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México debe hacer una inversión “mayúscula” para asegurar a los dreamers que sean deportados por Estados Unidos una educación de calidad, no sólo un espacio en el sistema público, afirma el director de Educación y Habilidades de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Andreas Schleicher.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el investigador alemán dice que no se considera “pesimista” sobre las oportunidades de México en caso de que el gobierno de Estados Unidos decida cancelar los programas de intercambio estudiantil entre ambos países.

Afirma que con los cambios hechos al sistema educativo nacional a través de la reforma en la materia, será posible, una vez que su implementación opere enteramente, alcanzar los niveles promedios de la OCDE en los próximos 20 años.

¿Hay riesgo para los programas de intercambio estudiantil entre México y Estados Unidos?

—No soy pesimista. El mundo se está interconectando cada vez más y si bien el intercambio estudiantil tal vez no sea tan frecuente con Estados Unidos, habrá muchos países que reciban a los estudiantes mexicanos. Si las universidades mexicanas preparan bien a sus estudiantes, éstos tendrán muchos lugares también. De igual manera, si México continúa construyendo buenas universidades, podrá seguir recibiendo estudiantes.

¿Cuál será el impacto en el sistema educativo con la posible deportación de miles de dreamers?

—México va a tener que hacer una inversión mayúscula en las habilidades de estos jóvenes para asegurarse de darles buenas oportunidades educativas, aunque ha sido bastante exitoso en este tema. En el año 2000 muchos jóvenes no tenían acceso a la educación universitaria y eso ha cambiado. México sabe cómo “escalar” el tamaño de su sistema educativo.

En 2011 calculó que a México le tomaría 50 años alcanzar el promedio de la OCDE en la prueba PISA. ¿Con los resultados de 2015 siguen siendo los mismos años?

—Me parece alentador el nivel de progreso en las escuelas con mayores desventajas; la brecha de inequidad en el logro académico se ha ido cerrando. Pero si México quiere equipararse a los sistemas educativos más avanzados del mundo, aunque la reforma ha sentado las bases para mejorar la calidad y la inclusión del sistema. El tema es la implementación.

Pero en términos de años, ¿cuántos nos faltan?

—Me parece que en 20 años.

Es difícil creer que después de 15 años de estar en el fondo podremos alcanzar a nuestros socios.

—Mira el lado positivo: ahora la educación es más inclusiva, las escuelas más pobres tuvieron mejoras importantes. Lo mejor que podría hacer su país cuando venga el cambio de gobierno es dar continuidad a la reforma educativa. Y te lo digo así: ni más tecnología ni más infraestructura van a salvar su sistema, necesitan seguir construyendo mejores docentes.

¿Qué nos ha faltado? ¿Por qué no podemos mejorar?

—Tienen una forma muy irregular para elegir a sus maestros, pero eso está cambiando. Ha faltado tener más modelos a seguir para los docentes. No hay que subestimar a los maestros mexicanos. Algunos necesitan apoyo, pero deben dar a los maestros un papel preponderante en la sociedad.

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