Primo del ex alcalde de Iguala José Luis Abarca, el ex director de Seguridad Pública de ese municipio, Felipe Flores Velázquez, supo colarse en las administraciones perredistas como encargado de seguridad pública.

Moreno, bigotón, robusto, era un hombre que tenía el control de la ciudad, incluso andaba sin escolta y viajaba en transporte público. Los domingos se le veía en el mercado comprando pápalo quelite, una de sus hierbas preferidas.

“Porque no le debo a nadie, no tengo que andar acompañado”, decía Flores, quien rechazaba cualquier parentesco con Abarca. Quienes tuvieron contacto con él dicen que era una persona de trato abierto. En público no se mostraba como jefe autoritario, pero “decían que era un cabrón”.

Su paso por la cartera de Seguridad de Iguala estuvo marcado por la polémica, desde la administración de los perredistas de Lázaro Mazón en su primer periodo como alcalde en 1996, hasta el mandato de Abarca.

Flores es investigado por el asesinato de seis personas y la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, el 26 de septiembre de 2014.

De acuerdo con la PGR, la organización criminal Guerreros Unidos, brazo del cártel de los Beltrán Leyva, tenía una red de complicidad con autoridades de Iguala, Cocula e Ixtapan de la Sal, que implica tanto a funcionarios de la administración como a policías locales.

Guerreros Unidos entregaban de manera semanal o mensual entre dos y tres millones de pesos a las autoridades municipales, y con ese dinero se pagaba la nómina de los policías.

Flores fue el encargado de las fuerzas policiacas la noche de la agresión a los normalistas, cuando presuntamente los policías entregaron a los jóvenes al grupo Guerreros Unidos.

Pero a Flores también se le relaciona con el asesinato del dirigente social Arturo Hernández Cardona, como lo señala en una declaración notariada Nicolás Mendoza Villa, uno de los sobrevivientes del secuestro realizado 30 de mayo de 2013.

Según las versiones, el autor material de ese crimen fue Abarca, que llegó acompañado por Felipe, su secretario de Seguridad, quien supuestamente fue testigo presencial de los hechos.

A mediados de junio de 2013, Abarca, su esposa Ángeles Pineda y Felipe Flores se ampararon ante el Juzgado Noveno de Distrito con sede en Iguala, señalados por la desaparición y asesinato de Hernández Cardona, Félix Rafael Bandera y Ángel Román Ramírez.

Además del ex secretario de Seguridad Pública, con Abarca trabajó Elías Flores Velázquez como contralor del ayuntamiento.

Elías fue “cesado” del cargo el 6 de noviembre de 2013, por “ajustes” derivados entre síndicos y regidores. Pero otras versiones señalan que el hermano del encargado de la seguridad en Iguala tuvo diferencias con Abarca porque “no quiso alinearse” a lo que mandaba el edil.

Los meses previos al ataque contra los normalistas, Felipe Flores cambió por completo. Del hombre bonachón, dicharachero, se transformó en un funcionario de difícil acceso, encerrado en su oficia. Contadas ocasiones se le veía en el mercado de compras.

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