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El llamado Presupuesto Base Cero sólo será en los hechos un ejercicio de racionalización del gasto, explicaron especialistas en el Senado, y propusieron que se legisle una normatividad para su elaboración posterior necesaria, en la que México carece de experiencia.

Gabriel Farfán Mares, profesor del posgrado de la Universidad Iberoamericana, dijo que la “racionalización del gasto público” fue una estrategia que se aplicó en los años 80 y 90 “para repensar el presupuesto en el marco de una crisis, un choque externo o de una carencia o una astringencia presupuestal”.

Farfán Mares participó en la reunión de trabajo sobre “la Reingeniería de la Hacienda Pública en 2016 y el Impacto de la Reforma Fiscal y Presupuesto Base Cero”, en el Senado, bajo la conducción del senador Miguel Cavazos Lerma (PRI), presidente de la Comisión Especial para el Análisis y Seguimiento de las Finanzas Públicas.

El experto señaló a los legisladores que “no se pudo hacer o no se puede hacer un Presupuesto Base Cero por el tiempo tan limitado (para realizarlo) y porque la administración no está adecuada”.

“El Presupuesto Base Cero es una asignatura pendiente y que, aunque no se pudo hacer en este momento, por cuestiones de tiempo, sí es necesario en el futuro”.

Dio cuenta de que en el presupuesto para 2016 se eliminan 56 programas que llama “fantasma”, que carecen de asignación de recursos; otros 261 programas que mostraban duplicidades se fusionan y de ese número quedan sólo 99. Además, en mil 79 programas se aplica una reducción de 23%, y quedarán vigentes 851, detalló.

Servando Peralta, experto de la Universidad Michoacana, propuso que se elabore una Ley del Presupuesto Base Cero, y dijo que puede ser un instrumento “para eliminar los déficits de las entidades federativas y del gobierno federal”.

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