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La extradición del ex gobernador de Veracruz Javier Duarte, el narcotráfico, el suministro de materia prima de Guatemala a México para producir heroína, la seguridad en la frontera bilateral con la crisis migratoria, la trata de personas y el contrabando de mercancías son algunos de los conflictivos asuntos con los que el presidente Enrique Peña Nieto se topará mañana en los dos días de la visita de Estado a la capital guatemalteca que concluirá el martes.

La presentación de la solicitud formal de extradición de Duarte a México, un trámite para el que México tiene tiempo hasta el próximo 7 de julio y cuyo plazo de 60 días está corriendo desde el pasado 21 de abril, es uno de los elementos candentes en la gira a la ciudad de Guatemala.

En un caso que demostró una estrecha colaboración diplomática, policial y judicial entre ambas naciones, el ex gobernador fue capturado en un municipio del suroccidente, la noche del pasado 15 de abril, tras permanecer seis meses en fuga al ser acusado en México de presunta delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita, que habría cometido como mandatario de Veracruz de 2010 a 2016.

Pero el caso Duarte es sólo uno de los factores candentes en la relación México-Guatemala que Peña Nieto tratará con el presidente de Guatemala, Jimmy Morales Cabrera. Por compartir una frontera de más de 960 kilómetros de longitud, ambos países mantienen una relación de seguridad en una zona conflictiva.

El ejército de Guatemala informó a inicios de abril pasado a EL UNIVERSAL que el Cártel de Sinaloa y Los Zetas contrataron a principios de este año a cuadrillas de campesinos guatemaltecos para desatar incendios forestales en el norte de ese país y construir pistas clandestinas de aviación en zonas arrasadas por el fuego.

La conflagración atacó principalmente al parque Laguna del Tigre, una riqueza de la biosfera maya de El Peténque, que es la mayor reserva natural de ese país cerca de México y es el segundo humedal másimportante de América Latina, luego de El Pantanal, en Brasil.

Un lío territorial que estalló en 1933 entre dos remotos municipios del suroccidente guatemalteco que son cercanos a la frontera con México, se precipitó a un violento conflicto por la penetración de mafias mexicanas del narcotráfico internacional en una lucha para controlar en Guatemala un cultivo de millonarias ganancias: la producción de amapola, materia prima de la heroína.

Ante ese viejo problema socioeconómico y político, un estado de sitio de 30 días rige desde el 15 de mayo en Tajumulco e Ixchiguán, municipios del suroccidental departamento de San Marcos, que forman el Triángulo Dorado de la amapola, altiplano con un microclima especial que favorece la producción de esa planta. El trío lo completa el municipio de Sibinal.

Con un fuerte despliegue militar y policial en los últimos nueve días en ese sector cercano a México, soldados y policías arrasaron con unos 18 millones de matas de amapola, cuyos bulbos son comprados por narcotraficantes mexicanos que los llevan a procesar en laboratorios clandestinos, en la porosa frontera de las dos naciones y producen heroína para surtir el mercado de Estados Unidos.

El Ministerio de Gobernación de Guatemala confirmó a este periódico que los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación controlan parte de ese negocio. Por su fragilidad, la frontera de Guatemala y México —utilizada por el ex gobernador deVeracruz para huir de la persecución en su contra— es la puerta principal de entrada a territorio mexicano de miles de migrantes irregulares de América Latina y el Caribe, Asia y África que viajan sin visa hacia Estados Unidos.

Uno de los puntos más porosos del límite está en Tecún-Umán, población guatemalteca aledaña a Ciudad Hidalgo, Chiapas, y separada del territorio mexicano por el río Suchiate, que sirve de tránsito para el contrabando de todo tipo de mercancías, así como de seres humanos.

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