El 52% del electorado del país que vive en las 14 entidades con elección el próximo domingo 5 de junio próximo podrá elegir gobernadores, diputados y alcaldes, y comenzar a definir así la geografía política rumbo al proceso presidencial de 2018. La relevancia de esas contiendas radica en que, más que un partido o alianza triunfe, sume territorios o gane votos, “se van estructurando maquinarias electorales locales”, afirma Alberto Aziz Nassif, académico e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).

“Y se ha demostrado que los gobernadores pueden de alguna manera incentivar, afinar sus maquinarias para contribuir y sumar votos a una elección presidencial, y eventualmente definir su rumbo”, prevé.

El foco podría estar en Veracruz, donde no ha habido alternancia y de las entidades con elección —salvo la Ciudad de México— es la que tiene más votantes potenciales: 5.6 millones en la Lista Nominal, al corte de este mes con cifras fluctuantes, como en el resto de entidades.

“Yo pondría ahí la atención, podría haber sorpresas”, estima Javier Aparicio, del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), debido a su peso electoral y el “desprestigio” que enfrenta el gobernador Javier Duarte.

Ahí contenderán por una minigubernatura de dos años Héctor Yunes Landa del PRI-PVEM, y Miguel Ángel Yunes Linares, del PAN-PRD, quienes se espera polaricen los votos.

“La pelea será más fuerte mientras más grandes los padrones, y como el mandatario está deslegitimado, será una hazaña para el PRI ganar”, refuerza Aziz Nassif.

Este año será la primera ocasión en que tantas gubernaturas estén en juego en un día y “podemos concluir que en 2016 y con estas elecciones se va a acabar de definir la correlación de fuerzas y cómo va a quedar el PRI, ya se avecina 2018”, avizora la catedrática e investigadora de la UNAM, Marcela Bravo Ahuja.

Habrá por ello fuerte competencia, aunque a diferencia de 2010 las alianzas entre el PAN y el PRD podrían no ser tan fuertes como las que entonces derrotaron al PRI en los estados de Puebla, Oaxaca y Sinaloa.

Se suma el hecho de que ambos competirán unidos también en Quintana Roo, Zacatecas y Durango, gobernados por el PRI.

Pero el escenario aún no es muy claro, estima, pues se observa que el priísmo “ha jugado al divide y vencerás, y eso le ha resultado”.

Además debe considerarse que el voto no es en automático y cada entidad tiene sus particularidades, consideran los tres expertos.

Así, 12 entidades arrancarán campaña los primeros días de abril y sólo Baja California y la Ciudad de México lo harán días después, el 12 y 18 de ese mes.

Disputas en Puebla y CDMX

En la capital del país, con 7.5 millones de potenciales votantes, no se medirá la fuerza territorial de los partidos, pues se elegirán diputados para la Asamblea Constituyente que funcionará unos meses para redactar la primera Constitución local.

Se elegirán 60 diputados de representación proporcional y los partidos no podrán coaligarse, por lo que se verá su peso real.

Se perfila disputa electoral entre hermanos: Morena, primera fuerza con 29.43% de votación local en 2015, contra el PRD, con 19.86%, pero en el fondo coincidencias legislativas.

Donde la diputa por las entidades tiene como fin aceitar maquinarias electorales, como explica Aziz, es Puebla.

En ese estado son 4.2 millones de posibles votantes y la importancia, reconocen Aziz Nassif y Aparicio, radica, además de su peso electoral, en que el gobernador panista Rafael Moreno Valle busca ser candidato presidencial del albiazul en 2018.

“No la tiene garantizada. Creo que a estas alturas el único que estamos seguros que va a llegar a la boleta es Andrés Manuel López Obrador”, considera Aparicio. Pero si bien Moreno Valle “se juega su futuro político”, también otros estados influirían en esa posibilidad.

Es probable, valora Aziz, que aunque en Puebla no haya alianza PAN-PRD, los resultados en donde sí hubo ese acuerdo, como Oaxaca, Veracruz, Zacatecas o Quintana Roo apuntalen la idea de volver a unirse en la presidencial.

Estados bipartidistas

Para Bravo Ahuja será interesante lo que pase en entidades tradicionalmente bipartidistas PAN-PRI, pues podrían registrarse alternancias, como Aguascalientes y Chihuahua, estados priístas que han tenido gobierno del PAN.

En el primer caso hay 895 mil electores y la precandidata del PRI-PVEM es Lorena Martínez, aunque tiene como contendiente interno a Manuel de Alba Ortega.

Aunque tener otro precandidato podría ser estrategia para realizar precampaña, en un estado bipartidista, indica, “cierta división podría ocasionar una transición”.

En Chihuahua contenderán por la alianza PRI-PT-PVEM-Panal, Enrique Serrano Escobar, y por el PAN, Javier Corral Jurado, aunque podría despuntar el empresario José Luis Barraza, postulado por la vía independiente.

