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En México no hay aplicación de justicia y sí un índice muy grande de casos de homicidios no resueltos, por lo que la Iglesia católica espera el esclarecimiento de los hechos que derivaron en el asesinato de dos sacerdotes en Poza Rica, Veracruz, afirmó Alfonso Miranda Guardiola, secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

En entrevista telefónica con EL UNIVERSAL, Miranda Guardiola dijo que en la Iglesia católica hay “consternación y dolor” por la muerte de los curas de la Diócesis de Papantla.

Destacó que los sacerdotes también sufren el clima de violencia en el país. “Hay un sentimiento de completa consternación, hay dolor en la Iglesia católica. Desafortunadamente no logramos llegar a resultados, o a encontrar la verdad de los casos y por tanto no hay aplicación de justicia; insisto, en esto del clima que estamos viviendo, no podemos solamente responsabilizar ni al gobierno, ni a una parte, o a otra”, afirmó.

Comentó que los ministros de culto trabajan en barrios violentos donde atienden a la población, por lo que “no podemos traer ni guardaespaldas ni chalecos antibalas, ni nada por el estilo, simplemente salimos a hacer nuestro trabajo”.

Para el secretario general de la CEM, Guerrero, Chiapas, Michoacán, Veracruz y Tamaulipas son los estados “más fuertes” donde los ministros de culto corren más riesgo para ejercer el sacerdocio. Refirió que el Centro Católico Multimedial registra en los últimos tres años 15 homicidios contra religiosos. “También se habla de que México es el país más peligroso del mundo para ejercer el sacerdocio, son cosas bastante graves”.

¿El gobierno federal ha sido efectivo en la procuración de justicia de los sacerdotes y de la población en general?

—Es un asunto no solamente del gobierno, sino de valores, de educación, de la familia. El gobierno, la autoridad con la suya, la sociedad con la parte que le corresponde, pero sí estamos asistiendo a un clima que a veces, como ahora, se recrudece.

¿Cómo piensa responder el Episcopado ante esta agresión?

—Necesitamos una reeducación de nuestro pueblo, no confrontaciones, necesitamos unirnos, vencer nuestras diferencias, trabajar por nuestro progreso para que haya menos gente en las calles sin trabajo y la inculcación de los valores en las familias. La Iglesia seguirá con su trabajo de construir valores para llegar a la paz. Estamos llamados a reconciliarnos y a vivir como hermanos. En este caso [el de los curas asesinados] la investigación sigue para llegar a la verdad. De la autoridad esperamos el esclarecimiento de los hechos y la aplicación de la justicia contra los responsables.

Esta no es la primera vez que ocurre una agresión contra algún sacerdote. ¿Qué les han dicho las autoridades?

—En Tamaulipas, Veracruz Guerrero, Morelos y Michoacán han habido todos estos crímenes, no nada más en los pasados tres o cuatro años, sino desde hace 10 o 20 años ha habido una cifra en incremento. La autoridad y la sociedad tenemos que poner medios para que esto disminuya. Hay un sentimiento de completa consternación, sí tocaron nuestras fibras de hermanos nuestros y hay dolor en la Iglesia católica de nuestro país.

¿Se han esclarecido los casos?

—Los sacerdotes secuestrados y desaparecidos en Tamaulipas hace cuatro años siguen igual, sin tener la verdad ni la claridad de lo que sucede. En Guerrero el sacerdote que fue encontrado en una fosa, desconozco si fue esclarecido. Desafortunadamente en nuestro país no logramos llegar a resultados y por lo tanto no hay aplicación de justicia. Esto es parte del clima global que estamos teniendo, no podemos solamente responsabilizar al gobierno ni a una parte o a otra.

¿Advierten impunidad en estos casos contra los sacerdotes?

—Más que impunidad, los sacerdotes somos parte de la sociedad, el índice de casos no resueltos es muy grande en la nación. Hace falta hacer muchas cosas, mejorar los sistemas de investigación, los sistemas de procuración de justicia, pero también la cultura que se nos está enviciando y se nos está envileciendo, si no hacemos algo por mejorar la cultura nacional vamos a seguir en estos mismos órdenes.

¿Hay algún llamado al gobierno federal para el tema de la seguridad de los sacerdotes?

—El llamado es a sumarnos con el gobierno y que cada quien cumpla con su tarea y sobre todo no hacerlo solos, porque si se deja que uno haga todo no es adecuado. El gobierno tiene que hacer su parte y la sociedad la propia.

¿Hay molestia con el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto? Hemos visto expresiones públicas por la iniciativa del matrimonio igualitario.

—Estamos como todos los ciudadanos, transitando en este país tan necesitado de apoyo, de ayuda, de trabajo, de esfuerzo de todos, corresponderá a la población que es quien lo ha elegido y cada quien, cada parte como la Iglesia tendrá que responder a Dios y a la sociedad de lo que realice. Nosotros seguimos de cerca y de la mano con el pueblo, padeciendo, sufriendo y viviendo con él lo que atraviesa cada día a nivel político, a nivel familia. La Iglesia es un actor más de este país, no podemos ser invisibilizados e ignorados, sufrimos, padecemos, lloramos y sangramos como todos en este país.

¿Cuántos sacerdotes han sido secuestrados, blanco de la inseguridad o desaparecidos?

—Tenemos básicamente los reportes del Centro Católico Multimedial que habla de 15. El reporte tanto de la Iglesia Perseguida como reportes de libertad religiosa nos habla de estos índices de 14 o 15 sacerdotes en los últimos 4 o 5 años, 25 en los últimos 10 años. Hay quien habla de 56 sacerdotes en los últimos 20 o 25 años.

¿Tomarán medidas adicionales para evitar estos atentados?

—La semana pasada en Monterrey tuvimos un curso de capacitación para Diócesis en conflicto o en situación de violencia, vinieron los obispos de Chiapas, Guerrero y de Morelia, estamos esperando una retroalimentación de parte de ellos, una especie de manual de ideas que puedan darnos en todo el país para manejarnos con mayor cuidado ante la violencia.

¿Han detectado estados donde corran más riesgo los ministros de culto?

—Guerrero, Chiapas, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, hay más, pero esos son los más fuertes.

¿Cuál ha sido el motivo por el que se dan las agresiones?

—No te podría decir ahorita un factor común, te podría señalar el caso de Veracruz, en noviembre de 2013: otros dos sacerdotes fueron atacados en Tuxpan. Se repite la historia, son agredidos dentro de la parroquia, son asesinados y hablamos de sacerdotes que están cumpliendo con su deber. En este último caso también [los curas de Papantla], el motivo que se conoce ahorita es el robo del dinero que tenían para remodelación y para otras compras en domingo, cuando se realizan las colectas en las misas es cuando en este caso sucede el atraco. No digo que sea el único factor, el económico, puede haber más factores.

¿A qué atribuyen el incremento de estas agresiones?

—Hay muchos organismos que están monitoreando esta situación a nivel mundial, sería importante acercarnos con ellos para descubrir si hubiese alguna cosa particular contra la Iglesia católica. Se habla de persecución en muchas partes del mundo y no quiero descartarlo, aquí también hay una persecución religiosa contra las iglesias en general, hay que estudiar el caso.

¿Si fuera por persecución religiosa a qué factor se debería?

—Hay múltiples razones, algunas de ellas son los sacerdotes, estamos en todos los rincones de este país, en muchos lugares están los focos rojos, el sacerdote tiene que hacer su trabajo, tiene que predicar, hablar de justicia.

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