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Culiacán, Sin.— El gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, Malova, es amante del beisbol, toma entre sus manos un bat de madera. Lo aprieta, simula un swing y pega un home run imaginario, como los de las grandes ligas.

A cuatro meses de terminar su gestión en esta entidad que ha sido azotada por el crimen organizado y el narcotráfico, presume que ha logrado revertir las tendencias negativas en distintos delitos. Asegura que Sinaloa ya no es un foco rojo. “Me voy bateando arriba de 300”, dice.

Lamenta que se siga relacionando a Sinaloa con el narcotráfico y explica que desafortunadamente alguien le puso un acta de nacimiento al Cártel de Sinaloa; sin embargo, asegura visiblemente molesto que esa organización pertenece a Joaquín El Chapo Guzmán y no a la entidad que dejará de gobernar el próximo 31 de diciembre. “Sinaloa no tiene cártel, el que tiene uno es Joaquín El Chapo Guzmán”, sostiene.

Desde su oficina en Palacio de Gobierno, Malova, como le gusta que le digan, asegura que el criminal les heredó el estigma del narcotráfico y no solamente le ha hecho mal a Sinaloa, sino a todo el país.

Asegura que al finalizar su administración podrá caminar por las calles con la frente en alto, pero advierte: “Podría tener dificultades con aquellos que tuvimos que enfrentar por las condiciones en las que recibimos”. Cuando tomó el cargo en 2010 era el segundo estado más violento; hoy es el 23.

Afirma que va a entregar un mejor estado que el que recibió: más desarrollado, con más infraestructura y en la antesala de la industrialización.

El ex priísta niega que haya fracasado la alianza PAN-PRD que lo postuló hace seis años para gobernador.

“Goberné con todos y para todos”

¿Cuál es su balance de seis años?

Voy a entregar un estado mejor que el que recibí, más desarrollado, con mayor infraestructura como el gas natural; eso nos hace pensar que lo vamos a tener en la antesala de la industrialización. Sinaloa hoy en día es el granero de México, nosotros con 2% de la población, 3% del territorio y 6% de los litorales del país, producimos 30% de los alimentos de México. En muchas mesas de las familias mexicanas tienen en sus alimentos productos de Sinaloa, porque nadie produce más maíz y más tomate, garbanzo, pepino, berenjena, atún, chile o camarón que nosotros, incluso hasta música, porque somos un pueblo trabajador y alegre.

¿Se va con la frente en alto y podría caminar por las calles de Sinaloa?

—No tendría dificultades con la sociedad, con la gente buena o con los empresarios. Podría tener problemas con aquellos que tuvimos que enfrentar por las condiciones en las que recibimos Sinaloa. Era el segundo estado más violento del país, había 188 muertes en promedio por mes, fue una tendencia de los últimos cuatro años —de 2007 a 2010— que venía hacia arriba y que a la hora de llegar la revertimos en cuanto a los homicidios dolosos.

Aquí se robaban 26 carros diarios, más de uno por hora, ahora sólo 11 y recuperamos la mitad. A Sinaloa lo hemos logrado colocar por el número de delitos —de acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública y por el promedio por cada 100 habitantes—, en el lugar 23. Podré pasear sin problemas; quizá deba tener cuidado con quienes tuvimos que enfrentar para bajar la incidencia delictiva.

Es difícil esta afirmación, sobre todo porque tiene familia y una integridad que cuidar.

—Recordemos que asesinaron a unos de mis empleados, tuve que cerrar negocios en Mazatlán, levantaron a una persona de mi avanzada tratando de que el estado no hiciera su trabajo.

¿Tiene miedo, gobernador?

—No, el miedo paraliza, el miedo congela y no te permite avanzar; si hubiera tenido miedo, no habría dejado de ser niño jornalero; no habría salido de mi rancho; no me habría convertido en profesionista; no habría dejado de convertirme en empleado para ser empresario; si hubiera tenido miedo, mejor no me meto de senador y no hubiera sido gobernador.

—Este estado era uno de los hegemónicos que gobernaba el PRI, usted pasa a la historia por habérselo quitado al tricolor. ¿Cómo quiere ser recordado ante la sociedad?

—Como un gobernante que concretó no sólo una coalición para ganar, yo goberné con todos y para todos. Hoy los políticos no somos un problema más de los que ya tiene la sociedad.

¿Su balance sobre deuda pública?

