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La Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) tiene en su agenda diversos proyectos para enfrentar los retos del siglo XXI. Entre ellos, trabaja en un plan maestro integral para proyectar en qué se convertirán las 710 hectáreas de los terrenos del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) una vez que esté en funcionamiento la nueva terminal aérea.

En un foro de EL UNIVERSAL, Rosario Robles Berlanga, titular de la Sedatu, explica las iniciativas más importantes que lidera, que no sólo apuestan a la mejora de infraestructura, sino a la creación de un entorno que impacte a cada familia, a la comunidad, al país.

Detalla que para el proyecto en el AICM se contrató a urbanistas de una empresa española, que se encarga de remodelar el municipio de Bilbao, España. Se prevé que en un año se presenten los avances para consolidar un plan integral en el que existan vialidades, vivienda y áreas verdes.

A fin de “no discutir públicamente”, la Sedatu ha invitado a los gobiernos capitalino y del Estado de México para la creación del proyecto integral de un desarrollo sustentable con la participación del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México para este fin.

En el plan de desarrollo del nuevo aeropuerto, la secretaria indica que se partirá desde una visión regional, que incluirá el destino de lo que se hará con los terrenos que ocupa la actual terminal.

La funcionaria afirma que no es una agenda política, sino un tema de visión de largo plazo y de desarrollo urbano y metropolitano, en el que deben participar los gobiernos involucrados. Lo que será el viejo aeropuerto, explica, tendrá partes que se usarán como vialidades para llegar al nuevo. Es el mismo concepto que se debe discutir de manera integral en el plan de desarrollo.

Robles Berlanga expone que frente al escenario de que las hectáreas del actual aeropuerto son federales y que el uso del suelo es facultad de la Ciudad de México, no se trata “de ver quién gana” sino de cuál es el mejor proyecto y por ello se busca involucrar a los dos gobiernos.

¿Nuestra nueva Ciudad de México está a tiempo para un rediseño?

—La Ciudad de México ha hecho esfuerzos importantes y los tienes que ir haciendo parcialmente. La ciudad tiene sus ciclovías y esquemas de transporte masivo importante. Es dentro de lo que cabe de lo más avanzado que tenemos a pesar de sus dificultades, lo que pasa es que estas iniciativas se han focalizado en la zona centro de la ciudad, en la delegación Iztapalapa no hay nada de este modelo.

¿Los terrenos del aeropuerto y el futuro de esas hectáreas puede ser la oportunidad de desarrollar o mostrar las virtudes de estos nuevos modelos?

—No se puede divorciar del que será el viejo aeropuerto del nuevo. El plan de desarrollo involucra a los dos, es una visión regional. No es correcto discutir desde la Ciudad de México. ¿Qué vamos a hacer con nuestras más de 700 hectáreas?, que por lo demás son de orden federal. Nosotros decimos esto: no es una agenda política sino un tema de visión de largo plazo y de desarrollo urbano y metropolitano. Involucra a la Ciudad de México y al Estado de México.

El plan, que es el que estamos trabajando, en lugar de andar en la alharaca y consultando a la gente sin saber todavía qué preguntarles, primero vamos a tener un plan maestro que permita ir generando la visión de lo que será toda esa región.

No se puede estar pensando en que dejó de ser aeropuerto y nos olvidamos de él, es la misma región, el mismo concepto y se tiene que discutir y planear en su integralidad el plan de desarrollo. Estamos trabajando con urbanistas destacados y una empresa española encargada de la remodelación de Bilbao, España.

¿Qué tan avanzado está ese plan?

—Estamos empezando. Nosotros llegamos, lo tomamos, estaremos presentando en un año un primer esfuerzo de un plan integral y lo que hemos dicho es que tenemos que incorporar a los gobiernos de la Ciudad de México y del Estado de México para la creación del plan. En lugar de andar discutiendo públicamente vamos a ponernos de acuerdo de cómo logramos que todo ese entorno, en donde habitan millones de personas, pueda ser realmente sustentable. Incluirá vivienda y, desde luego, será un pulmón para la capital.

Visión de futuro

La agenda de la Sedatu incluye el impulso para la elaboración de una nueva Ley de Asentamientos Humanos y otra norma que permita establecer esquemas de gobernanza metropolitana a mediano plazo.

Robles Berlanga advierte que la discusión de la Ley de Asentamientos Humanos “es tan polémica” como el debate que se presenta por el Mando Único policial, puesto que toca las atribuciones del municipio conferidas en el artículo 115 constitucional, sobre la facultad exclusiva para decidir sobre el uso de suelo.

La funcionaria federal explica que en los hechos, esto se manifiesta en una expansión desordenada, en corrupción y falta de planeación, porque el ayuntamiento no tiene la capacidad, incluso técnica, de definir con claridad el crecimiento sustentable de la ciudad.

La Sedatu respeta las atribuciones de las autoridades locales, pero apuesta por una política nacional rectora de desarrollo urbano y metropolitano, así como de ordenamiento territorial.

“Ahorita no tenemos dientes, pero queremos que la ley le otorgue a la secretaría ciertas facultades que le permitan regular cuando se infrinjan normas de resiliencia y sustentabilidad; he hecho el símil que así como tenemos una Procuraduría Agraria debemos tener una procuraduría urbana que tenga facultades de decirnos: ‘Aquí no puedes construir’, y eventualmente pueda controlar, entre otros problemas, la especulación del uso de suelo”, dice respecto a las modificaciones de las normas que busca consolidar.

Robles Berlanga también ha planteado a los legisladores actualizar la Ley de Armonización y Homologación de Registros de Catastros, para la adquisición de mayores recursos por parte de los municipios.

La Sedatu apoya a las mujeres a través del programa Ciudades Seguras para las Mujeres, Derecho a la Ciudad, que consta de caminatas nocturnas exploratorias por colonias altamente marginadas y con problemas de seguridad, en las que se escucha a los vecinos y se atienden —en los tres niveles de gobierno— sus principales demandas y necesidades para que puedan vivir en lugares más seguros y tranquilos.

En un intento por corregir el error del Infonavit al construir entre 2002 y 2012 un millón de viviendas con un solo cuarto, la secretaría emprendió el programa de Un Cuarto Más, el llamado Cuarto Rosa, que se traduce en la construcción de una habitación adicional, que tiene como objetivo mejorar los espacios y la calidad de las casas, así como combatir la violencia hacia las mujeres que proviene del hacinamiento.

Otro de los proyectos prioritarios es la rehabilitación de unidades habitacionales a través del trabajo conjunto entre la Sedatu, Infonavit y el Programa de Infraestructura, que busca rescatar los espacios públicos de inmuebles que tienen más de 10 años de antigüedad.

Para el programa el Infonavit aporta 500 millones de pesos para remozar sus unidades, y la Sedatu otros 500 millones para edificios que no fueron planeados en el esquema de vivienda de interés social.

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