El presidente keniano, Uhuru Kenyatta, fue elegido ayer para un segundo mandato de cinco años, aunque la oposición denunció fraudes masivos en los comicios, que tuvieron lugar el martes, y se desataron disturbios masivos.

El jefe del Estado saliente obtuvo 54.27% de los votos, frente a 44.74% logrado por su principal rival, Raila Odinga, de acuerdo con los resultados oficiales. “Así, deseo declarar a Uhuru Kenyatta [...] presidente electo”, declaró el jefe de la Comisión Electoral (IEBC), Wafula Chebukati.

En un mensaje a la nación, Kenyatta tendió la mano a Odinga y a la oposición: “Debemos trabajar juntos, debemos hacer equipo, crecer juntos, hacer crecer juntos a este país”. Además, instó a la paz, asegurando que “no hay ninguna necesidad de violencia”.

Sin embargo, después de que se anunciaran los resultados, estallaron los disturbios en Kibera, feudo de la oposición en Nairobi, donde hubo saqueos, según un periodista de la AFP. En la localidad de Kisumu (oeste), la policía efectuó disparos para intentar dispersar a los manifestantes. Los efectivos, desplegados en anticipación de posibles estallidos de violencia, también lanzaron gases lacrimógenos en varios puntos del país.

Al mismo tiempo, en las ciudades de Nakuru, Eldoret y Nyeri, miles de personas cantaban y bailaban en las calles para festejar la victoria de su campeón, Kenyatta.

Incluso antes de que se anunciara el resultado, la coalición opositora Súper Alianza Nacional (NASA, por sus siglas en inglés) había dicho que no reconocería la victoria de Kenyatta, llamando el proceso electoral una farsa.

“El gobierno se está preparando para triturar la Constitución”, dijo James Orongo, portavoz de la NASA, quien acusó a la Comisión Electoral de no haber escuchado sus quejas sobre el proceso de recuento.

El conteo y la verificación se retrasaron varias veces, lo que aumentó la tensión en este país que es una potencia económica en el este de África, aunque por ley la comisión tenía hasta el martes próximo para anunciar los resultados. La comunidad internacional emitió varios llamados a la calma y a la prudencia.

Diez años después de los peores altercados violentos poselectorales registrados en el país, que dejaron mil 100 muertos, la victoria de Kenyatta hace temer un fuerte resentimiento entre los partidarios de Odinga. Las elecciones fueron declaradas como el enfrentamiento final entre dos hombres, cuyos padres, Jomo Kenyatta y Jeramogi Odinga, fueron aliados en la lucha por la independencia, pero más tarde se convirtieron en férreos rivales dando paso a décadas de rencor político. Odinga libraba además la que es seguramente su última gran batalla política, tras haberse presentado en cuatro ocasiones a las presidenciales, y haber rechazado tanto en 2007 como en 2013 los resultados. Kenyatta, de la élite económica kikuyu, defiende el desarrollo económico del país y la nueva línea ferroviaria entre Nairobi y Mombasa.

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