La Plaza de Toros Vista Alegre. Resulta difícil imaginar que en plena esquina de la Calzada de San Antonio Abad y la Avenida del Taller, existía una plaza de toros y que en ella actuó Cantinflas.

La Plaza de Toros Vista Alegre, homónima de una que se encuentra en Bilbao, España, se inauguró el 29 de octubre de 1933 con un cartel que incluía a Julián Pastor, Arturo Álvarez El Vizcaíno y Edmundo Maldonado El Tato, anunciándola como “la antesala de la plaza de El Toreo de la Condesa”.

EL UNIVERSAL del 30 de octubre del mismo año narra la desgracia de El Tato Maldonado, quien minutos después de iniciar la corrida inaugural, fue cornado por un toro que le provocó heridas de gravedad. “El torero se levantó con la intención de proseguir con su labor, pero le fue imposible y en brazos de los monosabios fue conducido a la enfermería”.

“Una parte distintiva del mundo taurino es que los toreros son muy cabalísticos y supersticiosos y el accidente inaugural de la plaza se convirtió en el motivo principal para tenerle mala fe”, comenta a EL UNIVERSAL el cronista de la zona, Héctor Mancilla, miembro del Grupo Tultenco.

Al paso de los años, la plaza presenció el debut de varias personalidades de la tauromaquia nacional como Carlos Arruza y del célebre cómico Mario Moreno Cantinflas, como torero bufo.

El 7 de noviembre de 1937, EL UNIVERSAL anunciaba una “monumental novillada” en la plaza; sin embargo, un día después se leía: “Un gran alboroto se produjo la tarde de ayer. El público protestó airado por la mansedumbre de los seis novillos que se lidiaron, habiendo llevado las cosas a verdaderos extremos, ya que causaron destrozos a la gradería de la plaza, así como en el ruedo y en los callejones”. Tras este incidente se dieron por terminadas las corridas en la plaza, lo que propició su desmantelamiento y eventual desaparición.

Curiosamente, el nombre de este lugar quedó plasmado para siempre en la vecina colonia Vista Alegre.

Establecida como tal el 4 de mayo de 1935, la colonia Vista Alegre fue creada originalmente para una comunidad española que habitaba principalmente la zona centro de la capital, por eso hasta la fecha algunos de sus edificios tienen nombres como Guadalquivir, Manolete, Sevilla, Grijalva, Macarena, etcétera. “Dos de las aficiones más arraigadas de la comunidad eran las corridas de toros y el futbol, motivo por el cual se construyeron la Plaza de Toros Vista Alegre y el Parque Asturias”, comentó Mancilla.

Parque Asturias. Este palacio del balompié fue edificado por el Centro Asturiano de México y tuvo su primer partido al mediodía del 1 de marzo de 1936, en un duelo en el que el equipo local, el Asturias, venció al equipo brasileño Botafogo ante una afición de cerca de quince mil personas.

Uno de los choques clásicos era el disputado entre el Asturias y “el equipo del pueblo”, el Atlante. Dicha rivalidad fue llevada a las pantallas en la cinta Los hijos de Don Venancio, donde aparece Horacio Casarín, ídolo necaxista del momento, jugando para ese equipo.

El domingo 26 de marzo de 1939, el Parque Asturias fue incendiado por los aficionados, después de controvertidas decisiones arbitrales, durante el partido entre los equipos Asturias y Necaxa por el título. El árbitro del encuentro fue el célebre Fernando Marcos. Hoy, en el lugar donde estuvo aquel estadio de madera, se encuentra una tienda de autoservicio, pero el nombre Asturias lo conservó la colonia vecina.

De lugares y nombres. No cabe duda que cada colonia encierra historias que esperan ser contadas, personajes y lugares que han desaparecido y cuya efímera existencia quedó plasmada en algún sitio. Basta salir a las calles y descubrirlas.

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