Todos hablan de él. Es poblano y le dicen El amigo del pueblo. Algunos comentan que Antonio quiere ser alcalde de Quecholac; otros dicen que quien se quiere aventar por “la grande” es su hermano Alejandro, pero ambos son queridos en Palmarito Tochapan.

Las autoridades identifican a Antonio Martínez, El Toñín, como el autor del ataque a los militares el pasado 3 de marzo. Los pobladores mencionan que no es la persona que dicen.

Hasta hace unos años era campesino dedicado a la zanahoria y lechuga; tiene dinero por herencia y les da regalos a las mujeres.

Por ejemplo, el Día de las Madres les llegan vajillas, pero antier las mujeres no corrieron con esa suerte, porque nadie sabe dónde está.

Informes de inteligencia señalan que utiliza varias camionetas iguales para que no ubiquen en cuál va; su centro de operación es Quecholac, principalmente Palmarito.

De él poco se sabe, no se tiene foto, pero cuenta todo el apoyo del pueblo y lo quieren para presidente municipal, ya sea Antonio o su hermano Alejandro.

Las mujeres lo siguen, lo cuidan porque les abrió una clínica de mastografía que da el servicio de manera gratuita. Se las ganó.

El problema en Palmarito era Gustavo Jiménez Martínez, El Vieja, operador de El Bukanas, que se metió para quitarle la zona de ordeña. El pueblo lo sacó porque todos están con El Toñín.

Es violento —según las autoridades— pero además convenció a la población de que lo que pasa por sus tierras les pertenece y por eso es que están con él.

Aunque en la localidad lo niegan, autoridades lo ubican porque el pasado 3 de mayo utilizó a las mujeres para que se colocaran en la primera línea junto con sus hijos para que no dispararan los militares.

En Palmarito circulan camionetas. Está la Lobo, la Lincoln u otro modelo: son halcones de El Vieja que permanecen en el lugar, y los habitantes siguen con la incertidumbre de que pueda regresar, por eso están con El Toñín.

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