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El programa que dota de autonomía a la nueva escuela en México debe considerar la toma de decisiones en el uso de recursos económicos, así como la implementación de un nuevo curriculum y ajuste de horarios dentro de cada centro educativo, coincidieron expertos.

Diversificar el plan de estudios, mejorar la economía familiar y reivindicar la figura del maestro, son aspectos imprescindibles, señalan investigadores que se mantienen a la expectativa de cómo será el nuevo modelo educativo que dará a conocer la Secretaría de Educación Pública (SEP).

“La autonomía escolar implica que la escuela comience a tomar decisiones con el uso de materiales, es decir, decidir en qué se debe de invertir en el centro escolar, puede ser en la infraestructura o en comprar materiales para un mejor lugar de estudios, pero también debe de existir una autonomía en la decisión del currículum, en horarios y en calendario escolar”, señala el ex subsecretario de Educación Básica, Lorenzo Gómez Morín.

Este lunes el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, da a conocer el plan de la nueva escuela mexicana en el cual se planteará la estrategia para dar mayor autonomía a las escuelas que incluya el calendario escolar y sus horarios.

El secretario detalló la semana pasada en un artículo para EL UNIVERSAL, que “el objetivo es que los planteles puedan, dentro de ciertos parámetros, organizarse de acuerdo con sus propias necesidades y prioridades”, y que los padres de familia se involucren en la formación educativa, lo que garantizará el buen funcionamiento de las escuelas en el nivel básico.

Para el investigador Lorenzo Gómez Morín es “urgente” contar con un nuevo modelo educativo, puesto que “el actual está agotado y prueba de ello es que en evaluaciones tanto nacionales como internacionales, los resultados de la educación que se imparte en México deja mucho que desear”.

El impulsor del Programa de Escuelas de Calidad, que promovió la autonomía de gestión escolar, en la administración del ex presidente Vicente Fox, considera que  el actual modelo que se aplica en el país dio lo que tuvo que dar, y que “el modelo en su conjunto, es decir, la escuela, la forma de operación del sistema, materiales educativos y demás han sido los mismos en los últimos 23-24 años”,  lo que ha ocasionado que “estamos muy lejos del nivel que deseamos y necesitamos como país para poder progresar. Sin duda, el modelo educativo está agotado”, por lo que coincide con el actual titular de la SEP, de dotar a los planteles de programas flexibles y otras herramientas de operación.

La autonomía, dice Manuel Gil, investigador de El Colegio de México, es uno de los elementos que está en la Constitución, pero se requiere que sea una práctica efectiva. Consideró que el tema de transparencia es clave en el área de la autogestión para evitar actos de corrupción, los cuales, en caso de ocurrir deben ser severamente castigados en el momento.

“La transparencia es un tema crucial para evitar el desvío de recursos en las escuelas. No hay garantía absoluta en que no vaya a existir malos manejos, pero en la medida en que el ejercicio de esos recursos cuenten con la supervisión de los padres de familia podrá ser un elemento que evite la corrupción. Si alguien comete un acto de éstos, en ese momento se debe de castigar con mucha dureza y severidad”, comentó el académico.

Para Ángel Díaz Barriga, profesor emérito de la Universidad Nacional Autónoma de México, el gobierno federal insiste en presentar un modelo que transforme radicalmente la educación, pero lo que debe reformarse es el sistema docente.

María Bertely Busquets, integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, considera que la autonomía en la gestión “implicaría diversificar las escuelas, dar variedad al plan educativo, ampliar lo que entendemos por educación de calidad y adecuar también las evaluaciones para que los alumnos y docentes sean examinados por las comunidades y no por indicadores de agencias internacionales”.

Consuelo Mendoza, presidenta de la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), añadió que el gobierno y el sector privado deben comprometerse a mejorar la economía familiar y el tiempo de participación de los padres. En las escuelas rurales “además de hablar su lengua, los programas deben ser adecuados a su realidad, que es diferente a la de la ciudad”.

Julieta Fierro, integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, coincidió en que “una escuela donde no hay agua, no hay electricidad ni baños, donde los niños llegan con hambre o enfermos, dificulta la educación de manera importante”.

(Con información de Yolanda Ayala)

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