En las pasadas elecciones federales el PAN obtuvo 25% de los votos contra 35.23% del PRI, fuerza que podría crecer por sus aliados.

Sin embargo, observa Aziz, la candidatura de Corral podría crecer por los llamados de líderes de otros partidos a sumarse, como en el PRD.

Fracturas minan posibilidades

En entidades donde hubo divisiones y pleito en tribunales, los partidos que se consideraban punteros en las elecciones federales de 2015 podrían perder.

El especialista Javier Aparicio (CIDE) señala por ejemplo los casos donde las alianzas opositoras se complicaron.

“Hace seis años dieron la sorpresa” las alianzas PAN-PRD en Puebla, Oaxaca y Sinaloa, pero “vamos a ver si vuelve a haber alternancia. Ahora las coaliciones fueron más accidentadas, habrá que ver el efecto”.

En Puebla el PAN y el PRD van cada uno por su lado; en Oaxaca, aunque van juntos, la postulación de José Antonio Estefan Garfias rompió al perredismo, del que salió el senador con licencia Benjamín Robles.

Ahí, a diferencia de 2010, no hay apoyo de López Obrador, que respaldó en los hechos al hoy gobernador Gabino Cué.

Ahora la izquierda se dividió, el candidato del tabasqueño y su partido Morena es Salomón Jara. En el otro bando, el Panal, que apoyó de facto a Cué, ahora respalda a Alejandro Murat del PRI-PVEM.

A la oposición “se le puso muy complicada la selección de candidato, [hay] maniobras del PRI, igual pasó en Zacatecas, aun así va a estar cerrada la contienda”, indica Bravo.

La oposición también llegará minada en Sinaloa, sin candidatura de unidad PRD-PAN como en 2010, cuando ganaron aliados; tampoco hubo alianza en Tlaxcala.

En el primer estado, el PAN irá solo con Martín Heredia contra el PRD y su aspirante Mariano Gómez, ambos contra el PRI- PVEM-Panal y Quirino Ordaz Coppel.

En Tlaxcala ni el PAN ni el PRD cedieron la postulación, así que cada uno tiene la suya, el primero a Adriana Dávila y el segundo a Lorena Cuéllar.

La coalición PRI-PVEM-Panal Partido Socialista lanzó a Marco Antonio Mena, quien irá sin alianza opositora enfrente y con ventaja, pues el PRI tuvo, en la elección federal de 2015, 28.16% de los votos, más de 10 puntos arriba del PAN, con 15.14 % de los sufragios.

Escenario de Morena

Para los especialistas Aziz y Bravo no debe desestimarse el crecimiento de Morena.

En Tlaxcala postuló a Martha Palafox y es la tercera fuerza electoral, pues en 2015 tuvo 13.06% de los sufragios, más que 9.25 % del sol azteca.

Incluso donde hay histórica presencia del PAN, como Baja California —donde no se renovará gobierno, pero sí Congreso y alcaldes— Morena es tercera fuerza.

Los votantes potenciales son 2.5 millones, el PAN es primera fuerza, con 29% de los votos; el PRI segunda, con 17.83%, y Morena tercera, con 12.90%.

En Veracruz, Oaxaca y Zacatecas, Morena podría crecer y en este último “está interesantísimo”, porque “puede ser el primer estado que gobierne”, ya que David Monreal, el abanderado de ese partido, enfrentará a un gobierno priísta desgastado y a un PRD dividido, aunque en alianza con el PAN.

Pero gane o no Morena en Zacatecas —expone Aziz—, ese partido saldrá fortalecido hacia el proceso electoral de 2018.

“En 2018 aún hay posibilidad de una candidatura de unidad con López Obrador, porque hay que tener en cuenta que el voto de izquierda en México es más que el voto priísta, pero sólo si está unido. Así sí le gana al PRI-PVEM”, dice.

Hegemonía priísta

Se disputarán otros bastiones del PRI donde nunca ha perdido: Tamaulipas, Quintana Roo, Durango e Hidalgo. Sin embargo, no se perfila que esas u otras entidades signifiquen el avance de un precandidato presidencial priísta, pero sí el fortalecimiento como partido hacia 2018.

Aunque el dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, logró acuerdos de unidad en casi todas las entidades, en Quintana Roo no, lo que podría tener impacto.

La fractura vino con Carlos Joaquín González, quien salió del PRI para ser postulado por PRD-PAN y enfrentar a Mauricio Góngora, del PRI-PVEM-Panal.

Hidalgo, salvo ser la tierra del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, no ha despertado interés, “imagino que el PRI querrá conservarlo, no hay indicios de que ocurra otra cosa, pero tampoco creo que sea un indicador de algo, es muy pequeño el padrón”, menciona Aziz.

Por último está Tamaulipas, la entidad donde el PRI arrasó en 2010, con 61.58% de los votos contra 30.8% del PAN.

La inseguridad y la violencia desbordadas quizá incidan, coinciden.

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