—La deuda pública creció porque nosotros tuvimos que enfrentar una serie de adversidades y crisis de naturaleza, seguridad, azucarera, construcción, acuacultura, educación, finanzas, en el crecimiento y crisis en los precios de los mercados. Antes de cumplir 40 días en el mandato tuvimos la peor helada de la historia; se quemaron 5 millones de toneladas de maíz y todas las hortalizas. Eso equivale a toda la producción de 40 mil millones de pesos, ahí el impacto que iba a tener en nuestro PIB era de entre 8 y 10 puntos.

Tuvimos que pedir un crédito, aunque Sinaloa está entre los estados más sanos, financieramente hablando. No es un mérito mío, sino de los anteriores y fue el único crédito que pedimos. El Congreso autorizó un financiamiento cuando no había obra pública. Nuestra deuda creció a largo plazo en mil 600 millones de pesos solamente. Ahorita anda en alrededor de 8 mil 100 millones de pesos la deuda a largo y corto plazos; cuando recibimos el estado era de alrededor de 5 mil 500 millones de pesos y hoy estamos en el top 10 de los estados con mejor calificación.

¿En educación?

—Nosotros pasamos de ser el estado número uno en ninis, a ser la entidad con mayor número de cobertura educativa. En Sinaloa no estudia quien no quiere, dimos más de 7 millones de uniformes, más de 4 millones de paquetes escolares; el Presidente mandó 60 mil tabletas; se están instalando 20 mil puntos de internet; uno de cada tres niños tiene beca en Sinaloa y creo que en ese sentido vamos a poder cambiar nuestra obra humana. Tenemos mil 30 escuelas de tiempo completo.

¿Y en salud?

—Prometimos que íbamos a tener bandera blanca, que quien no tuviera Seguro Social o ISSSTE iba a tener Seguro Popular. Se ha logrado, acreditamos los 200 centros de salud, establecimos en Sinaloa un esquema de telemedicina y robótica para que en las partes más apartadas, con robots, estemos dando medicina más especializada.

Creamos una red de frío para conservar las vacunas porque con las temperaturas perdían sus propiedades. Recuperamos un programa de trasplantes y somos pioneros en los de córnea, riñón, corazón e hígado y además hubo más equipamiento.

¿Cómo deja el PIB?

—El primero y segundo año tuvimos un decrecimiento, pero el resto de los años hemos crecido por arriba de la media nacional; por arriba de las cifras que ha tenido el país. Tenemos casi el doble de la inversión nacional de la anterior administración, más de 2 mil millones de dólares en inversión extranjera y, a diciembre de 2015, comparado con diciembre de 2010, se crearon más de 100 mil empleos.

“Ya no somos foco rojo”

¿Cuál es el balance en seguridad?

—Hemos reducido los delitos, antes Sinaloa era el estado que todos los días daba la nota; éramos foco rojo. Estoy seguro de que si muchos mexicanos nos hubieran podido separar del macizo nacional, lo hubieran hecho. Pero hoy somos nota de vez en cuando y ya no somos foco rojo, la tendencia de todos los delitos ahora es al revés. Cuando todos iban en ascenso, ahora todos van en descenso y aquí vale mucho decir que desde el gobierno de Felipe Calderón nos fue bien en la coordinación y ahora con el gobierno del presidente Peña Nieto nos ha ido mejor. Creo que en Sinaloa no tenemos problemas para la vida social, no tenemos problemas para la vida productiva. Si bien tenemos problemas de homicidios, robo de autos, secuestro y extorsión, no son tan serios en nuestro estado.

¿Podemos decir que logró disminuir la delincuencia?

—No, porque cada vez que hay un delito estamos en falta. Entiendo que no hay ningún estado ni país en el que no haya delitos, solamente en Singapur, pero el precio que se tiene que pagar allá es alto. Acá somos un estado democrático, garante de la ley y los derechos humanos y dentro de los espacios que tenemos para actuar, porque a nosotros se nos exige para actuar, pero a veces cuando actuamos se nos echan encima y nos dan poco espacio de maniobra.

Mala imagen

Lamentablemente se sigue viendo a Sinaloa como cuna del narco...

—Pues es que alguien lamentablemente puso una acta de nacimiento del Cártel de Sinaloa. Una vez que estaba con Alan Bersin, un alto funcionario de Estados Unidos, le dije: ‘Tú sabes que tu país tiene dos características, las estadísticas y las demandas”. Lo reconoció y añadí: “Quiero decirte que vas a tener una nueva demanda, porque tú estás afirmando que Sinaloa tiene cártel y nosotros no tenemos uno, quien tiene cártel es El Chapo Guzmán.

