En México deben existir por lo menos tres condiciones para que se pueda legalizar la marihuana: un ente regulatorio federal, control de capitales en empresas legales que produzcan la droga y vigilar el financiamiento a políticos para evitar que los cárteles legalicen sus fondos, afirmó Edgardo Buscaglia, académico de la Universidad de Columbia, quien advirtió que pese a la legalización el crimen organizado no desaparecerá y la violencia continuará.

“Hoy en México no existen estas condiciones, no cuenta con ese andamiaje institucional, si busca el cambio hoy, simplemente tendrá una regulación mafiosa de la droga, por lo que va a terminar con más delincuencia que antes y con más muertos”, señaló en entrevista con EL UNIVERSAL.

Dijo que la violencia, así como las muertes, continuarán e incluso aumentarán, porque los grupos criminales mexicanos compiten por entrar con sus capitales a mercados ilegales y legales con ayuda de empresarios y políticos corruptos, por lo que asesinan para lograr esa penetración.

Buscaglia destacó: “A mí me preocupa que ministros de la Suprema Corte generen distorsiones jurídicas, que simplemente se dediquen a crear resoluciones que no tienen apego a la realidad institucional mexicana. Hay que tomar las cosas en serio y no pensar que la legalización de las drogas psicoactivas es un dogma religioso o un eslogan que debe adaptarse técnicamente”.

Con la legalización de la marihuana sin condiciones apropiadas, expresó, en México lo grupos criminales tendrán una razón más para competir con violencia, “no nos creamos la teoría de regular la producción y el consumo de drogas, porque de la teoría a la práctica hay muchos muertos, cuando no se tienen instituciones”.

¿Cuáles son las condiciones que deben existir en México para que se pueda dar la regulación de la marihuana?

—Por lo menos tres condiciones básicas: un órgano regulador federal con un rol muy importante que realice una campaña de mayor penetración nacional, de prevención, para difundir los efectos que tiene sobre la salud cualquier tipo de droga, así como establecer barreras más elevadas para impedir que menores de edad las compren, incluyendo cigarros o alcohol.

Bajo estas condiciones preventivas, el próximo paso es asegurarse de que en México comiencen a funcionar los controles de capitales que entran al mercado legal de las drogas psicoactivas, como la marihuana.

El tercer elemento que debe darse para que ésta política de legalización y regulación de la marihuana no tenga efectos nocivos es el control de la corrupción, por lo tanto deben existir claramente controles patrimoniales en los financiamientos de precampañas, así como campañas políticas, porque es ahí donde los grupos criminales que se quieran meter a los mercados legales de esa droga van a actuar.

La gente puede preguntarse, ¿qué tiene que ver la corrupción política con él cultivo, consumo y producción de la marihuana? Es muy simple: los políticos y sus amigos mafiosos se asignan los mercados a sí mismos, comienzan a usar los vacíos regulatorios para que se esté vendiendo veneno en forma de marihuana, por lo tanto tenemos que asegurarnos que los controles regulatorios no se vean violados por corrupción política empresarial.

Insisto, la delincuencia organizada va a producir a menor costo y menor precio de venta, pero se estaría legalizando a los grupos criminales y abriéndoles un mercado de más consumidores que antes, comprarán más tierras para cultivar marihuana, distribuirla, tener negocios minoristas, por lo que terminan generando más ingresos que antes.

De cumplirse estas tres condiciones México puede explorar la introducción de un modelo: el uruguayo, portugués, el del estado de Washington o el de Colorado, pero se tienen que dar esas condiciones previas para que no terminemos con más muertos.

¿La legalización-regulación de la marihuana desaparece a los grupos criminales como algunos opinan?

— En ningún país del mundo regulando las drogas, legalizando la marihuana, te vas a deshacer del Cártel de Sinaloa, que es una multinacional envuelta en cientos de mercados legales e ilegales en 58 países del mundo; entonces, no hay ningún tipo de fundamento científico que certifique que los grupos criminales se debiliten por la legalización de las drogas, simplemente porque baje el precio de la marihuana.

De hecho, el costo de la marihuana o el de la cocaína refleja el riesgo de producir de manera ilegal, cuando se legaliza la droga el precio disminuye porque muestra el menor riesgo, como lo hace un empresario legal, y se abre un canal de lavado de dinero para los grupos criminales.

En México el diálogo lo atiende gente que quiere hacer negocios y lo disfraza de debates de política pública, por lo que hay que tener cuidado porque toda droga psicoactiva tiene consecuencias sobre la salud, y especialmente en el consumo de los niños, como sucede con el tabaco en el país.

Por lo tanto, es un debate de salud pública que hay que adoptar con gente seria y de manera formal, no como se está haciendo ahora. El Estado mexicano debe aproximarse a este problema de manera responsable, y cuenta con gente de primer nivel en la UNAM, médicos, toxicólogos, siquiatras que han tenido jerarquía internacional que pueden opinar con más peso.

Para los que están entusiasmados con este tema, lo que sí abogaría es que se despenalice todo consumo de drogas psicoactivas en México, que es algo muy diferente, para eso no hay que esperar tanto, y quitándole la discrecionalidad a la policía que decide quién es consumidor o no.

