Miles de opositores venezolanos bloquean importantes vías de Caracas y otras ciudades del país, al entrar este lunes en su séptima semana de una oleada de protestas con la que exigen la salida del poder del presidente Nicolás Maduro.

Cubriéndose con paraguas o capas de la lluvia que ha caído de forma intermitente, miles de personas están apostadas en la neurálgica autopista Francisco Fajardo, en el este de Caracas, en lo que la oposición convocó como el "gran plantón contra la dictadura".

Algunos juegan cartas, cantan, tocan la guitarra o leen, sentados en sillas de playa o en el asfalto y hasta acostados en colchonetas. Llevaron agua y emparedados para todo el día. A ratos lanzan consignas como: "¡Libertad!".

La jornada se extenderá por 12 horas hasta las 19:00 horas locales (23:00 GMT) y no se descartan nuevos brotes de violencia. En Caracas, una veintena de grupos de encapuchados puso ya barricadas en varios puntos de la autopista.

Maduro enfrenta manifestaciones desde el pasado 1 de abril, que dejan 38 muertos y cientos de heridos y detenidos, de los cuales un centenar, según organizaciones de derechos humanos, están siendo procesados por tribunales militares.

"No hay libertad, nos reprimen, no hay comida y cuando hay es extremadamente cara, voy a seguir en las calles hasta que haya cambio", dijo el docente Miguel Martínez.

La coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) exige elecciones generales para resolver la grave crisis política y económica, que se refleja en una fuerte escasez de comida y medicinas, y la inflación más alta del mundo, que escalaría a 720% este año según el FMI.

"Mi padre falleció por falta de medicamentos. No hay comida y cuando encuentras está carísima. Aquí te matan por un celular. Todo es un desastre", dijo Katty Biagioni, sicopedagoga de 43 años, quien lee dentro de una tienda de campaña.

En las marchas, los opositores también rechazan la convocatoria del mandatario a una Asamblea Nacional Constituyente "popular", con la que, a su juicio, busca evadir elecciones y afianzarse en el poder.

"Vamos a seguir en la calle hasta que el cuerpo aguante para que Maduro se vaya porque cada vez hunde más al país. Con la Constituyente se profundiza la dictadura", declaró a AFP Alberto Barrios, docente de 28 años, quien se guarecía de la lluvia bajo un puente de la autopista en Caracas.

Pero Maduro, cuya gestión es rechazada por entre 70% y 80% de venezolanos según encuestas privadas, asegura que la Constituyente traerá la paz al país y hace tres días prometió que en 2018 habrá elecciones presidenciales "llueva, truene o relampaguee".

La convocatoria a la Constituyente aumentó la tensión política pues al menos la mitad de los 500 asambleístas serán elegidos por sectores sociales en los que el gobierno ejerce fuerte influencia, lo que pone en duda el "voto universal".

"No hay forma de que Venezuela se cale (aguante) esto. Mientras haya dictadura, no va a haber tranquilidad", afirmó el diputado Freddy Guevara, vicepresidente del Parlamento, único poder del Estado controlado por la oposición.

lsm

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