Al menos 37 personas murieron y 78 resultaron heridas en el ataque en un complejo de casinos y un hotel de Manila, perpetrado por un hombre armado que, según la policía, pretendía robar, en un incidente que permanece rodeado de confusión. Sin embargo, el Estado Islámico (EI) se atribuyó el tentado.

Las víctimas fallecieron asfixiadas por la humareda causada por un incendio provocado por el atacante, cuyo comportamiento no resulta habitual en los asaltos de delincuencia común, tal como ha sido descrito en la versión oficial, según la cual el sujeto se atrincheró en una habitación, a la que prendió fuego tras rociar con gasolina —que llevaba consigo— varias mesas del casino que alberga el complejo hotelero.

A continuación se suicidó, pegándose un tiro en la cabeza. Los 78 heridos consiguieron huir del Resorts World Manila, muchos de ellos saltando por la ventana.

“No podemos relacionar el incidente con terrorismo. Él no disparó a nadie (...), si fuera un terrorista habría traído bombas o disparado contra todo el mundo”, dijo el director de la policía de Manila, Oscar Albayalde.

Describió al atacante como “blanco, grande y gordo”, y dijo que podría ser un extranjero.

Señaló que el atentado “es obra de un desequilibrado. Puede que fuera un adicto al juego que perdió todo su dinero y se volvió loco”.

Según indicaron los agentes, en la mochila del atacante se encontraron fichas de juego robadas por valor de 2 millones de euros.

Esa versión va en el mismo sentido de la divulgada por el jefe de la policía filipina, Roland Dela Rosa, quien en unas primeras declaraciones a la prensa descartó de madrugada que el ataque tuviera origen terrorista y dijo que el móvil fue el robo.

Dela Rosa indicó que los disparos que efectuó el atacante —cuyo cuerpo apareció ayer calcinado— iban únicamente dirigidos a las cámaras de televisión situadas en el interior del casino. Sin embargo, testigos dijeron que los atacantes eran varios y abrieron fuego indiscriminadamente.

Dela Rosa también aseguró que en el incidente no se habían registrado muertos y que los heridos se produjeron durante la estampida causada por el pánico que el asalto desató entre clientes y empleados.

El portavoz presidencial, Ernesto Abella, describió el ataque como “un incidente aislado relacionado con un robo” y afirmó que la seguridad de la población es la principal preocupación del gobierno.

Pese a que la policía descartó el terrorismo, el EI se reivindicó la acción en un mensaje difundido a través de Telegram. Los yihadistas identificaron al atacante como “el hermano Abu al Jair al Arjabili” y aseguraron que “logró infiltrarse” en el hotel para matar a “un grupo de cristianos combatientes”. 

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