La popularidad del presidente de Francia, Emmanuel Macron, se desplomó 10 puntos en un mes, informó ayer el semanario Le Journal du Dimanche (JDD).

De acuerdo con la publicación, esa caída se ha visto impulsada por la polémica entre Macron y el antiguo jefe del Estado Mayor del Ejército, Pierre de Villiers.

La satisfacción de los franceses con su mandato se sitúa ahora en 54%, de acuerdo con esa encuesta, realizada por el instituto demoscópico Ifop entre los días 17 y 22 de julio, en pleno pulso con Villiers, quien dimitió el día 19 por su desacuerdo con los recortes.

El JDD destacó que ese retroceso es el segundo mayor experimentado por un presidente después de tres meses en el poder, por detrás de la caída de 15 puntos de Jacques Chirac, entre mayo y julio de 1995.

De Villiers dejó el cargo descontento con el recorte de 850 millones de euros previsto para este año para el Ministerio de Defensa y a pesar de la garantía de Macron de que en 2018 esa cartera tendrá una partida de 34 mil 200 millones de euros, frente a los 32 mil 700 de 2017.

En ese momento, la oposición, tanto a la derecha como a la izquierda del gobierno, no se privó de criticar a Macron por este conflicto y reprocharle que recorte los fondos para el Ejército en un momento en que el país afronta numerosos desafíos tanto en el interior como en el exterior.

El miércoles pasado, el senador de Los Republicanos y ex ministro de Defensa Gérard Longuet se quejó de que el presidente ha optado por defender al Ministerio de Finanzas “en lugar del Ejército”, cuando “el problema es que sobre el terreno el que hace la guerra es el Estado Mayor”.

La presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, denunció en un comunicado que “humillar ante sus tropas a un hombre como De Villiers” no es digno de un jefe de Estado lúcido y responsable”.

El semanario precisa que aunque esa crisis que ha puesto a prueba la autoridad de Macron y ha hecho a los medios cuestionarse por el posible fin de su “estado de gracia” ha tenido un peso importante en la bajada de su popularidad, a los franceses les preocupan también temas como la futura reforma del código laboral.

“Algunos sondeados critican en voz alta una presidencia basada en la comunicación”, indica el director del departamento de Opinión de Ifop, Jérôme Fourquet.

Para comparar, el socialista François Hollande tenía una popularidad de 56% en julio de 2012, y el conservador Nicolás Sarkozy de 66%, cinco años antes, añadió la publicación, que anticipa para Macron un otoño difícil, que tiene ya convocada en septiembre una gran huelga sindical contra la reforma laboral.

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