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El periodista mexicano Martín Méndez Pineda decidió compartir su “peripecia infernal” de búsqueda de asilo en Estados Unidos, la cual lo llevó a desistir de su esfuerzo y ser deportado a México el pasado 16 de mayo, tras más de tres meses en los que se le negó dos veces la opción de asilo, a pesar de ser evidente el peligro que corre su vida en México. El mismo riesgo que corre ahora al estar de nuevo en México.

“Soy un reportero en México. Mi vida está en peligro. Estados Unidos no me quiere dar asilo”, es el título de la columna del reportero de Novedades de Acapulco, publicada en la edición digital de The Washington Post. En ella, el reportero narra la “discriminación, abuso y humillación” vivida durante los más de 100 días en detención por la Patrulla Fronteriza.

Tras cruzar a pie la frontera y entregarse en El Paso, Texas, Méndez fue trasladado a tres centros de detención diferentes, en los que asegura vivió los peores días de su vida.

En la primera cárcel, por ejemplo, explica haber estado en barracones que compara con gallineros. “Honestamente, es el infierno”, describe.

Su caso llamó la atención de Reporteros Sin Fronteras, que trató de mediar por él, pero sin éxito: “Me di cuenta que no hay lugar en México donde pudiera ir sin temor a ser asesinado, de la misma manera que le ha pasado a compañeros”, explica el periodista de 26 años.

Según relata en la columna, recibió varias amenazas de muerte de autoridades policiales mexicanas, que incluso le persiguieron por diferentes regiones del país, tras haber informado sobre un accidente de tráfico de la Policía Federal, mientras realizaba su tarea periodística: “A pesar de tener una buena razón para temer por mi vida, los agentes de Estados Unidos rechazaron que me quedara. Y ahora vuelvo a estar en peligro”, señala.

Las vivencias en primera persona le habrían convencido de que el proceso de asilo en EU es “una broma a expensas de los inmigrantes”.

Durante su detención conoció a migrantes que llevaban “10 u 11 meses” en los trámites de asilo, soportando las “tácticas” para que desistieran de su intento. La principal, dice, era la separación de familias en la frontera, pues permiten a mujeres y niños salir de los centros de detención mientras esperan resolución y los hombres son procesados con altas probabilidades de deportación.

Según el Departamento de Justicia de EU, sólo se otorgó asilo a 3.6% de mexicanos que lo pidieron en 2016. Uno de cada cuatro desistió durante el proceso, a uno de cada cinco se le denegó de forma directa.

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