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Niños y padres de familia que pudieron estar cerca del papa Francisco durante su visita al Hospital Infantil de México Federico Gómez, coincidieron en que su presencia les dio tranquilidad, paz y seguridad de que cualquier enfermedad que se tenga se puede enfrentar.

Ese es el caso de Evelyn Becerra, quien tiene leucemia desde hace tres años y a quien el Papa le regaló un rosario y le dio un beso.

La pequeña, quien ha tenido 101 quimioterapias, platicó sobre su experiencia de conocer a Jorge Mario Bergoglio: “Angélica [Rivera de Peña] le dijo al Papa que yo era una de las niñas que tenía cáncer, él me vio y me preguntó que si era así, yo le dije que sí, me tocó la frente y me dio un beso. Yo le dije que si podía visitar a las enfermeras y que si les podía mandar la bendición a todos los niños”.

María Elena Martínez, mamá de Evelyn, comentó que el Pontífice les dijo a los niños que ellos tenían el privilegio de estar aquí, de ser atendidos y queridos por sus papás.

Otro caso es el de Arturo de Jesús Pérez, de nueve años de edad, quien conoció al Obispo de Roma en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, donde le comentó que era un niño bueno con un alma buena. Ayer, en el Hospital Infantil de México, lo vio por segunda ocasión.

“Eres un doble pillo”, me indicó el papa Francisco cuando me volvió a ver, narró el pequeño Arturo de Jesús a EL UNIVERSAL.

“Yo le pedí [a Jorge Mario Bergoglio] que orara por mi abuelita, quien ya no puede caminar y que me firmara una fotografía de él. También le entregué un dibujo que yo le hice.

“El me preguntó que cómo se llamaba mi abuelita, yo le dije que María Teresa Sosa, y me dio para ella un rosario especial y pidió que le dijera que iba a orar por ella, también me regaló una foto de él para cuando orara me acordará de él”, relató el niño Arturo de Jesús.

El niño tiene asma bronquial severa. Su mamá explicó que tiene una bacteria que vive en el pulmón y que puede saturarle y provocarle que su corazón se paralice.

“Hace un año, por un minuto 45 segundos se paró su corazón, gracias a Dios lo pudieran sacar adelante los médicos y hoy está contento y alegre”, dijo Claudia Guillén Sosa, quien se contuvo para no llorar durante la visita del representante del Vaticano y de la presidenta nacional del DIF, Angélica Rivera de Peña.

Fátima Ramírez, de 13 años de edad, tiene un tumor en el cráneo imposible de curar. Ha sido sometida a 24 intervenciones quirúrgicas, explicó su mamá Dolores García.

Nosotros —comentó— regresamos de Estados Unidos y ella tiene un mes que es atendida en este hospital. “Queremos que el Papa le dé su bendición a nuestra hija, ella desafortunadamente está desahuciada, y es el último deseo de Fátima, ver al papa Francisco y poder saludarlo personalmente para que le de fuerzas y ánimo para seguir adelante hasta que sea la voluntad de Dios”, explicó Dolores sobre la importancia que tiene para su familia la visita del líder de la Iglesia católica a este hospital.

El religioso argentino recorrió el área de Oncología, saludó a los niños, rezó, los abrazó y los besó.

Afuera del hospital, sobre avenida Cuauhtémoc y calles aledañas la gente animada por la presencia del jerarca católico hacía “olas”, cantaba y echaba porras al papa Francisco.

Su visita finalizó a las 18:15 horas. Las actividades del hospital, por una hora 45 minutos, quedaron paralizadas. Después de que se fue el jerarca, la normalidad volvió.

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