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Tras la segunda evasión de Joaquín El Chapo Guzmán, el senador independiente Alejandro Encinas visitó un par de veces el penal de El Altiplano para inspeccionar la increíble fuga. En una de ellas, mientras la camioneta de la Comisión Nacional de Seguridad Pública serpenteaba por lomas para llegar al sitio del escape, dijo que el Estado de México estaba en su mira, pero no era el momento. Era julio de 2015 y recorría el país para sumar adeptos.

Hoy el legislador se destapa como aspirante a candidato a la gubernatura de esa entidad, pero aclara que debe ser derivado de una amplia consulta y elecciones primarias impulsadas por ciudadanos y partidos entre los que podrían caber PAN y PRD. Sin embargo, advierte que en una alianza decidida entre esos partidos no va, “porque sería una incongruencia de mi parte”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el ex perredista considera que para lograr una gran coalición de izquierdas en 2018 “todos tenemos que ceder”, Andrés Manuel López Obrador incluido.

Alerta que el sol azteca es un barco sin rumbo ni timonel y que va a la deriva, sumado a que carece de liderazgos fuertes en medio de una disputa en la que no se ve la luz al final del túnel.

Afirma que la corriente Nueva Izquierda, que encabezan Jesús Ortega y Jesús Zambrano, es responsable del hundimiento del partido.

Cuestiona la política de alianzas del PRD con el PAN y afirma que por eso al blanquiazul le fue bien en las elecciones del 5 de junio, “por la fragmentación de la izquierda y Acción Nacional lleva de franquicia al PRD”.

En su opinión, hoy por sí mismo el PRD no tiene un candidato competitivo a nivel presidencial.

¿Cuál es su balance del 5 de junio para la izquierda?

—Si bien hubo un voto importante, en muchos casos no refleja cambios, como sucedió en alianzas entre PAN y PRD con las que hubo alternancia, mas no alternativa, al repetirse vicios, prácticas y hasta se formaron cacicazgos locales. En la decepción están otros casos como Oaxaca y Sinaloa.

Se hacen coaliciones PAN-PRD con candidatos que provienen de las filas del PRI; ganan en Quintana Roo, pero el grupo político que triunfa es el de la aristocracia local que eternamente ha estado en el gobierno. En este escenario, lamentablemente la izquierda continúa en un proceso de fragmentación que dispersa y diluye al electorado. Esta fragmentación le allana el paso a la derecha para capitalizar la inconformidad contra el gobierno.

¿Eso explica por qué le fue tan bien al PAN?

—Le fue bien por la fragmentación de la izquierda y porque en las coaliciones lleva de franquicia al PRD.

PRD, un barco a la deriva

¿El PRD está sumido en una crisis? Manlio Fabio Beltrones renunció por obvias razones; si se va Agustín Basave, es por una crisis en el PRD. ¿Cómo está el PRD?

—En una crisis que viene desde 2008, cuando Jesús Ortega y yo competimos por la presidencia del PRD. La dirección del partido no la definen los militantes, sino el Tribunal Electoral.

El segundo factor es la búsqueda de un deslinde de los principales liderazgos del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Ha habido una cooptación de la vida interna del partido por parte de las corrientes. Hoy estamos ante un partido sin rumbo ni timonel.

¿Ni liderazgos?

—No hay liderazgos fuertes y no se ve la luz al final del túnel.

¿Los Chuchos son responsables del hundimiento del PRD?

—Sí, fueron la parte fundamental de una política que llevó a desdibujar el proyecto iniciado en 1989, cuando el PRD era un referente opositor real y esperanzador para la ciudadanía.

¿Ve candidatos presidenciales en el sol azteca?

—Creo que hoy por sí mismo, el PRD no tiene un candidato competitivo a nivel presidencial.

¿Partido liliputiense?

—Sí.

¿Qué pasa con Miguel Ángel Mancera? Muchos ven la calificación de su gestión en caída.

—Lo que pasó en la CDMX es que no hubo una línea de continuidad ni vínculo con la sociedad, no hubo consolidación de un proyecto claro de diferenciación con el gobierno federal. Se estableció una relación tan estrecha con el presidente Enrique Peña Nieto y sus funcionarios que fueron desdibujando esa línea divisoria tan clara que había de proyectos políticos.

No es un asunto de personas; a esto se suman errores en políticas públicas. Hoy tiene los niveles más bajos en casi 20 años de gobiernos de izquierda.

Ni usted que vivió en 2006 el plantón de AMLO en Reforma.

—Nunca había estado tan bajo.

“Morena crece y no es sorpresa”

¿En la CDMX dará Morena la sorpresa en 2018?

—Pues no es una sorpresa, ya van dos procesos electorales consecutivos que es primera fuerza electoral y se va a consolidar sin lugar a dudas en la CDMX y en otros estados.

