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El presidente Enrique Peña Nieto advirtió que el Tratado de Tlatelolco —suscrito hace 50 años para la proscripción de armas nucleares en América Latina y El Caribe— es una prueba de la eficacia y vigencia de los acuerdos multilaterales y su esencia es clara: “Ningún Estado, por poderoso que sea, puede pretender imponer su voluntad en contra de los principios forjados por la comunidad internacional”.

En la ceremonia por el 50 aniversario de la firma del Tratado de Tlatelolco, dijo que los países de la región “compartimos la visión de que las relaciones internacionales deben basarse en el derecho, el respeto y el diálogo, jamás en la intimidación o el uso de la fuerza”.

Tras sostener que los países latinoamericanos y caribeños se reafirman como una región propositiva y comprometida con la paz mundial, agradeció el apoyo que ha recibido México en la coyuntura internacional.

Dijo que los buenos amigos destacan en los momentos de dificultades y para los mexicanos ha sido muy emotivo recibir su respaldo, “es un gesto que valoramos enormemente”.

Acompañado por el canciller, Luis Videgaray, ante representantes de 30 naciones, el Jefe del Estado mexicano subrayó que si bien la región ha logrado desterrar las armas nucleares ahora debe hacer mayores esfuerzos para alcanzar la seguridad y la paz en todas sus expresiones.

Dijo que un gran reto es combatir el tráfico ilegal de armas y destacó que a nivel mundial 44% de las muertes violentas son provocadas por armas de fuego y que cada año mueren alrededor de 740 mil personas por armas pequeñas y ligeras.

“Nuestra región es una de las más afectadas por este flagelo, aunque hemos construido un andamiaje multilateral para evitar el tráfico de armas y municiones, debemos redoblar esfuerzos particularmente para hacer efectivo el Tratado de Comercio de Armas”, demandó.

Pidió a las naciones latinoamericanas refrendar su compromiso para que la región siga siendo una zona de paz y desarrollo, libre de armas nucleares pero también libre de violencia.

En la 25ª sesión de la Conferencia del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (OPANAL), dijo que a 50 años del Tratado de Tlatelolco se puede afirmar que muchos de los paradigmas sociales, económicos y políticos en el mundo han cambiado para bien.

“Hay amenazas que siguen latentes, que no han cambiado. Entre ellas, el poder destructivo de las armas nucleares. Por ello, es urgente e inaplazable avanzar hacia una norma universal de proscripción de armas nucleares. Los países de América Latina y el Caribe estamos comprometidos a contribuir sustantivamente en las negociaciones de un tratado mundial de prohibición de las armas nucleares, conforme al mandato de la Asamblea General de las Naciones Unidas”, estableció.

Indicó que a lo largo de más de siete décadas, los pueblos de las Naciones Unidas han estado resueltos a llevar a la práctica los más altos valores universales.

Apuntó que desde su independencia, los países de América Latina y El Caribe han estado unidos por causas e ideales. Citó la solidaridad que expresaron nuestros libertadores en el Siglo XIX o la búsqueda de la democracia y la igualdad en el Siglo XX.

“Hoy, nuevamente y frente a la coyuntura internacional, el mundo observa nuestra unidad latinoamericana, por eso agradezco a los pueblos de América Latina y El Caribe su apoyo, solidaridad y afecto. México es y siempre será un país orgullosamente latinoamericano y caribeño”.

Recordó que entre octubre y noviembre de 1962, la crisis de los misiles estuvo cerca de desencadenar un conflicto mundial, con repercusiones inimaginables y que este episodio y la Guerra Fría motivaron al presidente Adolfo López Mateos a impulsar el desarme nuclear.

Agregó que por eso, en marzo de 1963, López Mateos invitó a los presidentes de Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador a formular una declaración conjunta que anunciara la intención de sus gobiernos de asumir el compromiso de no fabricar, recibir, almacenar, ni ensayar armas nucleares.

Apuntó que las negociaciones, promovidas principalmente por el mexicano Alfonso García Robles, Premio Nobel de la Paz 1982, culminaron el 14 de febrero de 1967 cuando se abrió a firma el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe.

El canciller Luis Videgaray destacó que esta administración ha promovido en el seno de las Naciones Unidas iniciativas que permitirán avanzar en las negociaciones para buscar que se prohiba el armamento nuclear en todo el orbe.

Luiz Filipe de Macedo Soares, secretario general del OPANAL, recordó que el Tratado de Tlatelolco fue concluido y abierto a la firma en esta ciudad, porque “aquí sucedió gran parte de la negociación, y porque México animó y condujo la casi imposible tarea de crear una nueva realidad en el derecho internacional, en un momento muy poco favorable en la región y en el mundo”.

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