Maru Mora Villalpando fue ayer la imagen y la voz de los millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos. La mexicana, con casi 25 años viviendo en territorio estadounidense sin papeles —ahora en el estado de Washington—, es una activista que trabaja desde hace tiempo por la justicia de los inmigrantes, en un movimiento de “resistencia” que va más allá de las órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Donald Trump.

Mora Villapando apareció ayer sin miedo delante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para hacerse presente y pedir acciones para frenar los decretos antiinmigrantes de Trump.

¿Cómo salen de la audiencia de la CIDH sobre los decretos de Trump?

—Contentos. El hecho de haber tenido una audiencia es algo increíble. Habíamos hablado de esto junto con la Clínica de Derechos Humanos Internacionales de la Universidad de Washing-ton desde 2014. Estamos muy contentos, la gente en detención y la gente indocumentada está esperanzada en que esto dé resultado. Tener esta atención pública es importantísimo. Además, la Comisión está de acuerdo con nosotros: es un tema muy relevante y necesitan trabajar en esto. Dijeron que les demos más información, cosa que estamos dispuestos a hacer.

¿Cómo describiría las acciones ejecutivas antiinmigrantes del presidente Trump?

No son más que el resultado de toda una máquina de deportación que se vino construyendo desde hace muchas décadas, y que creció increíblemente bajo Barack Obama. Ahora han dado las llaves de una maquinaria increíble de detención y deportación a un régimen fascista. Estas órdenes ejecutivas tienen la simple y sencilla intención de mantenernos bajo miedo y evitar que nos organicemos y peleemos, y crear un sistema que viva de la mano de obra barata y desechable de inmigrantes como nosotros.

Muchos lo ven como un intento de criminalizar la inmigración.

—Están procurando crear las condiciones necesarias para que más gente entre al sistema masivo de detención. Nuestro enfoque ahora como resistencia es preparar a la gente: la ley no está de nuestro lado. Lo más probable es que traten de deportarnos lo más pronto posible.

¿Qué ha cambiado con Trump?

—El acceso al poder que se le ha dado a este señor es ilimitado. Aunque todavía existe la Constitución parece que este régimen ha decidido que no aplica. Lo vemos en todo tipo de decisiones: no sólo en las órdenes ejecutivas sino también del tipo de personas que ha puesto en su gabinete. Mucha gente habla de que si sacamos a Trump se resuelve el problema y no es así. Este señor ha puesto en muchos departamentos críticos a gente que es netamente racista, anti inmigrante, antimujer, antipobre… que tienen el poder político de determinar qué tipo de leyes aplican y qué leyes no.

¿Cuál es su apuesta para frenarlo?

—Hace varios años nos unimos a la campaña “Ni Una Deportación Más” que implicaba tomar acción directa. Lo que hicimos fue parar deportaciones del centro de detenciones regional de inmigrantes de Takoma (Washington). Desde entonces nosotros decidimos mantenernos como grupo, apoyar a la gente en detención, que se organicen para poder terminar con el centro de detención desde dentro.

Es el mismo centro donde está el dreamer Daniel Ramírez.

—Sí, y estuvimos nosotros trabajando desde afuera haciendo acciones directas. Tiene un equipo de 16 abogados y sin embargo sigue adentro. Ese es nuestro punto: alguien como él, que tiene toda la atención del mundo, no ha podido salir. Entonces, ¿qué esperanza tenemos todos los demás que no somos los inmigrantes perfectos o que no tenemos y no vamos a tener 16 abogados, ni siquiera vamos a tener uno?

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