El aspirante de Movimiento en Marcha es el favorito de las encuestas para pasar a segunda ronda y unir a los votantes de la derecha y la izquierda contra Marine Le Pen.

Candidato por primera vez en cualquier tipo de elección, Macron (1977) intenta aprovechar esa ficha en una campaña marcada por el hastío ante los políticos tradicionales. Sus detractores responden precisamente que él no es un político, sino un oportunista sin programa que supo aprovechar las circunstancias.

Macron puede presumir de una personalidad inabarcable: joven prodigio de las letras que enamoró a su profesora de Literatura (hoy es su esposa, 24 años mayor que él), académico apadrinado por una de las figuras del Mayo del 68, y brillante banquero que se enriqueció en Rothschild. Entró en política porque el aún presidente, el socialista François Hollande, le pidió en 2012 que fuera su asesor y luego su ministro de Economía. Macron impulsó algunas de las leyes más liberales y polémicas del gobierno, y cuando vio que éste se hundía lo dejó para fundar su propio movimiento político asegurando que el sistema de “partidos tradicionales” le parece “vacuo”.

Próximo a las élites económicas y europeísta, Macron aspira a ser presidente gracias a su discurso regeneracionista contra un establishment político que, dice, hundió el país en la ineficacia. “Mi oferta es unir la socialdemocracia, la ecología realista, la derecha moderada y el gaullismo social”, aseguró el mes pasado. Para algunos, esa asociación de ideas enfrentadas tiene sentido; para otros, no.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses