Los habitantes de Amberes, la segunda ciudad más grande de Bélgica, por un momento pensaron que serían, después de Londres, el siguiente blanco de la yihad.

El temible fantasma del terrorismo se hizo presente alrededor de las 11:00, hora local, cuando un individuo se lanzó con su coche a gran velocidad por la avenida comercial más importante del puerto. “El vehículo fue conducido a gran velocidad por la Meir. Los peatones tuvieron que saltar a un lado para evitar ser atropellada”, informó el jefe de la policía de Amberes, Serge Muyters.

El conductor posteriormente ignoró la indicación de detenerse dada por fuerzas de seguridad que patrullaban la zona, se pasó un alto y finalmente fue inmovilizado al llegar al muelle frente al río Escalda. El saldo fue blanco, pero Muyters indicó que la integridad de la multitud fue expuesta en múltiples ocasiones.

El conductor de 39 años fue identificado como Mohamed R, de nacionalidad francesa y residente en Francia; al momento de su detención se encontraba en estado etílico.

Aunque oficialmente no se ha declarado como “acto terrorista”, la posibilidad no queda descartada ante la presencia de una serie de elementos que hacen sospechar que su intención era repetir el atentado registrado el miércoles en Londres por Khalid Masood. Según el reporte policiaco, el tunecino iba vestido de camuflaje y en su auto se encontró un rifle antidisturbios, armas blancas y un aerosol con sustancias no identificadas.

“Permaneceremos vigilantes”, dijo el premier Charles Michel, tras reconocer el trabajo realizados por las fuerzas de seguridad belga. El intento de atropello se registró un día después del incidente terrorista de Londres y de los actos conmemorativos para recordar a las víctimas de los ataques kamikazes de hace un año en Bruselas. La seguridad fue reforzada en Amberes, ciudad señalada desde hace tiempo por los servicios de seguridad como blanco potencial de la yihad por tener una importante población musulmana; entre sus retos principales está la polarización de sus habitantes.

Ubicada al norte del país, la urbe constituye la base del partido Interés Flamenco, previamente llamado Bloque Flamenco, una fuerza política abiertamente xenófoba y opositora al Islam; y es gobernada por Bart de Wever, presidente de la Nueva Alianza Flamenca, que fundamenta su plataforma política en la separación de Flandes de Bélgica. Los tribunales de Amberes fueron cruciales para disolver la organización radical musulmana Sharia4Belgium y poner tras las rejas a sus líderes, simpatizantes del antiguo líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden, y promotores de la radicación islámica.

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