O sea que aguas para el PRD…

—El PRD está por debajo de Morena en 22 estados, con tendencia creciente de Morena y decreciente del PRD. El nivel del PRD será menor, seguramente.

¿Usted quiere ser candidato a gobernador del Estado de México?

—Me han hecho ya varias invitaciones, me han preguntado mucho eso y a todos les he dado la misma respuesta.

¿Entonces a mí me va a dar la respuesta buena?

—No podemos seguir pensando en la lógica tradicional de los procesos electorales, incluso en las alianzas PAN-PRD que he cuestionado permanentemente. De darse de esa manera, no va a funcionar.

Los candidatos con más posibilidades son aquellos que tienen mayor identidad ciudadana y arraigo en los problemas locales, aquellos a quienes se les nota independencia clara de partidos e instituciones públicas.

Por eso opino que una candidatura que realmente aspire a ganar en el Estado de México no puede surgir de ningún acuerdo entre las cúpulas de ningún partido.

¿Le entraría a una propuesta de competir con Josefina Vázquez Mota por una candidatura?

—No, esas son las viejas prácticas tradicionales. Hubo una consulta para ver si había alianza con el PAN y ganó la alianza, pero no acepté ser candidato; dije que sólo sería candidato de mi partido, que era el PRD y con las izquierdas, porque veía lo que venía para 2012. En esa lógica, hay que construir una candidatura que realmente tenga cercanía con los ciudadanos. ¿Cómo hacerlo? Debemos retomar experiencias como la de 1987 en el Edomex, cuando la izquierda estaba más marginada y no había ruptura en el PRI; entonces hicimos una coalición, la Alianza Popular Unificada Mexiquense, y para ahorrarnos el problema de quién la encabezaría, hicimos unas primarias entre candidatos del PMS, PRT y otros.

El proceso permitió que Carlos Bracho fuese abanderado y detonó el crecimiento electoral de la izquierda. El candidato tiene que surgir de un proyecto de vínculo con la ciudadanía y que todos aquellos independientes o dentro de los partidos que aspiren a ser candidatos se sometan o nos sometamos a una primaria.

¿Ahí sí le entra incluso con PAN, PRD y todos los que quieran?

—Exactamente. Quien quiera, vayamos a una elección primaria. Que aquellos partidos que concuerden con la propuesta cobijen a quien salga ganador de esas elecciones y aspirando que no sea PAN-PRD, porque sería una incongruencia de mi parte. Sin embargo, aspiraría a que todas las fuerzas de izquierda y otros partidos dieran espacio a una candidatura de esas características para enfrentar el operativo de Estado que habrá en el preámbulo de la sucesión presidencial.

¿Ante este planteamiento, cuál es su visión rumbo a 2018? ¿Ve una alianza PAN-PRD?

—Puede haber, pero sería un error con toda claridad. La izquierda debe buscar su unidad y hacer un esfuerzo por el rencuentro de las distintas fuerzas. Estoy claro que es tal el nivel de confrontación y de diferendos que difícilmente estaremos en condiciones de replicar lo que sucedió en 2006 o 2012. ¿Cuántos perredistas votaron por Morena en Veracruz? Muchísimos. Eso explica algo: Un sector del PRD se fue a Morena y eso se va a replicar en 2017, habrá mayor movilidad.

AMLO tiene que ceder

¿El mayor problema del PRD es López Obrador?

—La militancia del PRD se está moviendo. Perredistas van a votar por López Obrador y de eso tienen que hacerse cargo la dirigencia del partido y el propio Andrés Manuel, tiene que pensar claramente que la diferencia es con el grupo dirigente, pero aquí hay una base social que se puso la camiseta perredista, aliada natural de un proyecto como el de López Obrador.

¿AMLO tiene que pensar un poco más y decir: “Voy en el PRD”?

—Creo que lo que hay que pensar es en generar las condiciones de un polo electoral progresista en el que todos tenemos que ceder.

Parafraseando la película de Jack Nicholson, ¿Andrés Manuel tiene qué ceder?

—Andrés es el candidato mejor posicionado, sin lugar a dudas es el principal dirigente de la izquierda en el país, nadie lo puede negar.

Es el personaje.

—Eso nadie lo puede negar.

Pero no veo un liderazgo en el PRD que pudiera convencerlo de decir: “Con éste sí le entro”.

—Yo tampoco. Veo una base social y una militancia preocupada por la unidad. Espero que esa presión cambie actitudes y que la inteligencia ayude a entender que debemos caminar juntos.

¿Cómo es su relación con Morena y con AMLO?

—De respeto. Tengo en alta estima a Andrés, pero no tenemos la relación intensa de antes, sobre todo porque no me incorporé a Morena desde sus inicios. Es una relación de respeto.

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