Donald Tusk renovó su mandato como presidente del Consejo Europeo pasando a la historia como el primer funcionario comunitario en ocupar un alto cargo sin contar con el espaldarazo de su país de origen, Polonia.

El régimen polaco de Jaroslaw Kaczynski se opuso a la reelección desde el inicio del proceso presentando su propio candidato, el eurodiputado Jacek Saryusz-Wolski, y mantuvo su voto en contra hasta el final.

Su enfado por la ratificación de Tusk fue de tal nivel, que se negó a firmar las conclusiones adoptadas por el Consejo.

Debido a que la unanimidad no es requerida para nombrar al “presidente” de la UE, Tusk logró prolongar su mandato hasta noviembre de 2019.

Las relaciones entre Kaczynski y Tusk se remontan a los años en que eran colegas en el sindicato anticomunista Solidaritet, pero tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de un enemigo en común tomaron caminos opuestos.

Kaczynski encabezó la oposición ultraconservadora en la época en que Tusk fue primer ministro, entre 2007 y 2014, y lo señala como responsable del accidente aéreo de 2010 en el que perdió la vida su hermano gemelo, Lech Kaczynski, entonces presidente.

La primera ministra polaca, Beata Szydlo, justificó la oposición de su país a la renovación del mandato afirmando que Tusk “carece de neutralidad para ejercer este cargo”.

Pero el resto de los socios de la Unión no estaban dispuestos a complacer a Kaczynski, quien manifiesta su euroesceptisimo cada vez que tiene la oportunidad de frenar la integración europea.

Incluso, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, aliado de Kaczynski cuando se trata de torpedear la colaboración comunitaria, prefirió no tomar partido.

Para Bruselas, Tusk cumple una función fundamental, la de puente entre el bloque de los países del este y occidente.

Además ha demostrado gran capacidad para conducir al órgano más importante de la Unión, el Consejo Europeo, en momentos en que el bloque sufre una profunda crisis de confianza y enfrenta serias amenazas como el terrorismo, la dependencia energética y el avance de las corrientes xenófobas.

“Trabajaré por una Europa más unidad con todos los estados miembro, sin excepción”, aseguró Tusk en  un claro mensaje a Varsovia.

Además de confirmar el mandato de Tusk, los Jefes de Estado y de Gobierno abordaron durante la primera jornada de su cumbre de dos días el estado de la economía comunitaria.

Afirmaron que la situación mejora en todos los estados miembros, al tiempo que el déficit va a la baja como resultado de las medidas de austeridad.

También discutieron la “frágil” situación en los Balcanes, en donde aumenta el temor de que se reactive la tensión étnica y territorial que desencadenó los conflictos armados en los 90.

Gran Bretaña ha acusado a Rusia de entrometerse en los asuntos internos de la región, Montenegro ha denunciado que actores estatales rusos” intentaron un golpe de estado en las elecciones de octubre pasado para tratar de echar abajo las aspiraciones del país de ingresar a la OTAN, mientras que la UE alerta que los Balcanes corren el riesgo de convertirse en “un tablero de ajedrez” de las grandes potencias.

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