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Gerardo Ruiz Esparza se para junto al mueble que sostiene ocho aviones, una escafandra y un Tren Suburbano, todos a escala. Cada uno de estos objetos es un recordatorio de los múltiples compromisos que tiene el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), y de la obligación de que cada proyecto y programa marchen en tiempo y forma.

Es justo esa premisa que le hace recordar al funcionario que el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México es la magna obra de la última década, y que hasta ahora cada peso y cada pilar que lo constituye va conforme lo calendarizado.

“Vamos en tiempo”, dice el responsable de la SCT en entrevista con EL UNIVERSAL en sus oficinas de Xola. Sin embargo, otro tema que deriva de la construcción del nuevo aeropuerto son los terrenos de la actual terminal aérea de la ciudad de México, que quedarán desocupados una vez que la mega obra entre en funciones.

Ruiz Esparza reconoce que estos terrenos son 100% federales, pero que aun así deben ser utilizados en beneficio de la economía y la generación de empleos de la zona.

No obstante, antes de entrar a consultas públicas para ver lo que la sociedad cree que es lo mejor para construir en ese espacio, es necesario que primero se tenga una orientación técnica.

“Como todo gran proyecto se necesita tener una orientación. Dejarlo abierto a las corrientes de opinión pública puede tener un gran insumo, pero lo mejor es presentarle a la sociedad lo que más le conviene tener a esa región.

“Estoy convencido de que se requiere una orientación técnica antes que abrir una consulta que después pueda traer una presión que a lo mejor no pueda resolverse, y que solitos nos estemos metiendo una presión insalvable por no poder atender una necesidad planteada en una consulta”, destaca el funcionario federal.

Rechaza que los terrenos del aeropuerto hayan servido para apalancar la nueva terminal aérea y también descarta que se hayan “apalabrado” alguna constructora o desarrolladora.

Lo que sí reconoce es que aunque el nuevo aeropuerto es autosustentable y autofinanciable, “si el actual aeropuerto puede apoyar, en caso de que no haya presupuesto público y canalizarlo al nuevo, será una gran medida”.

¿Cómo van hasta ahora los avances financieros y físicos del NAICM?

—Estamos en un proyecto que, sin duda, será uno de los más importantes, sino es que el más importante de la década. Es un complejo grande, difícil, de largo alcance y como tal se está tratando.

Esperamos transitar en las fechas futuras con certeza, es una obra compleja, muy grande y fácilmente puede pasar el tiempo, hay que llevar el seguimiento día a día de cómo vamos avanzando en el tiempo.

Una obra de estas dimensiones requiere también un mega proyecto de conectividad ¿Qué planes tienen para cubrir esta demanda?

—La idea es que logremos conectar el nuevo aeropuerto mejor que lo que hoy se hace con el actual. Que conecte con su mercado, sus pasajeros, con la carga que va a transportar de manera más sencilla. Por eso, conjuntamente con los gobiernos del Distrito Federal y del Estado de México, delineamos un plan de conectividad que tiene varias fases. La idea es construir 19 viabilidades nuevas o ampliarlas. La propia avenida principal, La Peñón-Texcoco, va a conectar al aeropuerto y se va a ampliar de cuatro a 10 carriles, para que sea un gran bulevar. La idea es ampliar viaductos y periféricos.

Hoy tenemos que la México-Pachuca ya se amplió a ocho carriles, estamos extendiendo la México-Puebla, la México-Cuernavaca y la México-Toluca; estamos construyendo la autopista que viene de Atizapán-Atlacomulco, en fin, los principales accesos del DF se están amplificando con miras a tener una mejor conectividad. También tendremos cuatro sistemas BRT que se construirán, más otros dos sistemas Metro, de Chalco-La Paz y de Mixcoac-Observatorio también se extenderán.

¿Un segundo piso?

—La idea es esa. Esto lo estamos platicando con el jefe de gobierno del Distrito Federal, para que podamos tener mejor tránsito hacia el aeropuerto. Ahí hay varias opciones: o hacer un segundo piso o hacer un túnel en la parte del Viaducto o alguna una vialidad paralela. Yo creo que los segundos pisos son menos problemáticos para el tránsito y menos costosos para efecto de darle viabilidad a la obra.

Todo va en tiempo en este momento. Hemos transitado bien y vamos de acuerdo con el programa delineado.

¿Los terrenos del actual aeropuerto son federales o del DF? ¿Ya hay planes sobre ellos una vez que ya no tenga operaciones la terminal?

—Los terrenos del actual aeropuerto son 100% federales, son propiedad de la nación. Aunque falta mucho tiempo para que el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México deje de funcionar y podamos darle otro destino, es bueno empezar a delinear su futura ocupación y saber qué es lo que queremos hacer. Debemos tener paciencia para aterrizar esa idea.

El concepto que hemos manejado con el Jefe de Gobierno capitalino —porque sin duda tendrán opinión, ya que si se van a hacer construcciones ellos tendrán jurisdicción en la materia— es que sea un terreno que le sirva a la ciudad de la mejor manera.

A veces es muy tentador decir que se puede poner un nuevo parque o una instalación al servicio de la ciudad, o lagos o cuestiones de medio ambiente, pero también hay que entender que lo que más requiere la zona son empleos e instalaciones que le den cabida a lugares donde la gente se prepare, no sólo universidades, sino centros de investigación logísticos o de educación.

Lo estamos haciendo de la manera más responsable posible a través de empresas con experiencia en desarrollos urbanos sustentables en el mundo que nos den la opinión de qué es lo mejor que se puede hacer.

Estamos analizando qué es lo mejor para el lugar, que no hay que olvidar que requiere empleo, calidad de vida y mejorar la situación urbana en el contexto global de lo que es la capital.

