Las protestas postelectorales continuaron ayer en Kenia, donde ya han muerto decenas de personas en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes, que desde el viernes claman contra la reelección del presidente, Uhuru Kenyatta, cuya victoria no reconoce la oposición.

Tras una noche de caos y violencia en diferentes partes del país, donde se han repetido los disparos y escenas de pánico, la tensión continuó ayer en medio de un baile de cifras de víctimas mortales y discursos políticos, sin que mejore la situación.

Mientras el gobierno aseguró que no ha habido víctimas mortales en estos incidentes, que calificó como “aislados” y perpetrados por “criminales oportunistas”, la oposición elevó la cifra a más de 100, entre ellos 10 menores.

Aunque no precisó la fuente de este recuento, aseveró que las víctimas se reparten entre Kibera, Mathare, Dandora, Kawangware (todos ellos suburbios de Nairobi), y también en Kisumu, Siaya, Homabay y Migori.

Por su parte, la organización humanitaria Comisión Nacional para los Derechos Humanos de Kenia (KNCHR) informó de que 24 personas han muerto por disparos de la policía. Fuentes policiales cifraron en al menos 11 los decesos.

Una de las muertes que más ha conmocionado al país es la de una niña de 10 años que fue alcanzada por un disparo cuando jugaba junto a otros niños en el balcón de su casa de Mathare, un suburbio de la capital donde la situación parece haberse calmado en las últimas horas.

En Kibera, el mayor barrio chabolista de Nairobi, los vecinos siguen encerrados en sus casas debido a la gran presencia de fuerzas de seguridad, que han cargado con munición real y gas lacrimógeno contra las personas que salieron a la calle.

Varios portavoces de la coalición opositora Súper Alianza Nacional (NASA, por sus siglas en inglés) denunciaron la “brutalidad” de la policía, a la que pidieron que “deje de matar” a sus seguidores. Sin embargo, hasta anoche no se había registrado ningún pronunciamiento público de su líder, Raila Odinga, al que muchos esperaban para que calmara la tensión que se vive en los principales feudos de la oposición.

Pese a que la NASA pidió a sus seguidores “permanecer en calma y lejos de las balas”, reiteró que no va a acudir a los tribunales para impugnar el resultado de las elecciones, porque la proclamación de este “gobierno ilegal” debe juzgarse en el “tribunal de la opinión pública”. Las protestas arrancaron tras el anuncio de la victoria electoral de Kenyatta. La oposición presentó resultados alternativos que daban la victoria a su candidato. Muchos temen que las protestas deriven en una ola de disturbios postelectorales como los de 2007, cuando Odinga rechazó los resultados, lo que desembocó en una ola de violencia político-tribal que acabó con la vida de mil 100 personas.

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, “tomó nota” de los resultados electorales en Kenia y llamó a los líderes políticos del país a pedir el fin de la violencia postelectoral, destacando la importancia del diálogo.

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