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El Poder Legislativo fue el que dio en 2011 la instrucción al Ejecutivo de renovar la flota presidencial, por lo que entonces, como secretario de Hacienda, José Antonio Meade afirma que ejecutó la compra del avión Boeing 787-8 Dreamliner para uso de la Presidencia de la República, “con transparencia y mejor precio”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el secretario de Desarrollo Social, quien en el sexenio del presidente Felipe Calderón fue titular de Hacienda, señala que el avión tuvo un costo de 103 millones de dólares.

La adquisición, afirma, permite que el gobierno cuente “con un instrumento de trabajo eficiente”, y dar marcha atrás a la compra “sería francamente absurdo y fuera de lugar, sin algún sentido económico”.

Detalla que fue en el Presupuesto de Egresos de 2012 en el que la Cámara de Diputados exhortó al gobierno federal a realizar las adecuaciones presupuestarias para renovar el avión, y el resto de las aeronaves asignadas a la Presidencia de la República, con el fin de garantizar la seguridad.

Tras el arribo el miércoles pasado a la Ciudad de México del nuevo avión presidencial José María Morelos y Pavón, el cual se podría estrenar hoy, arreciaron las críticas sobre la compra de la aeronave.

Instrumento de trabajo

¿Cómo fue el proceso para la compra del avión?

—La flota presidencial es un instrumento de trabajo del Ejecutivo, que administra el Estado Mayor, y en 2011, siendo yo secretario de Hacienda, en el proceso de negociación presupuestal, el Congreso instruyó al Ejecutivo para renovar la flota.

Fue en atención a ese mandato que emitió el Congreso, por cierto aprobado de manera unánime y reflejado en un artículo del presupuesto, que nos dimos a la tarea como Secretaría de Hacienda de adquirir y cumplir con el proceso de renovación de la flota, con una coyuntura que resultó extraordinaria, porque al mismo tiempo que nosotros empezamos esa búsqueda, Aeroméxico realizó una compra muy importante de equipo.

Eso nos permitió con absoluta transparencia, e incluso en mejores condiciones de precio que Aeroméxico, comprar el avión.

Por esa razón y en esa medida, y tomada la decisión primero por el Congreso y luego por el Ejecutivo, tendremos posibilidad de un instrumento de trabajo, con muchas mejores condiciones de eficiencia, con economías importantes en materia de mantenimiento que fueron todas las razones que motivaron a que fuera ese equipo. Insisto, fue una decisión tomada desde 2011.

¿Cuál fue el precio?

—Fueron 103 millones de dólares.

¿Por qué no se compró una aeronave más barata?

—El proceso de búsqueda que se hizo pretendía que el avión que se comprara generara economías en manutención, en piezas, e incluso posibilidad de entrenamiento.

Hacía mucho sentido que el avión que se comprara fuera utilizado en México por otras instancias.

El hecho de que Aeroméxico estuviera en proceso de comprar un avión de esas características permitió que la economía que se alcanzara fuera muy importante.

De hecho, contra el precio de lista de ese momento, el avión costó cerca de 60% menos de lo que se tenía enlistado. Nos permitió asegurarnos que la aeronave va a contar con piezas, con un buen servicio de mantenimiento y que ambas piezas: mantenimiento y entrenamiento se podían usar aprovechando el hecho de que ese avión sería parte muy importante de la flota aeroespacial en México.

Creo que sin ninguna ambigüedad, la decisión que tomó el Congreso en 2011 y la ejecución de esa instrucción se hizo no solamente de manera transparente, sino además en muy buenas condiciones de precio.

Permite que cuente el gobierno de la República con un instrumento de trabajo eficiente, equivalente al que hace 30 años se contaba cuando por primera vez se adquirió una aeronave que tiene 30 años en servicio, y que hoy no permitía estar a la altura, ni por mantenimiento, ni por piezas, ni por costos, de lo que ahora se requiere y se puede lograr con este mejor espacio.

No debe haber alguna duda de que la actualización se necesitaba.

¿De dónde se sacó el dinero?

—Fue un crédito que se le dio al Ejército por parte de Banobras en una operación de arrendamiento financiero. Eso quiere decir que el avión se compró, lo adquirió Banobras y el Ejército a través del arrendamiento financiero que Banobras le ofrece habrá de amortizarlo en el tiempo.

¿Por qué no se regresó el avión?

—Sería francamente absurdo, fuera de lugar, no tendría ningún sentido económico y el hecho de que una decisión que tomó un Congreso en 2011 que fue ejecutada hubiera implicado el no aprovechar una coyuntura extraordinaria en circunstancias de precio, y desaprovechar la oportunidad de que ese instrumento de trabajo hoy contara con un mantenimiento con piezas y con entrenamiento mucho más eficiente. Una tecnología en materia de aeronáutica que tenía más de 30 años no permitía seguir con seguridad, ni con eficiencia, el objetivo que ese instrumento de trabajo tiene.

¿La actual administración asumió una decisión tomada?

—La administración del presidente Enrique Peña Nieto enfrentó un hecho consumado, una instrucción que se tomó hace dos legislaturas y en otra administración.

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