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El candidato republicano Donald Trump tejió su reunión con el presidente Enrique Peña Nieto y contó con el apoyo del Servicio Secreto, dependiente del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, que pidió apoyo al Gobierno de la Ciudad de México para su protección.

El gobierno federal estuvo al tanto del curso de las negociaciones y, aunque el encuentro se confirmó el lunes 29 de agosto, el diálogo de Los Pinos comenzó desde el viernes 26. Finalmente se anunció hasta el martes 30 por parte de la Presidencia.

Christopher Campbell, agregado del Servicio Secreto en México, envió el 29 de agosto a Hiram Almeida, secretario de Seguridad Pública del Gobierno de la CDMX, un escrito en el que informó de la visita y pidió su colaboración para asignarle escoltas a Donald Trump.

El 26 de agosto el Presidente envió dos cartas a los equipos de campaña de Trump y de la aspirante demócrata Hillary Clinton para exponer la realidad de México desde su perspectiva y compartir la visión de la relación estratégica que mantienen ambas naciones.

A partir de ese momento el intercambio fluyó. El periódico The New York Times publicó ayer que el empresario Jared Kushner fue vínculo con la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), pues desde hace “semanas” ya se consideraba la posibilidad de venir a México por parte del republicano. El diario menciona que Kushner se acercó con el esposo de Melania, hija del abanderado estadounidense.

De acuerdo con funcionarios federales, la postura de la Cancillería planteaba mesura ante la posibilidad de un encuentro inmediato. La canciller Claudia Ruiz Massieu —de quien se señala que presentó su renuncia al Presidente el miércoles, pero no le fue admitida— estuvo el 29 de agosto en Ixtapan de la Sal, Estado de México, con la bancada del PRI en el Senado, donde no habló públicamente sobre Trump.

Al día siguiente, Ruiz Massieu estuvo en Milwaukee, Estados Unidos, en la inauguración de un consulado. En la columna Bajo Reserva de EL UNIVERSAL se dio a conocer el miércoles que Trump dio portazo al gobierno de México, que la Cancillería no sólo estaba fuera de base, sino que pensaban que el republicano no iba a venir a marcar la agenda si ni siquiera había cambiado un ápice su postura contra México.

El periodista Carlos Loret de Mola relató en su columna de ayer en EL UNIVERSAL que a Ruiz Massieu “le cayó por sorpresa la noticia de que el magnate aceptaba la invitación. No lo supo ella, no lo supo el embajador Carlos Sada y no lo supo el subsecretario para América del Norte, Paulo Carreño.

“Unas horas antes de hacerse oficial, tampoco lo sabía el vocero presidencial, Eduardo Sánchez, a pesar de que se necesitaba, sobre todo, de una estrategia de difusión que mitigara el rechazo popular”.

Tomó por sorpresa a la Cancillería y a parte del círculo presidencial, la confirmación de que llegaba Donald Trump el miércoles.

Peor aún, porque apenas el 27 de julio el gobierno de la República informó en una conferencia de prensa de la designación oficial del embajador de México en Washington, Carlos Sada, como el representante de la administración del presidente Peña Nieto, ante los equipos de Hillary Clinton y Donald Trump. Pero el enlace no estaba al tanto, como tampoco su jefa, la canciller.

Se difunde en internet el encuentro. Después de las 19:00 horas del martes 30, el periódico The Washington Post publicó en su sitio de internet que Trump consideraba viajar a la Ciudad de México al día siguiente en una visita relámpago porque por la noche presentaría en Phoenix, Arizona, su plan migratorio. Aún no se confirmaba de manera oficial.

Fue el punto de quiebre, pues tanto en Los Pinos como en la Cancillería admitieron que había acercamientos con ambos candidatos estadounidenses, pero no una fecha definida para ello. Donald Trump dio la estocada final a las 21:33 horas, a través de Twitter: “He aceptado la invitación del Presidente Enrique Peña Nieto”, y que esperaba “con ganas” reunirse con él.

A las 21:37 y 21:38 horas, la cuenta oficial de Twitter de la Presidencia de la República confirmó el anuncio hecho minutos antes por Trump.

“El Señor @realDonaldTrump ha aceptado esta invitación y se reunirá mañana en privado con el Presidente @EPN”, precisó la casa presidencial. A las 22:25 Peña lo reafirmó en Twitter.

El cambio en la postura inicial fue radical. Loret de Mola describió que cuando el equipo de Trump notificaba a Los Pinos los detalles de su visita, la canciller estaba a más de 3 mil kilómetros de distancia.

En Los Pinos agregaron que el Presidente envió una carta, firmada de puño y letra, a Donald Trump y Hillary Clinton, con miras a un acercamiento y compartir la visión de la relación estratégica entre ambas naciones.

Donde tenían claro que Trump estaría el miércoles en la capital del país era en el Gobierno de la Ciudad de México. Como siempre sucede, dijeron funcionarios, se le informa de este tipo de situaciones al jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Campbell escribió a Almeida: “Por este medio me permito informarle de la visita que realizará el candidato presidencial republicano de Estados Unidos, Donald Trump, a la Ciudad de México el 31 de agosto de 2016. Por esta razón, respetuosamente solicito su colaboración para que tengan a bien asignar seis motocicletas, las cuales tendrán la función de escoltar y guiar al convoy en el que viajará el candidato en su visita a la Ciudad de México”.

De inmediato le respondieron a Campbell que tendría a su disposición las seis motocicletas. Sin embargo, el Estado Mayor Presidencial (EMP) dispuso de uno de los helicópteros de la flota aérea del Ejecutivo y desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hasta los jardines de la Residencia Oficial de Los Pinos fue trasladado el candidato, quien no pisó las calles de la capital del país.

Por seguridad nacional, en Los Pinos sólo pueden aterrizar helicópteros del EMP y de las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina.

Lo que ocurrió en el gabinete del Presidente entre las 22:00 horas del martes y la llegada de Trump al país es un misterio, pero el quiebre es evidente.

Fuentes consultadas señalan que quien coordinó fue el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cuya oficina informó que quien conduce la política exterior es Peña Nieto y la decisión de invitar a los candidatos fue de él. “El secretario respalda y acata 100% de sus decisiones en esta y otras materias”, señaló. Frente a esta situación, la canciller puso en la mesa su renuncia. En su entorno niegan que así ocurrió.

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