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La inseguridad es el principal problema público que enfrentan los habitantes de 30 urbes latinoamericanas, entre ellas la Ciudad de México, una situación que junto con la falta de servicios e infraestructura urbana confinan a gran parte de la población a permanecer en sus hogares, de acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

A ese problema se le suma en el segundo lugar de la lista, la inequidad en la calidad de vida de las ciudades intermedias, que crea pobreza de ingresos, y como tercer obstáculo está la falta de calidad en los servicios de salud.

En el documento Voces emergentes, percepciones sobre la calidad de vida urbana en América Latina y el Caribe, que publicó el BID, se explica que para los ciudadanos encuestados los aspectos que mejor puntaje tienen en cuanto a las 18 dimensiones de la vida urbana que se consideraron son: drenaje, energía, educación, saneamiento, vivienda y agua.

En total se incluyeron ciudades de 12 distintos países, en el caso de México se tomaron de referencia la Ciudad de México como megaciudad y a La Paz, Campeche y Xalapa como localidades que son parte de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles.

Respecto a la inseguridad, el estudio advirtió que no es resultado de la imaginación de las personas el que sea el principal problema, sino que tiene antecedentes reales que justifican este hecho, como el que Latinoamérica ostenta las estadísticas más violentas en homicidios, con 25 por cada 100 mil habitantes, casi cuatro veces más que el promedio global. Además de que 41 de las 50 ciudades más peligrosas del mundo están en América Latina.

Para los investigadores que revisaron las encuestas aplicadas en la región, el problema de la inseguridad “pone en evidencia la existencia o inexistencia de un conjunto de respuestas públicas a cuestiones muy diversas”.

Por ejemplo, la inseguridad tiene que ver con la equidad en la distribución del ingreso y la posibilidad de disfrutar empleos de calidad; los niveles de acceso de adolescentes y jóvenes a los servicios públicos; falta de servicios urbanos integradores; la calidad profesional de los servicios policiales, judiciales y penitenciarios; el rol de los medios de comunicación, y las políticas de promoción cultural de entornos no violentos. La inequidad es el segundo factor que merma la calidad de vida en las ciudades intermedias.

“En ninguna ciudad de las relevadas, la capacidad de ahorro alcanza a un tercio de la población… 17 de 24 ciudades muestran una población con muy baja suficiencia económica”.

Existe también una sensación de inestabilidad laboral, 60% de los entrevistados se manifestaron preocupados o muy preocupados por perder su empleo en el futuro inmediato.

En materia de salud, la mitad se expresa satisfecho con los servicios, ese indicador parece una constante en muchos servicios públicos esenciales; “una barrera invisible se ha construido a lo largo del tiempo, y el acceso es muy restringido para muchos sectores”.

La falta de servicios urbanos provoca que menos de 25% de los entrevistados haga uso frecuente del espacio público, lo que “denota muchas insuficiencias: miedo ante la inseguridad, falta de inversiones en mobiliario y equipamiento urbano, falta de espacio urbano suficiente para satisfacer las múltiples actividades que pueden llevarse a cabo en él”. Por ello, más de tres cuartas partes de la población parece confinada a sus hogares y a la vida privada.

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