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Ex consejeros electorales del extinto IFE y del INE, así como distintos académicos, salieron en defensa de los actuales integrantes del Consejo General del máximo órgano electoral del país ante las críticas que han tenido por la fiscalización que hicieron de las pasadas elecciones, que incluso han solicitado su renuncia.

Entre los personajes que defendieron al órgano electoral están los ex consejeros presidentes: José Woldenberg y Leonardo Valdés; las ex consejeras Jacqueline Peschard y María Marván. Así como Rolando Cordera, Raúl Trejo Delarbre, Julia Carabias, Marta Lamas y Salomón Chertorivski, entre otros.

El desplegado, que se titula “En defensa del INE”, acusan una campaña desatada, afirman, desde el oficialismo, la Iglesia, así como comentaristas y sus distintas organizaciones contra los consejeros del organismo.

En su carta de ocho puntos, los defensores del INE describen que hay un acoso a la autoridad electoral y es parte de la estrategia de partidos, poderes e intereses involucrados. Y por otro lado, el juicio al árbitro depende de los resultados. “Allí y donde se gana, la autoridad no representa problema; allí y donde se pierde, se le impugna todo y ahora, incluso, se clama por su renuncia”.

Recordaron que, el pasado martes, el presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa, afirmó que su confianza en las autoridades electorales depende de que el Tribunal Electoral rectifique las resoluciones del INE.

Pero explicaron que no hay leyes, reformas constitucionales, ni instituciones que sustituyan al compromiso democrático. Además, dijeron que el compromiso de los actores es previo a las reglas de la competencia, a respetarlas y cumplirlas.

“Pero mientras la queja y la denuncia sean el centro de las estrategias [algunas veces fundadas, la mayor parte artificiales y por pura búsqueda de publicidad política] los propios partidos seguirán construyendo excusas para no dar el salto —por fin— hacia el centro neurálgico de la cultura democrática”, se apunta en la carta.

Definen que el aceptar la derrota, o mejor, el reconocimiento de la victoria del contrario, esa cualidad que “vamos a necesitar cada vez más por el imparable aumento de la competitividad electoral y la fragmentación de la representación.

“Por diversas razones, el INE trabaja con una legislación embrollada y con notables vacíos; además, se le han depositado tareas de extrema complejidad [a veces ajenas a su propia naturaleza] que han saturado el trabajo electoral. La fiscalización de miles de candidatos y sus campañas en 40 días es sólo una de muchas de esas facultades que han exigido del INE un esfuerzo mayor. Lejos de ser criticable, debe ser reconocido”, resaltan.

Describieron que el INE está obligado a escuchar la crítica, pero “demandar la destitución del Consejo General y acompañar esa consigna de calumnias, envilece el debate público y, sobre todo, evita analizar de modo objetivo los procesos electorales del país”.

Y recordaron que con la nueva legislación se han llevado a cabo 24 procesos electorales para elegir gobernador en 2015, 2016 y 2017.

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