El 5 de marzo de 2013, cuando los venezolanos recibieron la noticia de la muerte, por cáncer, del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en Cuba, necesitaban 2.3 salarios mínimos para pagar el costo de la canasta alimentaria familiar.

Al cumplirse, hoy, cuatro años del deceso del líder de la revolución socialista que comenzó a afincarse en 1999 en el país con las mayores reservas mundiales de petróleo, y según datos a enero de 2017, los venezolanos requieren 20.4 sueldos mínimos para cubrir el valor de alimentos y bienes de consumo básico. Los datos, suministrados a EL UNIVERSAL por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, exhiben la profundidad de la crisis de Venezuela, con un agudizado desabasto de alimentos y artículos esenciales. Otra cifra muestra la grave situación: de los 31.1 millones de habitantes, 81% —más de 25.7 millones— ya estaba en pobreza en 2015, según un estudio de las universidades Central Simón Bolívar (pública) y Católica Andrés Bello (privada) y de fundaciones no estatales.

En abril de 2016, el Fondo Monetario Internacional pronosticó una inflación de al menos 720% ese año y que el incremento será de 2 mil 200% en 2017, tras llegar a 180.9% en 2015. En diciembre pasado, el FMI confirmó que el dato inflacionario superó 700%, pero corrigió su proyección de que la economía venezolana decrecería 8% en 2016: la caída fue de 10%, “la peor evolución” mundial, alertó. El chavismo achaca los problemas a una “guerra económica” que la “mafia” derechista opositora, en conspiración con el gobierno de Estados Unidos, lanzó contra la revolución para derribar los logros socioeconómicos y políticos socialistas. Wa-
shington rechaza los cargos.

Pese a las predicciones, el presidente Nicolás Maduro, escogido por Chávez como su reemplazo, anticipó en diciembre pasado que 2017 y 2018 serán de expansión económica, política y social y alegó que de 2016 “hemos salido victoriosos en todos los campos” con una estrategia “correcta y exitosa”, porque “las fórmulas de la revolución han permitido atenuar los daños catastróficos que vaticinaban” los opositores.

“En estos momentos, Venezuela refleja lo que fue la siembra de la miseria cuando Chávez fijó políticas económicas que acabaron con la producción”, dijo la diputada Laidy Gómez, del opositor partido Acción Democrática e integrante de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que reúne al antichavismo. “Esas políticas fueron paridas por las membranas de Chávez, como las expropiaciones de las unidades de producción que tenía Venezuela. Todo eso se lo debemos a Chávez. Podemos decir que Chávez sembró la semilla de la miseria y lamentablemente su heredero resultó ser una persona con incapacidad, pública y notoria, y sin sentido democrático”, dijo Gómez a este diario. Maduro es “insensible ante la miseria humana que vive Venezuela y que fue sembrada por Chávez”, adujo.

A la hoguera socioeconómica se unen inseguridad y crisis institucional. Venezuela se consolidó en 2016 como el segundo país más violento del mundo con una tasa de homicidios que es 3.6 veces superior a las de Colombia y Brasil y un contexto de “arbitrariedad en el poder, empobrecimiento y escasez” que provocó la “aparición generalizada de la violencia por hambre”, según el (no estatal) Observatorio Venezolano de Violencia.

La MUD recalcó que hay casi 100 presos políticos y que crece la represión. El martes anterior, y con la Casa Blanca atenta al escenario venezolano, el Senado de EU pidió la libertad inmediata de los reos políticos y respaldó la gestión del secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, de aplicar la Carta Democrática Interamericana a Venezuela por violaciones democráticas.

El régimen gobernante desconoce el dominio que la oposición tiene desde enero de 2016 en la Asamblea Nacional y que ganó en los comicios legislativos de diciembre de 2015. Con expectativas cada vez más disminuidas de que el diálogo chavismo-antichavismo, instalado en octubre de 2016 con mediación externa, abra rutas reales de un acuerdo por vía electoral y revierta el deterioro generalizado, el panorama es incierto.

Venezuela, narró Gómez, “está en este momento en una confrontación bastante dura, por culpa de lo que sembró Chávez”. Pero el presidente Maduro opinó al contrario e instó el viernes pasado a los venezolanos “a seguir construyendo el milagro que dejó el comandante Chávez”.

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