El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, revirtió ayer parte de la histórica apertura del ex mandatario Barack Obama hacia Cuba, al imponer limitaciones más duras para los estadounidenses que viajan a la isla y restricciones para las empresas que hacen negocios con las fuerzas armadas en La Habana, asegurando que “con la ayuda de Dios lograremos una Cuba libre pronto”.

En un discurso en Miami, Trump firmó una directiva que revierte el deshielo a la isla, después del hito diplomático alcanzado en 2014 por los viejos enemigos de la Guerra Fría. Los cambios entrarán en vigor en tres meses, una vez desarrollada la regulación.

“Estoy cancelando el acuerdo completamente unilateral con Cuba de la administración previa”, manifestó Trump en el Teatro Manuel Artime de Miami al presentar las modificaciones, que contribuyó a redactar el senador Marco Rubio. Sin romper relaciones diplomáticas, condicionó cualquier avance en la relación a que Cuba convoque a elecciones supervisadas internacionalmente, libere a los presos políticos y legalice los partidos. Es lo que calificó de búsqueda de “un acuerdo mejor” que el de Obama.

El magnate mantuvo sin cambios varias iniciativas de Obama, incluyendo la reabierta embajada de EU en La Habana, los vuelos comerciales directos y los cruceros. Las remesas desde EU seguirán fluyendo. Y no se va a reinstaurar la política de “pies secos, pies mojados”, que garantizaba residencia a los cubanos que lograban pisar suelo estadounidense y que Obama eliminó poco antes de dejar la Casa Blanca. Tampoco se restablecerán los límites a la cantidad de ron y cigarros que los estadounidenses pueden traer de la isla para uso personal.

Sin embargo, Trump aseguró: “No seguiremos callados ante la opresión comunista”. El exilio cubano en Miami celebró las medidas.

El gobierno cubano rechazó lo que llamó “retórica hostil” y un “retroceso en las relaciones entre los dos países, según publicó el diario oficial Granma. Las medidas, subrayó, “están destinadas a fracasar”. Sin embargo, reiteró su “ voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo”.

Los cubanos se mostraron desanimados con el anuncio de Trump. “Es como volver a la Guerra Fría”, dijo la isleña Idania del Río.

El nuevo enfoque de Trump, que será consagrado en una nueva directiva presidencial, busca un cumplimiento más estricto de una vieja prohibición sobre los estadounidenses que viajan a Cuba como turistas, y prevenir que se usen dólares para financiar al gobierno. Quedarán prohibidas la mayoría de las transacciones comerciales de EU con el Grupo de Administración Empresarial (GAESA) —un conglomerado militar involucrado en todos los sectores de la economía—.

Expertos vaticinan una caída en EU en las reservaciones de boletos de avión, cruceros y hoteles hacia la isla. “Para la economía cubana y el sector privado este cambio es un gran golpe”, dijo Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano. “Las nuevas medidas estarán atacando las dos únicas fuentes de crecimiento que tiene la economía cubana: el turismo y el sector privado”, destacó el economista cubano Pabel Vidal, de la Universidad Javeriana de Cali, Colombia.

Cuando Obama anunció el acercamiento en 2014, dijo que era hora de un nuevo enfoque hacia Cuba. Los asesores de Trump critican la falta de avances en las libertades políticas y que sólo se ha beneficiado al gobierno.

Tras el anuncio, la Secretaría de Relaciones Exteriores en México exhortó a Cuba y EU “a encontrar coincidencias por la vía del diálogo y solucionar así sus diferencias”. Con información de Ariadna García

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