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El senador Ernesto Cordero Arroyo (PAN) afirma que el Congreso tiene parte en la obligación de evitar una crisis económica, con un trabajo responsable en la revisión del paquete económico, en el que se pueden recortar todavía alrededor de 60 mil millones de pesos.

“Probablemente estamos en las últimas oportunidades para evitar que se deteriore la economía a un nivel en que nadie quiere ni pensar qué podría pasar”, dice el legislador, quién ha sido secretario de Hacienda y de Desarrollo Social, así como presidente del Senado.

Expone que “el país está en una situación económica comprometida, por causas externas [en las que incluye el riesgo Donald Trump], y por errores cometidos en esta administración”, a la que se le esfumó el mexican moment —término acuñado en el final del sexenio de Felipe Calderón—, porque se cayó “en un poco de arrogancia, soberbia, corrupción y una reforma fiscal improcedente”, indica.

“Hay que actuar con responsabilidad, honestidad y generosidad”, dice el panista, quien apuesta a que el Congreso haga su parte para estabilizar la economía en medio de situaciones internas y externas muy complicadas.

Entrevistado en su oficina del Senado, plantea que no hay condiciones para revertir la reforma fiscal de 2014, aun cuando Acción Nacional la incluye en su agenda legislativa; urge un esfuerzo para reducir la deuda pública de 2.4 del PIB a 2.1 puntos, ya que ello “sería buena señal de que con seriedad se toman medidas drásticas importantes para garantizar la viabilidad económica del país”.

¿El paquete económico se discute en momentos muy complicados?

—El país está en una situación muy comprometida desde el punto de vista económico. En el entorno internacional hay mucha volatilidad, Estados Unidos está regularizando su política monetaria, gradualmente tiene que subir sus tasas de interés, lo cual ejerce presión para depreciar el peso.

Está la posibilidad de que Trump gane la presidencia de Estados Unidos, lo cual sería una catástrofe para México, EU, Canadá y el mundo.

En la parte doméstica, el país tiene crisis de gobernabilidad. Un día sí y otro también con problemas en Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Veracruz. Tienes un territorio con escándalos de corrupción donde nadie es responsable ni asume las consecuencias de sus actos.

Eso inhibe la inversión y la confianza. Nos hemos sobreendeudado. En cuatro años ya rebasamos 50% del PIB como deuda, y lo más preocupante es el ritmo del endeudamiento. Las calificadoras de riesgo empiezan a tener dudas de si México va a ser capaz de poner en orden las finanzas públicas.

¿Qué se debe cuidar en el paquete económico 2017?

—Debe ser un paquete económico austero, donde no hay espacio para el dispendio ni la corrupción; mandar señales claras de que se está limitando el endeudamiento; tiene que mandar señales de que estamos haciendo bien las cosas. De no hacerlo, se sigue erosionando la credibilidad de la economía mexicana.

No quiero ser agorero del desastre, pero si en este momento no se ajustan las finanzas, en sentido correcto, no convencemos a los mercados internacionales de que el país está actuando con responsabilidad, creo que la situación va a ser más comprometida.

¿Más ajustes a los ajustes?

—Este paquete aguanta todavía una reducción de 60 mil millones de pesos, para completar un recorte respecto del año pasado de 300 mil millones de pesos. Lo más importante es que se pueda reducir el endeudamiento del país de 2.4 del PIB a 2.1. Sería una buena señal.

¿Esta decisión la podría tomar el secretario de Hacienda?

—[José Antonio] Meade heredó un paquete económico armado y me parece que con mucha institucionalidad va a defenderlo. El Congreso tiene que actuar con responsabilidad. Sí, nos acercamos a una situación cada vez más y más comprometida, el Congreso es copartícipe de eso.

Hay que hablar con claridad y decir que no hay dinero: En la Cámara de Diputados no se pueden repartir el dinero como en los años pasados, con gran irresponsabilidad, en lugar de fondear el desarrollo del país se empezó a repartir en fondos discrecionales, sin lógica, ni planeación y generando amplios espacios de corrupción. Espero que los diputados actúen de manera, si se me permite la expresión, patriótica.

¿El PAN en las dos cámaras puede ser factor contrapeso y aplicar cambios al paquete?

—Acción Nacional siempre se ha caracterizado por la responsabilidad y la prudencia en el pensamiento económico. Va a seguir siendo la diferencia. No sé en la Cámara Baja, pero en el Senado pedimos a Hacienda que no acceda al chantaje, la presión para que se vuelvan los fondos de los moches de diputados de todos los partidos, que salían contentos porque a todos les tocaba.

¿Tenemos crisis económica y política combinadas?

—La situación económica no es de crisis; en términos políticos, no hay duda de que tenemos una crisis donde hace falta gobierno, hacer política, defender los derechos de los ciudadanos, no sólo de una minoría rijosa, que en el momento en que le da la gana detiene el funcionamiento del país.

¿La cotización del dólar tiene ingredientes especulativos, la salida de capitales?

—Es una combinación de factores. El componente Trump. Si llega a ser presidente de Estados Unidos, que Dios nos agarre confesados. Refleja una debilidad estructural de la economía mexicana que no ha sido capaz de crecer en los últimos cuatro años. Cada vez empieza a llegar menos dinero a México y cada vez más dinero que estaba en el país empieza a voltear y a irse a otros lados. Es innegable una tendencia a la depreciación.

¿En estos problemas tenemos el resultado de expectativas frustradas de las grandes reformas?

—No sé si de las expectativas frustradas de las grandes reformas, pero hay que recordar que Enrique Peña Nieto asumió la Presidencia en un momento donde se hablaba del mexican moment, que bautizó la revista The Economist al final de la administración de Calderón. El país crecía a 4%, con tipo de cambio de 12.90; México era muy atractivo para la inversión.

¿Qué pasó con el nuevo gobierno? Me parece que un poco de arrogancia, de soberbia, mucha corrupción, una reforma fiscal improcedente que desaceleró la economía. Estos factores con una crisis política, de seguridad, de gobernabilidad, de falta de Estado de derecho han destrozado las expectativas de la economía mexicana.

¿El relevo de Videgaray da paso a corregir estos escenarios?

—El lío político, no. Cuando se juzgue a Videgaray hay que tomar en consideración que fue secretario de Hacienda en un entorno político complicado. Debe ser difícil ser titular de la SHCP cuando tienes incendiado Guerrero y Oaxaca, cuando tienes maestros en la calle, cuando se fuga El Chapo. Es el contexto en el que Videgaray va a tener que ser evaluado. Sus números ahí están y en ciertos indicadores económicos me parece que cumplió.

¿En el Presupuesto hay todavía mucho qué recortar?

—Valdría la pena otra revisada, prestarle atención al presupuesto de los poderes Judicial, Legislativo, de los órganos autónomos. Lo fundamental es que lo que no se gaste se destine a pagar deuda, rubro que crece casi exponencial y es una bola de nieve.

¿Obligados a ello?

—Lo que es obligado es actuar con mucha responsabilidad y prudencia. Me parecen inadmisibles declaraciones como las que hicieron los diputados del PRI, que iban a restablecer un fondo de los moches de 10 mil millones de pesos. Es lo que se recorta a la Secretaría de Salud, a la que yo no quitaría ni un peso si son programas de prevención, vacunación, recursos del Seguro Popular. Debe ser un presupuesto casi sagrado.

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