¿Esta decisión sobre qué hacer con los terrenos será exclusiva del gobierno federal o será consensuada con el gobierno del Distrito Federal?

—Tanto con el gobierno del Distrito Federal y el Estado de México, porque de alguna manera impacta a las dos regiones, y desde luego la Federación a través de las diferentes dependencias que tienen que ver con el tema. Es algo que estamos dialogando y en un futuro lo haremos en mayor medida.

¿Están abiertos a la consulta pública? Se sabe de experiencias internacionales donde se sometió a la opinión de la sociedad qué es lo mejor para los espacios. ¿Es el caso de estos terrenos?

—Como todo gran proyecto, es necesario tener una orientación. Dejarlo abierto a las corrientes de la opinión pública puede tener un gran insumo, pero lo mejor es presentarle a la sociedad lo que más le conviene.

Si en algún momento dado (la consulta) dice lagunas, lagos y parques, y no tenemos el agua suficiente como para tenerlas, ¿cuál sería el punto? Entonces, hay que tener el estudio técnico que fundamente un planteamiento serio y ya después de eso desde luego que estará abierto a la opinión de todos los grupos sociales interesados de la mejor manera posible.

De lo que estoy convencido es que se requiere una orientación técnica antes que abrir una consulta que pueda traer presión, que a lo mejor no puede resolverse y solitos nos estamos metiendo una presión quizás insalvable por no poder atender una necesidad planteada en una consulta. Lo mejor es técnicamente dar lo que puede ser ahí y después recibir opiniones especializadas.

¿Los terrenos en los que se encuentra el actual aeropuerto sirvieron para apalancar el NAICM?

—El proyecto es autosustentable y autofinanciable, tiene todo para que mejore el medio ambiente y para financiarse en un momento dado así mismo. Desde luego que si el actual aeropuerto puede apoyar, si es que no hay presupuesto público y canalizarlo al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, sería una gran medida.

Los ingresos del aeropuerto, su actividad comercial y toda la que se despliegue bien administrada dan para pagar en un momento dado todo lo que se erogue en el aeropuerto.

¿Tampoco están apalabrados estos terrenos con constructoras?

—De ninguna manera. No están apalabrados con nadie. Lo que se está haciendo son estudios para darle el mejor servicio posible a aquella región de la capital y del Estado de México.

Con relación a las cadenas de hoteles que actualmente están en el aeropuerto y que han expresado la preocupación de que sus inmuebles se devaluarán una vez que concluyan operaciones en esa terminal, ¿tienen algún plan de apoyo?

—Lo que hemos hablado con ellos es que se les va a dar una especia de prelación o un derecho al tanto, es decir, que tengan preferencia para en un momento dado desarrollar su vocación dentro de los terrenos del NAICM, de tal manera que los comerciantes o los restaurantes puedan, sí así lo desean, trasladarse a un nuevo sitio.

Esa zona no va quedar abandonada, creo que va ser una gran zona de crecimiento y de interés para comerciantes, hoteleros y para todos. Habrá que ver y no anticipar vísperas de cuál va ser el desarrollo que se va a dar.

¿Ya están planificadas las extensiones de las dos líneas del Metro que llegarán al NAICM? ¿Se han coordinado con el gobierno capitalino?

—Estamos totalmente coordinados y comunicados. Ellos seguramente desarrollarán la parte interna dentro de la capital y, muy probablemente, nosotros la parte que corre por el Estado de México, Chalco-La Paz, y ahí veremos de qué manera nos organizamos, pero hay una actitud coordinada.

¿Con la certeza de que no habrá otro caso como la Línea 12...?

—Con toda certeza. México ha construido el Metro desde hace 50 años. No hay problema para construirlo, porque no es una obra que requiera de una gran técnica. Está garantizado que en México existe la ingeniería, la capacidad técnica y organizativa para construir mucho Metro.

¿Sigue en marcha la emisión de bonos para el financiamiento del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México?

—Sí, claro. El proyecto son 120 mil millones de pesos y parte de esos recursos serán apalancados vía crédito; hay mil millones de dólares que están garantizados y prácticamente acreditados. Tenemos recursos para avanzar durante 2016 y 2017 sin ningún problema.

¿La eventual alza en tasas de interés en Estados Unidos y la posible medida similar que se tome en México no afectará el proyecto?

—Esperemos que las cosas se vayan dando con equilibrio razonable. Cualquier desbordamiento económico mundial no podemos decir que no afecta alguna obra o un plan en cualquier nación, incluyendo México, pero el país está preparado. No nos está tomando por sorpresa y se han tomado las medidas de manera oportuna.

Sí nos impactan las cuestiones internacionales, pero todo sometido en un análisis no debe poner en riesgo el esperado incremento en las tasas de interés en Estados Unidos, así que no vemos que esto influya negativamente en la construcción.

El gobierno del Distrito Federal planea realizar algunos foros sobre las experiencias internacionales de cómo utilizaron los terrenos de sus viejos aeropuertos y quizás empujar la idea de que es necesaria una consulta pública. ¿Qué opina?

—Creo que estamos frente a un gran proyecto para beneficio de la comunidad. El que en un momento dado se obstaculice cualquier factor de construcción o desarrollo del proyecto va a afectar a la capital, porque los negocios que no llegan o el ingreso que no se genere son enormes. Esto no sólo afecta al DF y a la zona conurbada, sino al país, porque en un momento dado el no tener un aeropuerto no solamente es un asunto de pasajeros, sino toda una industria. Creo que lo mejor es que estemos sintonizados en que el proyecto sí se realice. El proyecto no son los terrenos, el proyecto es el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México que requiere la capital.

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