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En la ceremonia de homenaje y develación del cuadro del doctor Juan Ramón de la Fuente en el Instituto Mexicano de Cultura, el ex rector de la UNAM ofreció anoche la conferencia Las drogas, un problema de salud pública, en un evento en el que participó el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera.

“Es necesaria una política regulatoria por parte del Estado para todas las drogas ilegales, sustentada en la evidencia científica, con respeto a los derechos humanos y como parte de una campaña masiva y sostenida de información y educación”, expresó en su discurso el médico siquiatra y ex secretario de Salud.

Encontrar un esquema de convivencia y una forma de lidiar con las drogas, argumentó, le vendría muy bien a México, porque “daríamos un paso adelante, fortaleceríamos el Estado de derecho, mejoraríamos nuestra democracia, nos ahorraríamos muchos costos —lo que le cuesta al Estado, aparte de la injusticia, tener 140 mil presos indebidamente (por posesión de drogas)— y quizás nos ahorraríamos también muchísimas vidas”. Esto es necesario, puesto que, aseveró, las drogas “van a estar con nosotros, creo yo, para siempre”.

El doctor De la Fuente, quien ha analizado el problema de las drogas y la adicción en las sociedades contemporáneas en libros como Marihuana y salud, hizo un recuento de distintas políticas de Estado frente a los estupefacientes, compartió las estadísticas de consumo más recientes, de acuerdo con la última encuesta del Instituto Nacional de Psiquiatría y de otros países, para señalar, con preocupación, el incremento en el consumo de cocaína en los últimos años, y luego concluir: “En 10 años, el foco rojo estará en la heroína, porque con los cultivos que traemos en el país, con el incremento que se está dando en el mercado mundial y el refinamiento que se está logrando en la goma del opio, va a hacer de la heroína una de las drogas mucho más peligrosas”.

El consumo de enervantes es una de las mayores preocupaciones contemporáneas, dijo el también presidente del Consejo del Aspen Institute en México, ante un auditorio integrado por miembros del Instituto Mexicano de Cultura, y algunos familiares, colaboradores y amigos.

Hizo evidente el gran vacío de campañas preventivas que, reclamó, no existen mientras que el gran problema son los jóvenes. Para De la Fuente: “El hecho de que estemos viendo, tanto en hombres como en mujeres, que empieza a haber un consumo en secundaria, es una señal preocupante. No los estamos educando, no los estamos informando; el sistema escolar, o lo que queda del sistema escolar, no se ocupa de estos temas y, en consecuencia, el consumo va aumentando”.

En el Instituto Mexicano de Cultura, de la Academia de Ciencias Médicas, reiteró su convicción de impulsar en el tema de las drogas el enfoque de la salud pública por encima de uno punitivo y militar. Su enfoque parte de la tesis de que los adictos son enfermos y que deben tratarse como pacientes, no como delincuentes.

“En esta forma de contender con un problema como el de las drogas tenemos que echar por delante la ciencia, y de la mano de la ciencia, los derechos humanos. Esa es una política inteligente, sensible, una política que tiene más posibilidades de ser exitosa”.

Al acto asistieron, entre otros, Bernardo Tanur Tatz, presidente ejecutivo de la Academia de Ciencias Médicas, del Instituto Mexicano de Cultura; el doctor Eduardo Luis Feher, secretario general del Instituto Mexicano de Cultura; Germán Fajardo Dolci, director de la Facultad de Medicina de la UNAM; Manuel Ruiz Chávez, presidente de la Comisión Nacional de Bioética, y el doctor Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho de la UNAM.

Al clausurar el evento, Miguel Ángel Mancera Espinosa, jefe de Gobierno de la Ciudad de México, felicitó al doctor De la Fuente, al Instituto Mexicano de Cultura por estos reconocimientos a mexicanos ilustres, y cuestionó: “¿Qué pasa cuando hoy en México tenemos autorizada la posesión de las drogas, pero tenemos prohibido el comercio de las mismas? Entonces, los que tienen un gramo o tienen dos gramos, la pregunta es: ¿cómo los obtuvieron? No cayó del cielo. Si nos detenemos en el momento mismo de esa transacción, entonces se vuelve un acto punible, perseguirle, reprochable e incluso hasta un delito grave por tener fines de comercialización.

“Es algo que se legalizó, pero que nunca se resolvió ni se ha resuelto en la propia exposición de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Esto queda por resolver. Y también ¿qué se va a hacer después?”. Destacó, finalmente, que “México está con un impulso muy sostenido en muchos temas que en otra época hubieran generado polémica y que hoy hay que atender”.

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