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Jacqueline Peschard Mariscal, la nueva presidenta del Comité Ciudadano del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), afirma que en México sí hay mecanismos para ir atajando la corrupción, pero este cambio en las estructuras institucionales no se dará de la noche a la mañana.

“Ni podemos ofrecer que vamos a detener a alguien y lo vamos a meter a la cárcel como si fuera un chivo expiatorio y sirviera para legitimar al propio SNA. El sistema se legitima, va cumpliendo sus distintas tareas que no solamente son perseguir y sancionar los casos de corrupción, sino también detectar, medir en todas sus dimensiones a la corrupción y, sobre todo, contribuir a que se prevengan”, asegura.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la también ex comisionada presidenta del IFAI advierte que el sistema tiene que empezar a dar resultados lo más pronto posible, por que tienen que ser muy prudentes con sus acciones.

“Tenemos que hacer acciones que vayan encaminadas a ese propósito, pero tampoco podemos decir que el SNA va a funcionar si mañana aparece Javier Duarte (ex gobernador de Veracruz a quien se investiga por mal uso de recursos), y le damos cadena perpetua, además nosotros no se la damos”, dice.

En entrevista, la académica de la UNAM explica que si bien el SNA es un primer paso inédito para combatir a la corrupción, desde una óptica ciudadana, todavía falta completar este mecanismo. “Tenemos que hacer un llamado fuerte a que el gobierno, el Senado, haga sus nombramientos y a los magistrados lo que les toca, pero sobre todo que sean procesos muy transparentes para que tengan mayor legitimidad y mayor confianza, porque la confianza social es un elemento que ayuda muchísimo a la eficacia de la acción pública”, asegura.

Apunta que el combate a la corrupción no es algo que se pueda modificar cuando hay prácticas estructurales muy arraigadas en rutinas institucionales en donde hay un enorme nivel de complicidad y en donde nadie se sorprende de la complicidad y la corrupción.

¿Cuál es el reto en ese panorama?

—El gran reto es modificar estas prácticas a partir de este modelo inédito. Porque ahora la sociedad civil no acompaña de manera lateral, sino desde adentro, desde la propia estructura del SNA, aunque nosotros lo único que hacemos es potenciar las facultades que tienen las autoridades como la Auditoría Superior de la Federación, la Función Pública, ellos son los que tienen las facultades para asegurar que funcionen como lo tienen que hacer”.

¿Cuál es su papel?

—Nosotros, lo que tenemos que hacer es abrir la puerta como un canal permanente para que la sociedad civil esté activa, incidiendo, proponiendo modelos de evaluación de la corrupción, modelos de políticas públicas, entre otras cosas”.

¿En qué radica la diferencia del SNA a otros esfuerzos pasados de combate a la corrupción?

—El carácter ciudadano, es uno de los elementos de diferencia, la otra, es la cuestión de una responsabilidad integral y articulada de las distintas autoridades del sistema. Antes, cada quien tenía sus propias competencias: la Auditoría, el Poder Judicial, etcétera y, ahora, todos forman parte del Comité Coordinador del Sistema y esa nueva forma de colaboración y de corresponsabilidad, a partir de la vigilancia y la participación ciudadana, es lo innovador y lo que puede servir para potenciar lo que hace cada institución”.

¿Combatir las redes de la corrupción y a los gobernadores?

—Eso ya está, la corrupción por redes ya está. Veamos Quintana Roo o Veracruz y uno no entiende los volúmenes de desfalco al erario si no es por la vía de redes. Como hemos visto, hay gente involucrada con conocimiento y sin conocimiento, pero han hecho redes, lo que no ha permitido que se pueda identificar con claridad a los responsables de la corrupción. Ésta es una de las cosas que tenemos que hacer como comité, sugerir y proponer esquemas para identificar y detectar la corrupción, ese es nuestro reto técnico y político.

¿Cuál es la expectativa real del SNA, caerán los peces gordos?

—Cuando se habla de participación ciudadana se abre una expectativa, una esperanza, pero hay enorme escepticismo y desconfianza. Hay quienes dicen: muy sociedad civil, pero se la va a tragar el aparato burocrático y se va a convertir en igual de corrupta que los demás. Ese es uno de los grandes retos: revertir el escepticismo y la desconfianza de la sociedad y la otra es, a partir de las herramientas que tenemos, hacer nuestras recomendaciones.

¿Cómo cae la puesta en marcha del SNA en el momento político que vive el país?

—Es un elemento de frescura y nosotros tenemos el gran reto de hacer que este espacio pequeño, en este alud de amenazas, se convierta en algo que se traduzca en eficacia.

¿Qué riesgos ve en la ciudadanía que sigan los escándalos de corrupción como la Casa Blanca o Higa?

—Los riesgos no están en que continúen conociéndose, el conocimiento de los casos de corrupción ha hecho que seamos mucho más enérgicos para combatirlos y menos tolerantes para la corrupción y lo que nosotros tenemos que hacer es decir que sí hay mecanismos para irlos atajando, pero tampoco puede ser de la noche a la mañana, ni podemos ofrecer que vamos a detener a alguien y lo vamos a meter a la cárcel como si fuera un chivo expiatorio y sirviera para legitimar al propio SNA”.

¿Qué primeros pasos tiene que dar como cabeza del sistema?

—Lo primero es la conformación del Secretariado Ejecutivo, que es la entidad del SNA, que es parte de todo el esquema de coordinación y tendrá a su cargo la parte técnica operativa, la que va a recibir las definiciones de políticas públicas que habrán de ponerse en operación, indicadores de la corrupción para medirla, las matrices para ver cómo se establecen estas redes y nombrar a la cabeza del secretariado, para ese nombramiento tenemos dos meses.

¿Con que animal podría asociarse a la corrupción?

—Con un animal fantástico, de esos que tiene distintas garras y combina características de animales prehistóricos, porque la corrupción parece cada vez más evidente, pero no alcanzamos a ver cuál es su nivel de afectación ni de daño y riesgo para la sociedad, lo vemos como algo de muy de respuesta inmediata frente a un desvío de recursos, pero no alcanzamos a ver todo el daño que hace sobre la estructura social y las instituciones”.

¿Y en México, ese animal de qué tamaño es?

—En este país es enorme, tan enorme que persiste la impunidad y se resiste a ser castigado.

¿Usted pediría un voto de confianza en el SNA?

—Confianza no, lo que queremos es que se activen para que recuperen la confianza —en las instituciones. La confianza no se puede pedir así nada más. El llamado a que se involucren para que entonces vean si vale la pena o no, porque nosotros necesitamos que los ciudadanos se activen y participen.

¿A nivel estatal, qué hace falta?

—La ley habla de sistemas estatales anticorrupción, nosotros tenemos que coordinarnos con esos sistemas y ese también es uno de los grandes retos. Nosotros tenemos que hacer un mapa de cuáles (sistemas locales anticorrupción) están creados y si tienen su comité de participación ciudadana, pero, —más allá de este hecho— que no sólo queden en la fachada, sino que sean funcionales.

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