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Como cada fin de semana, el viernes 3 de junio de 2017 el bar Chicho’s, ubicado en ciudad Cuauhtémoc, comenzó a lucir abarrotado de chihuahuenses que buscaban un lugar para divertirse con sus amigos. Poco a poco las mesas se llenaron. El ambiente lucía relajado. Nada llamó la atención de los jóvenes que ahí se encontraban, según un testimonial al que EL UNIVERSAL tuvo acceso. Pero esa noche Chihuahua recordó sus peores días de violencia.

Los clientes iban en búsqueda de las famosas “caguamas”, consideradas como la especialidad de la casa. En el local se podían encontrar desde murales con temáticas de Nueva York hasta luces de color azul neón en el techo. Todo parecía combinar a la perfección con la barra de más de 10 metros con molduras de cocina integral. Los clientes se sentían como en una cantina popular. Lo que nadie sabía era que este lugar también era el favorito de integrantes del Cártel del Tigre.

El bar Chicho’s era uno de los puntos de reunión de los criminales bajo el mando de Julio César Escárcega, El Tigre, líder del grupo delictivo que mantiene operaciones en el noroeste de la entidad, el cual es una célula del Nuevo Cartel de Juárez, según información de Jesús Manuel Carrasco, fiscal de la zona. Las investigaciones determinaron que este sitio era un punto de venta de droga. Todo ocurría a dos cuadras de la presidencia municipal.

Treinta minutos después de la medianoche, la desgracia llegó a las calles de Segunda e Hidalgo, en el centro del municipio de Cuauhtémoc. Todo comenzó cuando un hombre descendió de un Malibú color dorado. Su rostro estaba cubierto por una capucha. Desde afuera comenzó a disparar con su rifle Ak-47. El primero en caer fue un joven que estaba en la banqueta, quién al parecer había salido a fumar un cigarrillo, de acuerdo con los datos de la investigación.

Después de los primeros disparos el arma se quedó atascada. Eso permitió que otros clientes lograran escapar. El atacante ingresó y abrió fuego de nuevo. El piso comenzó a teñirse de sangre. Mató a cuatro hombres y dos mujeres; además, otros 20 chihuahuenses que resultaron heridos. Las ambulancias y las áreas de emergencia no se daban abasto para atender a las víctimas. La paz en Chihuahua terminó de resquebrajarse.

“Lo que tenemos de los peritajes es que el sicario tenía información de que en el interior estaban integrantes del grupo de El Tigre y la mesa en la que se sentaron. Al parecer al llegar a la puerta vio a uno de ellos y le disparó. Después entró, pero no pudo ubicarlos y optó por disparar a todos. Sobre las seis personas que fallecieron, sabemos que todos eran inocentes. Ninguno estaba involucrado en drogas. Fueron víctimas circunstanciales”, aseguró un mando de la fiscalía a EL UNIVERSAL.

Al día siguiente, en un parque infantil, se encontró una manta en la que la organización de El Tigre se deslindaba de los hechos y aseguraba que el ataque había sido ordenado por Carlos Quintana, alias El 80, líder del grupo delictivo antagónico y con el que mantiene una pelea por el control de la región.

Hasta hace un año las dos bandas trabajaban juntas. El problema vino cuando sus cabecillas se pelearon. Desde ese momento comenzaron una serie de enfrentamientos que han dejado decenas de muertos.

Las autoridades aseguran que ya se han girado varias órdenes de aprehensión. Mientras tanto, el Chicho’s permanece cerrado. Sus puertas y ventanas quedaron pegadas con los sellos de clausura del gobierno municipal. Las clientas de la tienda de fajas que se ubica a un costado no dan crédito a que en ese sitio se registró un hecho que enlutó a seis familias y casi cuesta la vida de otros 22 clientes.

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