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A pesar de los graves problemas que México enfrenta o las críticas que ha recibido en temas como la desaparición forzada, el país pugnó por introducir la meta del mejoramiento del Estado de derecho y de la rendición de cuentas en los objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, que se firmará este fin de semana en las Naciones Unidas, destaca Jorge Montaño, representante de la Misión Permanente de México ante la ONU.

La Agenda de Desarrollo Post-2015 —aprobada el 2 de agosto y que se firmará este fin de semana por los 156 jefes de Estado y de gobierno confirmados para la cumbre de Naciones Unidas— propone erradicar la pobreza extrema y el hambre para el año 2030. Para la cumbre de alto nivel, que se realizará entre el 25 y 27 de septiembre, se prevé la participación de los presidentes de México, Enrique Peña Nieto; de Estados Unidos, Barack Obama, y de Francia, François Hollande, entre otros.

¿Qué opinión tiene sobre la Agenda de Desarrollo Post-2015?

—Hay aspectos de la agenda que para nosotros fueron extremadamente importantes, por los que dimos una batalla fuerte. El Estado de derecho, por ejemplo, es algo que no dejamos que se menoscabara, tampoco que se pasaran los límites entre buscar a través del Estado de derecho para introducir controles. Para muchos países en desarrollo había una gran preocupación de que nosotros ayudáramos a traducir en algo más constructivo, es decir, si no tienes un Estado de derecho con estas características no mereces ser miembro de la sociedad de Naciones Unidades. México logró que el objetivo 16 [sobre el Estado de derecho] quedara bien plasmado.

Fue una batalla muy compleja, muy difícil. Parecía que con este tema los países avanzados querían limitar a los que están en desarrollo, y por otro lado, las naciones en desarrollo escudarse detrás de toda esta argumentación para no hacer cambios fundamentales en un proceso de modernización, en el que evidentemente todos necesitamos estar involucrados.

Fue algo muy importante, lo fue también nuestra defensa de la migración, independientemente de que sea legal o ilegal, trae beneficios a los pueblos. Hubo resistencias de toda naturaleza y siento que México también fue un líder constante, permanente en las reuniones oficiales.

El tema del Estado de derecho es un reto importante para México, especialmente por las desapariciones forzadas por las que sigue siendo criticado por la misma ONU...

—Nosotros no estamos tratando de tapar eso con un dedo. Por supuesto que ni nos pusimos de ejemplo en ningún momento, ni de paradigma. Partiendo de la base de que México es un país que reconoce una serie de rezagos importantes, pero que eso no da pie para que naciones avanzadas, como las europeas, tomen ventaja de esto para decir “te comportas de esta manera o no tienes derecho a ser parte de la sociedad de Naciones Unidas”.

Nunca partimos de la base de que México era ideal, al contrario. Igualmente cuando tocamos el tema de la migración. Nuestros migrantes son víctimas, pero hay una serie de cosas que el mismo país no les está proporcionando. Estamos ahora en otra etapa, pero no entramos con la idea de ser ejemplo de nadie, sino que lo que nosotros tenemos debe ser el punto de partida para que otros territorios que están en circunstancias semejantes, tomen nota de que hay posibilidad de que las cosas se hagan.

Para regresar al tema del Estado de derecho, independientemente de los problemas que estamos enfrentando, el hecho de que México ha sido un país que ha estado haciendo esfuerzos a lo largo de los últimos 30 años para una modernización, creo que es prueba de que ha tenido avances importantes.

Los rezagos están sin duda. No los estamos negando, por lo mismo que en la mayor parte de cuestiones que nosotros empujamos, lo estamos haciendo sobre la base de que ésta también es nuestra experiencia.

La propuesta principal de la Agenda de Desarrollo Sostenible es erradicar la pobreza extrema para el año 2030. ¿Es factible para México lograr esta meta en 15 años, debido a que hay 2 millones de pobres más en el país?

—Espero que no solamente lo logremos, sino que lo superemos. La desigualdad gigantesca es algo que el propio Presidente ha reconocido. Además, es algo vergonzoso. Creo que el Coneval y el Inegi están haciendo una tarea absoluta y totalmente clara y transparente. Estas son las realidades y ya no estamos jugando a que se pueden tapar las cosas con un dedo. Es un reto y un desafío extraordinariamente importante para todos los países, pero también para México.

Cuando nosotros les pusimos estas metas y trabajamos en ellas lo hicimos con la absoluta certeza de que se pueden lograr. Tengo confianza en que los estímulos que ha generado en el buen sentido el conocer estas cifras tan dolorosas se va a beneficiar muy bien lo que venimos discutiendo desde hace tres años. Para nosotros tiene un efecto práctico, inmediato.

Se proponen 169 metas y 17 objetivos. ¿Considera que la agenda es la adecuada?

—Hicimos un esfuerzo por comprimir el listado, abreviar muchas cosas, y sí, siento que fue lo mejor que pudimos haber hecho.

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