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México e Israel buscan fortalecer sus relaciones bilaterales y comerciales a través de las tecnologías y el manejo del agua, pues ambas naciones viven situaciones similares en ciertas zonas de sus territorios por las sequías y el clima, que requieren para su atención de instrumentos y herramientas especiales.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el embajador de México en Israel, Benito Andión, explicó que hay una cooperación clave entre ambos países en materia de generación, conservación y manejo del agua, así como en la producción de cultivos, especialmente en la península de Baja California, donde la región sufre de sequía importante. Se trabaja también en el desarrollo y comercialización de nuevas tecnologías.

¿De qué se trata la relación México-Israel?

—El interés de México es la cooperación técnica y científica entre los dos países. Incrementar el comercio es otro de los objetivos de esta Embajada. Si bien no es el volumen que pudiéramos desear, encontramos mucha compatibilidad entre los productos que ambos países generan. Por ejemplo, los medicamentos: hace apenas unas semanas una empresa de medicamentos genéricos israelí adquirió una farmacéutica mexicana por cerca de 7 mil millones de dólares. Es una cifra que va a impactar.

Buscamos nichos en los que se pueda incrementar la cooperación. Hubo una conferencia sobre la industria aeroespacial en Jerusalén y buscaremos conducir algunos resultados de esta conferencia para fortalecer el clúster de esta industria en el estado de Querétaro. La alta tecnología y los start ups de tecnología digital nos permiten poder incrementar esa relación.

Tenemos un tratado de libre comercio que cumple 15 años y buscamos la manera de revitalizarlo y aprovechar las ventajas que ofrece la posibilidad de que no haya barreras arancelarias.

Se realizó un foro internacional sobre el agua en Tel Aviv. Israel es un país importante en el tema y un grupo de Conagua vino. ¿Qué hay entre los dos países al respecto?

—El agua es uno de los temas principales que ocupan nuestra agenda bilateral en materia de cooperación, de comercio e inversión. Tenemos contactos permanentes entre universidades mexicanas e israelíes en este tema en todos los aspectos que implica el manejo del recurso. Hay acuerdos entre ambos países y entre estados. Aquí tenemos el Instituto del Agua en la Universidad de Tel Aviv. Tenemos una antigua relación entre la Universidad de Jerusalén con el Instituto Politécnico Nacional y la Universidad Nacional Autónoma de México.

¿Debe haber relaciones entre empresas sobre el tema del agua?

—Así es, aunque es de carácter privado. La apertura en México para la generación, la conservación y el tratamiento del agua ha sido determinante para que se multipliquen las instancias y para que México tenga un mayor desarrollo. Hay una buena cooperación de Israel en este tema y sobra decir que es un extraordinario vendedor de su tecnología, y a través de su Embajada en México son muy activos.

California, Baja California e Israel tienen una situación similar por el agua y su clima. ¿Hay una colaboración sobre el tema de las sequías y manejo del agua?

—Sí, Israel participa también en el tema de los cultivos en Baja California y Baja California Sur. Hay un crecimiento notable de los cultivos de vid y hortalizas en el sur de Tijuana, en donde la tecnología israelí les resulta muy útil por las condiciones semidesérticas de los dos estados de la península. También hay participación israelí en desarrollo urbano y en materia de capacitación y cooperación técnica.

¿Hay otros temas en los que se busca mayor colaboración?

—Estamos trabajando para aprovechar los avances que tienen los israelíes en el mundo para que los emprendedores mexicanos conozcan estas técnicas y puedan intercambiar las experiencias. Israel ha tenido éxito en el desarrollo de nuevas tecnologías y sus ingresos han crecido al venderla. Wase, la aplicación que sirve para el transporte público en la ciudad, es un ejemplo de la originalidad y creatividad israelí. Es otro nicho que tenemos el mandato de buscar para los temas bilaterales.

Está también el tema de seguridad. La experiencia de Israel en esta materia desde su creación como país ha sido importante y eso hace que su experiencia sea fácilmente transmisible. Las instituciones públicas mexicanas tradicionalmente han tenido intercambios con empresas y con el gobierno israelí, pero no es un tema que ocupe buena parte del intercambio comercial o económico. Es selectivo porque dada nuestra situación geopolítica, las condiciones son distintas.

México busca ampliar su relación con la región y los países del Golfo Pérsico. ¿Cómo trabajan la Embajada en Israel y las otras en la región para impulsarla?

—Tenemos una reciente presencia de México en todos los países del Golfo. Tenemos la recién apertura de la Embajada de México en Jordania y eso nos ayuda a alcanzar una mayor presencia. Es indispensable para poder interpretar y tener una percepción más directa de cuál es la situación en la región, más allá de los intereses particulares bilaterales que México puede tener con Arabia Saudita, Kuwait, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.

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