Miles de opositores votaban el domingo en una consulta simbólica que convocó la alianza opositora para retar al gobierno y boicotear el plan del presidente Nicolás Maduro de reescribir la Constitución , cuando faltan dos semanas para la elección de los miembros de la Asamblea Constituyente.

En coincidencia con la consulta opositora, el Consejo Nacional Electoral -que controla el oficialismo- y el gobierno convocaron un simulacro de votación de los miembros de la Asamblea Constituyente.

Al grito "viva Venezuela ", muchas de miles de personas -algunas portando banderas venezolanas y gorras tricolores- se aglomeraron al amanecer en iglesias, centros deportivos, plazas y calles de la capital, que fueron habilitados como centros electorales para participar en la votación que se inició a las 7 de la mañana y que se extenderá durante al menos ocho horas.

Para la consulta, la coalición opositora habilitó en la capital y los restantes 23 estados unos 2 mil centros de votación, denominados "puntos soberanos".

“Yo firmé por la falta de medicamentos, la falta de comida, seguridad”, afirmó Isabel Santander, una auditora retirada de 67 años, a la salida de un centro de votación en la barriada capitalina de El Valle, antiguo bastión del oficialismo donde en los últimos meses se han multiplicado las protestas antigubernamentales.

“Este mes se decide el futuro del país y de alguna manera hay que demostrarle el descontento al gobierno y decirle que no queremos la constituyente", aseguró Ernesto Dangelo, un estudiante de ingeniería de sistemas de 23 años, tras sufragar en una sala de una iglesia del este de la capital.

La oposición pronostica una asistencia masiva de electores para su consulta y es por ello que imprimieron unas 14 millones de boletas de votación.

La consulta se centrará en tres preguntas: sí rechazan o no la Asamblea Constituyente; sí aprueban o no la renovación de los poderes público y la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir la constitución; y sí demandarán o no a la fuerza armada y a los funcionarios obedecer y defender la carta magna y respaldar las acciones del Asamblea Nacional.

Con esta votación simbólica, la alianza de la Mesa de la Unidad Democrática busca boicotear y consolidar en cifras el rechazo contra el proceso constituyente, que según algunas de las principales encuestadoras locales es objetado por cerca del 85% de la población.

La oposición acusa a Maduro de promover la reforma de la constitución para perpetuarse en el poder, a pesar de un creciente descontento popular alentado por la crisis económica que golpea al país suramericano, y consolidar un esquema de control político y económico similar al modelo cubano.

"Yo sé que estamos en el camino correcto", dijo la víspera el mandatario venezolano al defender su iniciativa constituyente que asegura que es el único camino que tiene Venezuela para lograr la paz y el diálogo.

Tras participar en el simulacro de votación en un centro del oeste de la capital, la primera dama y candidata a constituyente, Cilia Flores, afirmó que la asistencia ha sido “impresionante” y sostuvo que el oficialismo utilizará este evento para verificar la maquinaria. Rodeada de decenas de seguidores del gobierno, Flores dijo a la prensa que la elección del 30 de julio de los miembros de la Asamblea Constituyente será una “gran victoria de la paz, la victoria perfecta”.

El consultor político venezolano Edgar Gutiérrez afirmó que existe gran expectativa sobre el evento opositor y una eventual participación masiva, que podría superar los 7,7 millones de votantes que logró la oposición en los comicios legislativos de diciembre de 2015 que le dieron el control de la Asamblea Nacional.

Gutiérrez dijo a The Associated Press que de darse una votación masiva eso podría generar un fuerte impacto en el país y llevar algunos sectores aliados al gobierno como la fuerza armada "repensar sus apoyos".

lsm

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