Washington.— El FBI y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) realizan una operación conjunta para saber quién filtró y cómo llegaron los archivos de la CIA a WikiLeaks, informaron fuentes de ambos servicios de inteligencia.

La CIA no quiso confirmar la veracidad de los documentos —existe la posibilidad que los informes revelados estén modificados y no sean reales— que exhibirían supuestas técnicas de espionaje electrónico, pero aseguró que su publicación pone en peligro a ciudadanos de Estados Unidos. “Tales filtraciones no sólo ponen en peligro a personal estadounidense y operaciones, sino que otorga a adversarios herramientas e información que nos pueden hacer daño”, indicó en comunicado la portavoz de la CIA, Heather Fritz Horniak.

Además, defendió el trabajo de “recolección agresiva de inteligencia en el extranjero” que realiza la agencia para proteger a Estados Unidos.

En tanto, el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, dijo que el presidente Donald Trump está “muy preocupado” por la filtración.

Durante su campaña electoral, el magnate dijo “amar” a WikiLeaks por una filtración e, incluso, alentó al ciberespionaje ruso a atacar al Partido Demócrata, de la ex candidata Hillary Clinton. Sin embargo, ahora ve cómo una agencia bajo su mando ha sido atacada. Spicer quiso salir al paso de las críticas al mandatario ante un doble rasero por filtraciones y aseguró que “hay una enorme, enorme diferencia”, entre ambos casos, ya que la filtración de esta semana tiene que ver con temas de seguridad nacional.

Mientras tanto, Spicer advirtió que “cualquiera que filtre información clasificada recibirá el más alto castigo ante la ley”.

Según Reuters, las agencias de inteligencia de Estados Unidos sabían desde finales de año que había una fuga de información, que intuyen que se trataría de las actuales filtraciones de WikiLeaks.

Para los expertos, lo más preocupante es que la CIA haya tenido el “descuido” de ver cómo su supuesto arsenal de ciberataque se ha visto comprometido y ha sido publicado impunemente, un “verdadero escándalo y algo realmente dañino” para una agencia dedicada a la inteligencia.

La vulnerabilidad de los usuarios. Los archivos del denominado “Vault 7” demuestran que la CIA tenía detectados varios fallos en sistemas operativos de aparatos electrónicos como teléfonos celulares o televisores inteligentes, lo que ha llevado a las grandes empresas tecnológicas a salir al paso para tranquilizar a sus usuarios.

“Análisis iniciales apuntan que la mayoría de los clientes están protegidos contra lo que se ha filtrado”, informó Apple en un comunicado.

Samsung, cuyos televisores también eran usados para espiar, apuntó que la “prioridad es proteger la seguridad y privacidad de sus aparatos” y aseguró que investigará “de manera urgente”. Google, dijo que estudia los fallos.

La filtración despertó dudas en la población estadounidense, más consciente cada vez del poder de espionaje de su país en su privacidad.

Sin embargo, expertos se apresuraron a recordar que la CIA no tiene competencias de inteligencia en territorio nacional, a diferencia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y su programa de escucha masivo, revelado en 2013 por Edward Snowden.

Mientras tanto, el director del FBI, James Comey, dictó ayer en la tarde en Boston una conferencia en la que, sin hacer referencia directa a las filtraciones de WikiLeaks, sentenció que “no hay nada parecido a la absoluta privacidad en Estados Unidos” porque “no hay un lugar en el país fuera del alcance de la justicia”.

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