en una de las tiendas de Michoacán, por ejemplo, se preparaba ceviche de soya y arroz, y en el comedor de enfrente, sobre la calle de Enrico Martínez, en otra olla se freían taquitos de papa.

Aunque las tiendas están amontonadas sobre las banquetas, jardineras y la plaza de la Ciudadela, uno de los factores que permite distinguir que el plantón ha crecido es cómo se extienden a lo largo de la calle; así, el jueves las tiendas colocadas sobre la calle de Emilio Dondé se extendieron desde Balderas hasta Enrico Martínez; mientras que las carpas instaladas sobre Enrico Martínez fueron colocadas desde Tolsá hasta Ayuntamiento.

Los maestros tienen programada para hoy su actividad más numerosa de la semana para la cual aún esperan la llegada de más camiones provenientes de los estados de Oaxaca y Chiapas, los cuales, de acuerdo con liderazgos consultados, comenzaron a salir desde la noche del jueves a las 23:00 horas, aproximadamente.

Con ellos, los profesores esperan marchar del Ángel de la Independencia al Zócalo, donde pretenden hacer un llamado a la sociedad para que se “autogobierne” y al mismo tiempo expresar la exigencia al gobierno federal de que instale una mesa de negociación con la disidencia magisterial, para discutir la reforma laboral.

A pesar de que las secretarías de Educación Pública (SEP) y de Gobernación han insistido en que sólo se podrá dar el diálogo con la Coordinadora cuando los maestros acepten levantar el paro nacional indefinido y reconozcan la aplicación de la reforma educativa (con todo y evaluaciones para el ingreso al servicio educativo y de desempeño a los profesores que se encuentran frente a grupo), los miembros de la disidencia magisterial sostienen que conseguirán instalar su mesa a base de movilizaciones y reforzar el plantón.

Entre las casas de campaña, los tendidos de plástico, los “diablitos” para cargar sus teléfonos celulares y las regaderas improvisadas sobre las jardineras (que se alimentan del agua y las cisternas de la plaza, y cuyo uso tiene un costo de cinco pesos), el olor que expiden los guisados y los baños portátiles se mezcla con el de la desconfianza y la desesperación, puesto que los profesores están cansados de que su imagen pública sea la “de gente floja y corrupta que no quiere trabajar”.

Hasta el momento existen dos versiones. Una es la que presenta el gobierno federal en la cual el paro se limita a mil escuelas en Chiapas, Michoacán y Oaxaca; en la que 4 mil 300 profesores serán cesados por faltar a clases; y los líderes magisteriales son encarcelados por corrupción y desvío de millones de pesos.

En el discurso de los maestros disidentes todas las escuelas de sus entidades están cerradas, los padres de familia sostienen el paro y nadie dejará que los profesores sustitutos que preparó la SEP lleguen a dar clases o abran los planteles en donde la CNTE tiene su fuerza, que se gestó hace 36 años en el estado de Chiapas y tiene su máximo bastión en Oaxaca.

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