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“Es muy triste y deprimente” que el ex presidente Vicente Fox Quesada “ya esté pensado en sembrar y cultivar marihuana, soñando en las enormes ganancias que esto le producirá. Le importa más el dinero que la salud de la sociedad”, consideró el obispo Felipe Arizmendi Esquivel.

Ayer, el prelado habló de la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de analizar la posible aprobación de la venta y consumo de marihuana, “no por razones médicas y terapéuticas, sino lúdicas, es decir, sólo por el placer de consumirla”.

Al abordar el tema a través de un escrito bajo el nombre de No a la marihuana, que leyó al final de su homilía, refiere que la legalización de la cannabis es “para evitar que su penalización y comercialización genere grandes negocios a los narcotraficantes”.

Otro de los puntos que critica dice que es para “no seguir la guerra declarada de nuestras autoridades contra este ilícito, y así evitar la muerte de muchas personas ajenas al asunto”.

El obispo Felipe Arizmendi Esquivel mencionó que otro de los argumentos para legalizar la venta y consumo de la marihuana, es que cuando “se despenalizó la venta y el consumo de alcohol se acabaron las mafias que se mataban unas a otras por controlar este negocio.

“Se argumentan conveniencias económicas y políticas, sin entrar en los corazones de quienes sufren estas adicciones ni profundizar más en sus raíces morales y familiares”, expone el jerarca religioso.

Pero “poner como ejemplo la venta y el uso del alcohol, es no advertir la gravedad del sufrimiento que causa el alcoholismo en los que padecen esta enfermedad y en su familia. No se han acabado las mafias del alcohol, aunque ahora aparezcan con nombres legales.

“Ciertamente se eliminó el gran negocio de otros tiempos que significaba su contrabando a gran escala, pero hoy sigue pasando lo mismo en menor medida”.

El obispo de San Cristóbal de las Casas insistió en que “las personas sensatas del pueblo mexicano estaremos siempre en contra de esa posibilidad, aunque los magistrados la aprobaran”.

Arizmendi Esquivel agrega que ignora “si alguno de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya sufrido los efectos de esta droga en uno de sus hijos o de sus parientes y amigos. No se lo deseo, de corazón. Se arrepentiría para toda su vida, pero ya sin remedio legal”.

El clérigo indica que quizá “los ministros puedan pagar grandes cantidades para encerrar a alguien adicto en un centro de rehabilitación, pero la mayoría no lo podría hacer y tendría que soportar y sobrellevar a quien se sienta ahora legalmente autorizado a embrutecerse”, explica el prelado.

“Quienes proponen que haya libertad para vender y consumir marihuana no se han puesto la mano en el corazón para comprender el embrutecimiento que sufren tanto los negociantes como los consumidores y, sobre todo, el dolor y desesperación de sus familias”, abundó.

Sin mencionarlo por su nombre, Arizmendi Esquivel criticó al ex Jefe del Ejecutivo federal, Vicente Fox Quesada: “Es muy triste y deprimente que un ex presidente de la República ya esté pensando en sembrar y cultivar marihuana, soñando en las enormes ganancias que esto le producirá. Le importa más el dinero que la salud de la sociedad”.

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