El revés infligido a Theresa May en las legislativas británicas del jueves puede cambiar la situación de cara a las negociaciones del Brexit, que la primera ministra abordará en posición de debilidad, si es que continúa en el cargo.

Al perder su mayoría absoluta en el Parlamento, la jefa del gobierno conservador no sólo perdió la apuesta de reforzar su autoridad, sino que sembró incertidumbre sobre su capacidad para imponerse en las discusiones con Bruselas, que deben empezar el 19 de junio, señalan los expertos.

El resultado podría llevar al Reino Unido a “adoptar un tono menos agresivo”, en particular sobre su reivindicación de un Brexit “duro” que implicaría la salida del mercado único, subraya el profesor Simon Hix de la London School of Economics. “El Brexit ‘duro’ fue a parar a la basura”, señaló el ex ministro conservador de Finanzas George Osborne.

May convocó estas legislativas anticipadas para lograr una posición de fuerza y atajar eventuales reticencias en el seno de su partido. En su lugar, “se encuentra con un crédito político muy dañado en el momento de emprender las negociaciones”, subraya Keith Featherstone, especialista de política europea en la London School of Economics.

“El resultado no deja evidentemente dudas ni para [la canciller alemana] Angela Merkel ni para [el presidente francés] Emmanuel Macron, ni para nadie. Esto cambia la dinámica”, insiste el politólogo Paul Kelly.

El problema para May es doble. En el plano internacional, su reputación ha sufrido un fuerte revés. “Ahora cuando presente sus exigencias” a los socios europeos, “estos podrán decir: muy bien, pero ya veremos”, señala Kelly. A la primera ministra le costará también imponer su autoridad en su propio campo y corre el peligro de depender más de los euroescéptico conservadores.

“Si hubiese obtenido un mandato fuerte, podría haber tenido más peso para solucionar cuestiones como la de la factura que Bruselas reclama a Londres. Pero ahora deberá solucionar primero los problemas dentro de su partido y algunos dirán que no hay que dar ni un solo penique a Bruselas”, agrega Kelly. Las estimaciones de esta factura a pagar por Londres oscilan entre los 50 mil y los 100 mil millones de euros.

Nigel Farage, ex líder del partido eurófobo UKIP, está preocupado. “El Brexit está en peligro”, dijo.

Los detractores del Brexit, por su parte, reclaman un giro en la forma de abordar la salida de la Unión Europea. “La gente no ha votado para salir del mercado único”, lanzó Gina Miller, responsable de la campaña eurófila “Best for Britain” (lo mejor para Gran Bretaña).

La Unión Europea está preocupada. “Nuestra responsabilidad ahora es garantizar el Brexit menos perturbador. No hay tiempo que perder”, tuiteó Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo. Jean-Claude Juncker, presidente del ejecutivo comunitario, recalcó que la UE espera “desesperadamente el inicio de las negociaciones. Esperamos no experimentar retrasos”.

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