¿Por qué habría más muertes y mayor violencia con la legalización-regulación de la marihuana?

— Porque los grupos criminales mexicanos compiten por entrar con sus capitales a mercados legales e ilegales. Los ilegales los conocemos, extorsión, fraude, contrabando, piratería; y en los mercados legales se meten a través de empresarios y políticos corruptos, por los cuales asesinan para entrar con sus capitales sucios para lavarlos.

Por ejemplo, piensa que políticos corruptos con sus empresarios ligados al Cártel de Sinaloa entran a Durango y quieran controlar las plantaciones de marihuana, pero después llega otro grupo delincuencial cómo Los Zetas y quieran tener ese lugar, empieza la competencia por ese mercado legal: asesina a los empresarios, a políticos, a empleados, a los distribuidores que apoyan al Cártel de Sinaloa para colocar a los suyos e inicia el baile de la violencia otra vez, pero ahora por competir en mercados legales. La corrupción política empresarial genera violencia no solamente por el tema de drogas.

¿En términos de muertes?

—Por más que se legalice la marihuana esa violencia ocurre, el hecho de que un producto sea legal no quiere decir que la delincuencia organizada desaparezca, los grupos criminales van a seguir su modus operandi incorregible de asesinar y corromper como hacían antes, pero ahora en los mercados legales. Entonces, lo importante es limpiar a los mercados legales de marihuana de capitales sucios, de políticos sucios que repartan contratos entre sus empresarios, limpiar a México un poco y después adelante con la regulación de las drogas psicoactivas legales e ilegales.

¿No hay garantía de que las organizaciones criminales, de México y otros países, salgan de la producción de marihuana si ésta se legaliza-regula en este país?

—Si México mejora el ámbito regulatorio institucional, va a imponer a la delincuencia organizada internacional un costo-país muy alto, que es lo que queremos para que traigamos capitales limpios, no sucios.

Los grupos criminales van a los países en donde el costo-país es muy bajo, como México, como Nigeria, y por tanto invierten porque las instituciones están colapsadas y no hay riesgo de que los capturen pues existe mucha impunidad, como es el caso de este país.

¿El consumo regular de marihuana puede provocar escalar a drogas mayores? ¿Qué riesgo puede implicar si no se regulan otras drogas?

—Propongo que se regulen todas las drogas, incluyendo la heroína, y deben estar completamente sujetas a la previsión del Estado y de médicos para proveerlas, incluso como mecanismo de gestión de la adicción, pero siempre en un marco de tratamiento.

En Portugal, por ejemplo, si a una persona adulta adicta que consume psicoactivos se le somete a una comisión administrativa, le dan opciones de tratamiento, eso México aún no lo ha explorado para evitar que los consumidores pasen de drogas blandas a otras más duras y que con eso se tengan problemas de salud pública más graves.

Todo ese mecanismo de regulación incluye la formación de una comisión de asesoramiento de naturaleza administrativa, no judicial, que esté al servicio de la gente que se determine que consume drogas, y en secuencia cada vez más tóxicas.

Está muy bien que, por un lado, todo lo que se produzca sea regulado por el Estado para asegurar la calidad, para comprobar que el componente de la marihuana del THC sea el adecuado y la gente no esté consumiendo basura que dañe más allá de lo que una droga psicoactiva lo hace.

El Estado tiene que asegurarse, por otro lado, que la gente conozca los efectos sobre su salud, por más que el daño sea menor como en el caso de la marihuana que afecta la memoria, el cuerpo, la gente tiene que conocer ese efecto. Los adultos pueden fumar o consumir droga libremente, pero con toda la información que se tiene, y ahí veo que el Estado está pasivo.

Se promueve el modelo de Uruguay, ¿por qué debería considerarse?

— Es el más positivo, el más coherente, de ahí a que Uruguay lo logre implementar existe un largo trecho. Si el Estado monopoliza la producción, garantiza la calidad de la planta del cultivo, la distribución, genera limitaciones importantes para que los menores no la consuman, los lugares de expendio para venderlos son regulados y el control patrimonial; es mucho más coherente este modelo que el holandés.

El prototipo holandés, en el que se puede comprar marihuana en un café, termina generando un mecanismo legal de consumo, que subsidia a los grupos criminales que producen la droga. La idea es que la oferta y la demanda, tal como lo acaba de empezar Uruguay, sean reguladas paralelamente. En el proceso seguro va tener problemas de demanda excedente que la delincuencia organizada va a seguir proveyendo, entonces tendrá el conflicto de ajuste.

En México, ¿podría aplicarse el modelo uruguayo?

—No, tampoco el modelo de Colorado, ni el de Washington por los grandes agujeros regulatorios que se tienen; en Estados Unidos los gobiernos estatales regulan todo esto, y en México el gobierno federal va a tener que intervenir mucho más por los agujeros legales y corrupción que existen. Si en el país se quisiera hacer algo por el estilo debería ser más centralizado, darle concesiones a los privados para producir marihuana. Bajo las condiciones actuales sería invitar a que el capital sucio se incorpore al flujo del mercado legal de la marihuana, y subsidiando la delincuencia organizada.

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