¡Ah, qué bonitos! Mientras sigue creciendo el número de pobres en México, nuestros queridos y respetadísimos diputados federales, quienes dejarán de serlo, no se conforman con lo ganado. Claro, responsables como son, siempre van por más, al menos para sus bolsillos. Porque no, no se irán con las manos vacías, la Cámara de Diputados desembolsará más de 577 millones de pesos para concluir su relación laboral con los 500 políticos que integraron la 62 Legislatura. A manera de finiquito, ¿por qué no?, cada diputado, independientemente de la bancada a la que pertenezca, recibirá, en promedio, más de 1 millón 155 mil 357 pesos por haber finalizado los tres años de labor parlamentaria en el Palacio Legislativo de San Lázaro.
¿Será lo justo para políticos que son tan trabajadores, que impulsan tantos y tantos cambios para que este país funcione mejor? ¿Será lo justo para quienes no son expertos en el arte del trapecismo o también llamado el arte de saber brincar como chapulín? ¡Ay, pobrecitos! Tal vez no sea lo justo por tanto y tanto que trabajan, ¿o usted qué dice? Y ni entrar en detalles, porque nomás de pensar en sus 40 días de aguinaldo: casi 100 mil pesos, se le encoge a uno el estómago.

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