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El ex presidente de México, Luis Echeverría Álvarez construyó instituciones en un sexenio en el que México avanzó en un mundo turbulento, el de la Guerra Fría, y ante Estados Unidos supo defender la soberanía nacional y participar en el concierto de las naciones con una propuesta de orden frente al caos, dijo el director general del Centro de Estudios Económicos y Sociales del Tercer Mundo, Jorge Nuño Jiménez.

El temple de Echeverría Álvarez se reflejaba en sus comentarios ante otros dignatarios, a quienes decía que frente a los poderosos no había qué dejarse, y en alguna ocasión diría a alguno de sus pares, “si lo amenazan, no se agache, no se subordine”.

Recordó cuando Richard Nixon llamó a Echeverría a Los Pinos para pedirle que México votara en contra del ingreso de China a la ONU: “Cómo no, señor presidente, lo vamos a estudiar”. El mexicano fue a las Naciones Unidas a votar por el gigante asiático, y la relación con Cuba siempre fue un mensaje para Washington.

Echeverría asiló a miles de chilenos, y enfrentó dictaduras como las de Pinochet, Videla y Franco, y así México fue un faro de luz de protección de los reprimidos en América Latina, todo como parte de una visión de impulso a un nuevo orden económico internacional, señaló Nuño Jiménez.

El colaborador de Echeverría desde 1970 fue ponente magistral en el curso sobre los Presidentes de México, que imparte el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), y concurrieron a su presentación el general brigadier Porfirio Fuentes Velez, representante del secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, entre otras personalidades, como Julio Faesler, ex director del Bancomext.

También asistieron Luis Desvigne Echeverría, hijo de María Esther Echeverría Zuno, nieto del ex presidente; el embajador Eduardo Roldán, presidente de los diplomáticos de México; el general Héctor Sánchez Gutiérrez; representantes de organizaciones de China, Mongolia, Aruba, Arabia, y los académicos Rafael de Luna, Armando Notario Iparrea y Luis Barros González.

“Echeverría gobernó con pasión creadora, como hombre de Estado que no dormía, siempre reflexivo”, que había estudiado los problemas nacionales y ocupó tiempo en crear instituciones, abrir oportunidades, sobre todo educativas, que es donde se concentra la mayor parte de su obra, expuso.

El ponente incluyó comentarios respecto de la esposa de Echeverría, doña María Esther Zuno, hija del general obregonista José Guadalupe Zuño, quien al llegar a Los Pinos y escuchar ser llamada primera dama, corrigió: “No me digan primera dama, soy su compañera María Esther”.

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