Cada vez que hacen una acción —que la mayoría de las veces no son buenas— se lastima a la entidad creando ese estigma. Sin embargo, nadie nos conoce por la aportación, por tener un campo productivo, líder a nivel nacional en producción de alimentos, nos conocen sólo por lo malo.

¿Quién es El Chapo Guzmán?

—Es un personaje que nos heredó ese estigma y no solamente él, muchos otros [narcotraficantes].

¿La alianza PAN-PRD fracasó?

— A ver… yo no engañé a nadie, les dije que iba a ser un candidato ciudadano, aunque no había candidaturas independientes y no me comprometí a afiliarme a ningún partido. Dije que no iba a afiliarme a ningún partido y estoy convencido de que la mejor manera en que le puede ir a una entidad es con gobernantes que no agarren partido y se deslinden de ellos.

Sinaloa era la única entidad que tocaba todas las puertas del Congreso en la repartición de los recursos federales, tanto de los tricolores, de los azules, de los amarillos, de los verdes y recibía recursos. Si tú agarras partido, solamente puedes tocar una puerta.

¿Qué le deja a Quirino Ordaz [gobernador electo]?

—Un estado mejor del que recibí. Quiero darle unos consejos para que sea mejor gobernador que yo.

¿No hay una rivalidad?

—Hay una gran amistad.

¿No es soberbio autocalificarse y decir que su gobierno fue bueno?

—Yo digo eso porque se lo estoy dejando en buenas condiciones. Le estoy heredando más equipamiento, obras prototipo y desarrolladas, gas natural, más seguridad, mejor educación, infraestructura con las instituciones de la PGR e instituciones de la policía mejores que las que yo recibí.

En términos beisboleros, ¿termina su administración bateando arriba de 300?

—¿De 300? Pues yo creo que sí, siendo productivo, construyendo en las tres bases u obras que dije: obra material, política y humana, que fueron mis promesas de campaña. Hasta eso no prometí mucho, sólo tres… y la material fue gracias al gran apoyo del Presidente en los últimos cuatro años.

El presidente Peña Nieto siempre había manifestado que quería bastante a Sinaloa, pero amor que no se refleja en el presupuesto, no es amor. Aquí podemos decir que el trato ha sido derecho y rico en cuanto a resultados. En la obra política: fuimos el único estado que creamos una mesa de compromisos con todos los partidos para resolver de manera civilizada los problemas que se presentaron y alcanzó para una reforma política. En la obra humana, creamos en educación, arte y cultura una gran infraestructura que va a construir mejores humanos.

¿Ya sabe qué es lo que va a hacer acabando la administración?

—Me queda mucho, cuatro meses son muchos; concluyo el 31 de diciembre. Algo voy a hacer seguramente porque no me quedaré sin hacer nada. no llevo mucho tiempo en la política y cuando llegué a la gubernatura solamente tenía ocho años en ella.

¿Qué voy a hacer? Pues hacer una auditoría con mis amigos, con mi empresa, porque uno cuando está aquí se dedica de tiempo completo para dar corazón y pasión en la actividad más noble. Para mí ha sido muy honroso llevar la representación de los sinaloenses en una época difícil para la política, porque estamos en una enorme crisis de credibilidad, incluso hasta cuando se dice que es deshonroso estar en ella y el puesto de gobernador no está pasando su mejor momento.

¿Pero no se retira de la política?

—Ese es mi deseo, es una de mis intenciones, lo he manifestado y quiero ser periodista y a ver si me dan chance ahí en EL UNIVERSAL [Risas]. Es broma. No… no sé… yo trabajo desde chico, primero trabajé para comer y luego trabajé para estudiar, después trabajé para poner un negocio y luego para mi familia. Pasadas las elecciones trabajé para los sinaloenses y si me llegara a tocar trabajar por los mexicanos, pues sería muy honroso.

¿Se va satisfecho?

—Me voy satisfecho porque en 60 años solamente 10 personas, como yo, tienen el privilegio de haber estado en el salón Gobernadores y de haber aprendido mucho; no le regateé nada ni le corrí, lo enfrenté, pero a veces a los políticos se nos juzga sin ponerse en nuestros zapatos. Hoy defiendo a los políticos. Vamos metiéndonos para que nos demos cuenta de que sí trabajan y sí se preocupan.

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