El escenario está puesto en Varsovia para que el presidente Donald Trump tenga hoy uno de sus mejores días desde que llegó a la presidencia de Estados Unidos.

En la histórica Plaza Krasinskich, frente a las estatuas de los héroes polacos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial, dará su primer discurso público en suelo europeo.

Está previsto que Trump reciba una ovación que contrastará con las protestas presenciadas en Bruselas y Taormina durante su visita al continente en mayo pasado.

En otras palabras, el magnate se sentirá como John F. Kennedy cuando dio su discurso en Berlín en 1963, según analistas.

El foro será posible gracias a los preparativos realizados por la administración de su anfitrión, el conservador Andrzej Duda, quien junto con su homólogo de Hungría, Víktor Orbán, representan la versión más similar a Trump en Europa.

“Fue una elección muy inteligente de Trump el haber aceptado la invitación porque el gobierno polaco es prácticamente una copia de la administración Trump.

“Es Polonia primero, América primero; no a los refugiados, no a la migración, y tienen visiones similares respecto al cambio climático y la lucha contra el terrorismo. Además, ambos son críticos de Bruselas. En síntesis, desde la perspectiva política, para Trump, Polonia es como venir a casa. Todo está puesto para el show de Trump”, dice a EL UNIVERSAL Willem Post, experto en asuntos estadounidenses del Instituto holandés de Relaciones Exteriores Clingendael.

Pero la presencia de Trump en el sexto país más poblado de la Unión Europea es más que una visita de cortesía al más fiel de sus simpatizantes en Europa; va más allá de premiar a uno de los pocos socios de la OTAN que cumplen con la cuota de gastar al menos 2% del PIB en defensa.

El analista afirma que es una llamada de atención para el eje francoalemán, que tras la victoria del centrista Emmanuel Macron ha recuperado la confianza en resucitar el proyecto de integración europea.

“Es una señal a Europa occidental, particularmente a Merkel y Macron, de que para Washington el centro y el este de Europa, con sus movimientos populistas a la alza, importan”, dice.

Sostiene que Trump está intentando mostrar a Polonia como un contrapeso de fuerzas al interior de la UE, dándole su espaldarazo como líder regional.

Durante su breve visita, Trump participará en la cumbre la Iniciativa de los Tres Mares, un proyecto lanzado por Polonia y Croacia en 2016 con el objetivo de promover el comercio, el desarrollo de infraestructura y la independencia energética entre l2 países colindantes con el Adriático, el Báltico y el Mar Negro.

El inquilino de la Casa Blanca hará su contribución a la iniciativa anunciando un acuerdo de exportación de gas natural dirigido a reducir su dependencia energética de Rusia.

“Para Trump, Polonia es el país ideal para visitar, porque le ofrece la carta que le permite silenciar a sus críticos en la UE y la OTAN. Puede decir, ¿Qué tanto critican? Vean, estoy apoyando a Polonia militarmente enviando mil soldados y contribuyendo a reducir su dependencia energética”.

“La carta polaca es parte de un proceso de reequilibrio en Europa, una señal a Macron y Merkel de que Polonia está más en línea con EU. Estamos ante una cumbre realmente importante porque resultará en acciones concretas”, asegura Post.

Sin embargo, lejos de fortalecer a Polonia, Trump podría terminar debilitándola en el tablero geoestratégico europeo, advierte Ryszard Zięba, del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de Varsovia.

“Nuestros políticos no entienden la verdad de fondo. Polonia no puede fortalecer su posición internacional debilitando a la UE porque, a pesar de su crisis, la Unión es un actor internacional fuerte e influyente, y Polonia se muestra ante el mundo a través de su postura en la UE”, dice en entrevista el catedrático.

“Los líderes polacos no deben permitir que Trump los utilice en su contienda con la UE, especialmente ante Francia y Alemania”, agrega.

Si Trump realmente estuviera comprometido con los polacos, continúa, debería esforzarse por desarrollar la cooperación económica, científica, técnica, educativa y cultural.

“Las relaciones con esta gran potencia se concentran ahora en el ámbito militar, y ciertamente eso no puede ser suficiente”.

También la Casa Blanca debería eliminar el requisito de visado para los viajeros polacos. “Es una paradoja para un país proestadounidense que lucha hombro con hombro con los soldados estadounidenses en Irak y Afganistán. Desde los 90 los estadounidenses pueden venir a Polonia sin visa. La asimetría es evidente”, señala Zięba,

Por otro lado, Trump igualmente pretende sacar de esta visita dividendos para su agenda doméstica, dice a EL UNIVERSAL Ruud Janssens, profesor de estudios sobre EU de la Universidad de Ámsterdam.

“Por primera vez EU venderá gas líquido a Polonia y eso ofrecerá la oportunidad a Trump para decir que está trabajando por la economía estadounidense y su agenda de América primero”, indica.

Buscará usar la visita como distractor a todos los problemas que enfrenta en casa y al incumplimiento de sus promesas de campaña. “Hasta ahora, sólo ha logrado la elección de un juez conservador en la Suprema Corte”, señala Janssens.

Luego de su escala en Polonia, los reflectores sobre Trump se centrarán en el posible encuentro que mantendrá con el presidente ruso, Vladimir Putin, durante la ministerial del G20 que se celebrará el viernes y sábado en Hamburgo, Alemania.

Para el historiador Post, hay áreas de cooperación entre los líderes porque ambos están interesados en dividir a Europa y combatir al Estado Islámico en Siria. Aunque toda recomposición de los lazos implicará el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por la anexión unilateral de la península de Crimea y la desestabilización del este de Ucrania.

Ruud Janssens no ve cómo pueda beneficiarle a Trump aparecer retratado con Putin, cuando hay investigaciones en curso sobre los posibles nexos de su administración con Moscú. Afirma que sólo reforzará las sospechas sobre la probable intromisión rusa en los comicios estadounidenses.

“Tiene más que perder que ganar. Además, cualquier iniciativa de gran calado dirigida a recomponer los lazos con Rusia será bloqueada tanto por republicanos como demócratas. No veo ninguna ventaja en reunirse con Putin”, dice Janssens.

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